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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE MAYO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

A Carracao, torero él, le toca rectificar
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El Partido Socialista Obrero de Ceuta ha conseguido aumentar su representación en el Ayuntamiento. Ha sumado un escaño más a los dos que había obtenido en 2007. Y lo ha logrado en momentos duros para los socialistas, cuando en casi todos los lugares de la península han pintado bastos en las urnas. O sea, que peor no les pudo ir en las elecciones. Así que tiene su valor el resultado que se ha dado aquí. Sí, ya sé que no es para que los socialistas se pongan a tirar cohetes, como hacían los onubenses cuando sus toreros cortaban trofeos por las distintas plazas de España y foráneas.

La celebración en Huelva era más o menos así: a una oreja cortada por el torero, le correspondía un cohete; dos apéndices, se premiaban con dos chupinazos; y la locura se desbordaba si el matador se había hecho acreedor al rabo. Para festejar semejante acontecimiento, se hacía indispensable una traca. Una traca de lujo.

José Antonio Carracao, que tiene tipo de torero, andares de torero, y hasta creo que en algún momento fue capaz de ponerse delante de una vaca en el campo gaditano, ha lidiado por primera vez unas elecciones como cabecera de cartel. Y lo ha hecho con dignidad. De modo que se ganó con creces el derecho a que todos pidiésemos una oreja simbólica para él.

Una oreja, como justo premio a sus merecimientos. Pues ha estado en novillero; o sea, que no le ha vuelto nunca la cara a su cometido. Cierto es que supo elegir bien a los miembros de su cuadrilla. Entiéndase, grupo de personas que ha cooperado con él en la difícil tarea de arrancarle un apéndice al toro de unas elecciones que venían para los socialistas con las del Beri. Vamos, con las intenciones de un miura, escurrido de carnes, corniveleto, escarbando, venciéndose por ambos lados y deseando hacer sangre.

Pues bien, Carracao supo estar por encima de las circunstancias y su actuación repleta de olés y aplausos, acabó con premio. Nada más y nada menos que la concesión de un escaño más que añadir a los dos que ya había obtenido el PSOE en la temporada 2007. Y lo que fue mejor: supo ganarse el respeto de casi todos los gacetilleros. Porque entendimos que es lo suficientemente joven como para mejorar en muchos aspectos. Ya que todo oficio se aprende con el transcurrir del tiempo.

Pero está visto que los éxitos, aunque sean menores, se suben pronto a la cabeza. Y a quienes les sucede tal cosa, meten la pata más pronto que tarde. En este caso, puedo decir que Carracao ha actuado de manera tan inoportuna cual rápida. Cuando parecía imposible que pudiera pegar semejante petardo.

En el toreo y en la vida se llama “pegar un petardo” a fracasar, quedando, además, en situación desairada. Y el petardo que ha dado Carracao es de los que no admiten dudas. Le ha pedido a Juan Vivas que reduzca consejerías, viceconsejerías, direcciones generales, etc. En suma: que haga un recorte de cargos que pueda valorarse en un 50 por ciento.

Eso sí, no se ha cortado lo más mínimo en anunciar que él va a compaginar su cargo en la Delegación del Gobierno con su nuevo puesto de diputado en el Ayuntamiento. Y se ha quedado tan pancho. A Carracao, torero él, le toca rectificar. Porque ha perdido el sitio en un santiamén. Es decir, que está fuera de cacho.
 

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