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OPINIÓN - DOMINGO, 29 DE MAYO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Charla con Inmaculada Ramírez
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El jueves pasado, coincidí con Inmaculada Ramírez en la sala de estar de un hotel. Inmaculada ha sido, durante cuatro años, diputada y portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de la Ciudad. Inmaculada es una mujer extraordinaria, cuyo paso por la política activa no creo que le haya aportado beneficio alguno. A pesar de su evidente preparación y del entusiasmo con el cual abordó sus funciones.

Cuando se lo recuerdo, Inmaculada, que es una gran señora, me responde que ser diputada le ha supuesto adentrarse en un mundo que desconocía: el de la política vivida diariamente y con intensidad. Y me dice que también ha conseguido algo a lo que ella le concede su valor: Saber aceptar las críticas negativas de los medios sin perder la compostura. Lo cual considera que no es tarea fácil. Puesto que reconoce que hubo momentos en los que estuvo a punto de perder los estribos.

Intento tirarle de la lengua, diciéndole que nunca entendí como una mujer como ella, que tiene maneras y saber estar, pudo aceptar el cargo de portavoz de su partido frente a una mayoría absoluta que no era propicia para el lucimiento.

Pero Inmaculada se mantiene en sus trece. Mira, Manolo, mentiría si no te dijera que llegué verde a mi escaño. Y que necesité un tiempo para adaptarme a ejercer un cometido que me era desconocido. Aunque no es menos cierto que puse todo el empeño del mundo en la tarea. Y, sobre todo, creo haber conseguido el respeto de todas las personas que me han tratado durante cuatro años. Al margen de los desencuentros tenidos en los plenos y en otras discusiones internas.

Pero no me negarás, estimada Inmaculada, que los políticos no se caracterizan por lo que hacen, que suele ser poco, sino por lo que dicen, que siempre es muchísimo.

-Yo no tengo tan mal concepto de los políticos como parece que lo tienes tú. Quizá sea debido a que he estado cuatro años participando activamente en la vida pública. Y quiera que no, Manolo, una termina teniendo apego por los compañeros. Es más, ese afecto es casi general. Y es que ya sabes lo que se dice del roce…

Inmaculada, al paso que vas, acabarás negándome lo que era un secreto a voces: que tu partido, el Partido Socialista, no te ayudaba lo más mínimo en tu labor de portavoz.

-Pues te lo niego. Es más, aprovecho la ocasión para dar las gracias a tu periódico, ‘El Pueblo de Ceuta’, por el trato que le ha dispensado a José Antonio Carracao, durante la campaña electoral. Y qué decir de ti. Aunque no te hayan gustado las declaraciones hechas por José Antonio acerca de la reducción de cargos del PP.

Resumiendo, señora Ramírez, que tu paso por la política no ha sido tarea en balde, sino que te ha dado la oportunidad de aprender. Y, por encima de todo, según me has afirmado, te ha servido para domeñar tus nervios en momentos donde el cuerpo te pedía guerra.

-Cierto. Por lo que a partir de ahora me será posible mostrarme mucho más templada en situaciones donde antes me costaba mucho esfuerzo morderme la lengua.

Inmaculada Ramírez, gran señora, te deseo lo mejor. Y te aseguro que has dejado huella en tu paso por la Casa Grande.
 

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