Los efectos de la crisis se dejan notar también en delitos
como el tráfico de hachís a pequeña escala, que tras unos
años a la baja, ha repuntado en la ciudad. Mientras que el
volumen de droga oculta en vehículos que la Guardia Civil ha
incautado en el preembarque del puerto se mantiene en los
cuatro primeros meses del año en cifras similares a las de
2010, con 4,5 toneladas frente a 4,7, el número de detenidos
por el Cuerpo Nacional de Policía como ‘muleros’ ha pasado
de 200 a 270, lo que supone un incremento del 35%.
La crisis económica que sufre el país tiene un efecto
colateral en Ceuta: el incremento del tráfico de hachís a
pequeña escala. Mientras que los intentos de pase de la
droga ocultos en vehículos, que detecta la Guardia Civil en
la zona de preembarque del puerto, se mantiene en cifras
similares a las de 2010, las detenciones practicadas por el
Cuerpo Nacional de Policía de personas que portan la droga
en su organismo u adherida a su cuerpo han crecido un 35%.
En vehículos
De acuerdo con los datos proporcionados por la Guardia
Civil, en los cuatro primeros meses del año, el volumen de
hachís que se ha requisado suma 4,5 toneladas, mientras que
en el mismo periodo de 2010 fueron 4,7. Por meses, el de más
éxito en cuanto a la detección de esta clase de delito por
la Guardia Civil fue con diferencia en 2010 fue marzo, con
1.678.091 gramos (1,6 toneladas) incautados. A este
siguieron, con cifras muy similares que superan por poco la
tonelada, los meses de enero y abril, mientras que en
febrero se requisaron casi 961 kilos. Todo ello suma 4.746
kilos de droga.
Por su parte, en los primeros meses de 2011 de los que
existen datos completos el que registró una mayor actividad
en cuanto a los intentos de pase de droga a la península en
los huecos de vehículos ha sido febrero, con 1,3 toneladas.
El primer mes del año y el siguiente, marzo, registran
cifras muy similares, mientras que el pasado mes de abril
cayeron de forma significativa hasta los 792,4 kilos.
En cuanto a las cantidades interceptadas en cada caso, en
los turismos suele transportase una media de 40 kilos,
mientras que las cantidades máximas detectadas a bordo de
camiones han sido de 500 en una partida que se halló en 2010
y unos 380 encontrados en un vehículo pesado este año.
La droga se oculta en los habitáculos más insospechados
tanto de turismos como en el caso de camiones, caravanas y
furgonetas, pero los perros de la Unidad Cinológica de la
Guardia Civil resultan muy efectivos a la hora de
detectarla, según destacan desde la Comandancia.
Sin embargo, y tal como apuntan también desde la Guardia
Civil, mientras que la tónica es la misma en el caso de las
ocultaciones de droga en vehículos, la modalidad de tráfico
a pequeña escala, mediante la introducción de bellotas de
hachís en el organismo -los llamados ‘culeros’ o ‘muleros’-
o con la sustancia adherida al cuerpo, ha repuntado,
alcanzando niveles que se habían visto “frenados” hace ya
algunos años.
En este caso, el control corresponde al Cuerpo Nacional de
Policía (CNP), y los datos aportados a EL PUEBLO desde la
Jefatura Superior de Policía demuestran el incremento de
este tipo delictivo.
De acuerdo con esos datos, entre enero y abril de este año
la Policía Nacional ha practicado 214 diligencias y ha
detenido a 270 personas que ocultaban la droga en sus
propios cuerpos, con un total incautado que supera los 300
kilos. Sin embargo, las cifras del pasado año se quedaron en
145 diligencias con 200 detenidos y unos 250 kilogramos de
hachís. El número de detenidos se ha incrementado por tanto
un 35%.
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Una práctica que conlleva incluso riesgo de muerte
El hachís que los denominados
‘muleros’ o ‘culeros’ transportan en el interior de su
organismo con intención de burlar los controles en sus
desplazamientos en barco desde Ceuta a la península es
ingerido en porciones llamadas “bellotas” o “dátiles”, que
están forradas con material plástico, para posteriormente
expulsarlas y proceder a su venta a pequeña escala. Este
sistema de transporte de droga, que en otros lugares se
utiliza para el tráfico de cocaína, conlleva un grave
riesgo, ya que la ruptura del envoltorio puede conducir a la
muerte por intoxicación al entrar la sustancia en contacto
directo con el aparato digestivo. En ocasiones, los
“correos” ocultan la droga adhiriéndola a su cuerpo.
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