Ya se cuentan los días para que la sucursal del Banco de
España en la ciudad eche el cierre después de más de medio
siglo de funcionamiento. Algunos de los once trabajadores de
la sede serán reubicados en otras sedes, mientras que otros
han optado por la prejubilación. No obstante, aún les quedan
dos meses de trabajo en Ceuta, en los que se emplearán en
empaquetar todo el material de la sucursal. A partir de
ahora, los clientes tendrá que solicitar los servicios a
través de la web.
La cuenta atrás para que cese la actividad del Banco de
España en la ciudad ya se está acercando a su fin. En tres
días la sede echará el cierre, al igual que otras seis
sucursales de esta entidad en el resto del país. No
obstante, los once trabajadores que tiene el banco en Ceuta
seguirán en sus puestos hasta el 31 de julio, momento en el
que el edificio pasará a Patrimonio, mientras que algunos de
los empleados pasarán a otras sedes y otros se jubilarán de
forma anticipada. Hasta entonces queda una larga tarea por
delante, desmantelar las oficinas. Allí las cajas ya se
amontonan en las esquinas. En ellas se guardan papeles y
material de oficina, mientras que en las memorias de los que
se van, se agolpan los recuerdos cosechados durante sus años
de trabajo en Ceuta. El más veterano lleva treinta años en
su puesto, mientras que el más joven se incorporó el pasado
año.
Para José María Hernández, representante ceutí del Sindicato
Autónomo de Trabajadores del Banco de España (SATBE), este
cierre supone el broche a diecisiete años de trabajo en la
sucursal de la ciudad. A ella llegó a principios de la
década de los noventa, acompañado de una familia que, casi
dos décadas después, ya ha echado sus raíces en esta tierra.
Ahora, él se irá a la sede de Málaga donde le han destinado,
sin embargo seguirá “vinculado a la ciudad” ya que mantendrá
aquí su domicilio. “Para mi Ceuta no ha sido un lugar de
tránsito sino de acogida, ya que me siento un caballa más”.
“Este sólo es otro cambio”, señala Hernández que desde su
entrada en al empresa en el año 75 ha pasado por varias
sucursales. “La diferencia es que los otros cambios de sede
vienen motivados por la búsqueda de un ascenso y el
trabajador interioriza que si quiere prosperar necesita irse
a otra ciudad, sin embargo, en esta ocasión el traslado es
obligatorio”, especifica el representante de SATBE. Por
ello, el proceso para asumir el cierre ha sido largo.
“Anímicamente hemos atravesado varias etapas, desde la
incertidumbre que sentimos cuando nos comunicaron el cierre
hasta que asumimos el traslado”, cuenta Hernández.
El ambiente en el banco ahora es relajado, a los
trabajadores sólo les queda la resignación ante un cambio
promovido desde la sede central y que supone la retirada de
lo que ha sido todo un símbolo en la ciudad. A pesar del
apoyo recibido desde el gobierno, no se ha podido hacer nada
por evitar su clausura. Con el cierre, algunos de los
servicios que la sede prestaba se externalizarán, como el
sistema de depósito. Por otro lado, el público deberá acudir
a otras sucursales del banco para realizar canje de monedas
o acudir a la web para otros servicios como la suscripción
de deuda pública.
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