El número de desempleados alcanzó en Ceuta durante el mes de
abril, la cifra de 10.391 personas. Ayer, día posterior a
una jornada electoral que volvió a dejar como ganador
absoluto al Partido Popular (PP), con Juan Vivas a la
cabeza, la oficina del Servicio Público de Empleo Estatal
(SPEE) continuaba como viene siendo habitual: llena de
gente. Personas que, en su mayoría, “no querían opinar” o
aseguraban “no saber” si la continuidad de partido en el
Gobierno de la Ciudad será positiva o negativa en cuanto al
número de ciudadanos parados.
“Será igual”, decía Nayua, mientras arreglaba documentos del
Plan de Empleo. “Buaf, yo no quiero saber nada”, agregaba un
chico al lado de ella. No se conocían pero compartían la
misma sensación de inutilidad del voto. Percepción
mayoritaria, si se tiene en cuenta el grado de abstención
que España vivió ayer (un 46,85% de personas no ejercieron
su derecho al voto en Ceuta, una cifra que a nivel nacional
fue del 33,77%). Aunque no todo el mundo en la ‘cola del
paro’ pensaba igual. “Yo nunca he faltado a una votación,
pero la gente es muy cómoda”, apuntaba Adoración. “Yo
también voté”, añadía Hanna, sentada a su lado. Adoración,
que se apresuró a matizar que ella sí tiene trabajo,
considera que es “positivo para Ceuta” que el PP siga en el
Gobierno, ya que, en su opinión, “el partido está llevando a
cabo todo lo que promete”.
Wasima y Noubna también estaban en la oficina inscribiéndose
como desempleadas. Procedentes de Barcelona, acaban de
llegar a Ceuta, y ni en una ni en otra ciudad se acercaron a
las urnas. Al igual que Juan, que pasó la mañana post
electoral haciendo cola en el SPEE. Tiene veinte años y está
buscando trabajo “de lo que sea”. Tenía claro que votar o no
votar no iba a influirle, así que su respuesta a la pregunta
de por qué no votó fue muy clara: “Hacía muy buen día de
playa, ¿para qué votar?”.
A Fátima y a Karine, sin embargo, les “parece muy mal” que
la gente no vote. “El voto es para votarlo”, reivindicaban.
Lo mismo pensaba Mohamed, de treinta años, que votó y que
además espera conseguir algún empleo que complemente las
horas de apoyo que echa los sábados en ‘Urbaser’. Si piensa
en encontrar trabajo y en la formación del Gobierno, se
agarra a la sabiduría popular: “La esperanza es lo último
que se pierde”.
Mientras tanto, a no demasiados metros de la oficina del
Inem, la gente seguía con su cotidianidad. Entre berenjenas
y manzanas, no era la nueva formación del Gobierno tema de
debate popular en el interior del Mercado de Abastos. Aunque
alguna persona se sumaba a la indignación popular.
Sebastián fue presidente de mesa el domingo en el colegio ‘Edrissis’.
Y aunque en su centro votaron cerca del 60% de los
convocados, le resulta “lamentable” el alto grado de
abstencion. “En mi colegio apenas vino gente joven”,
explicaba. En la misma línea, opinaba una señora llamada
Yolanda: “Me parece fatal que no se vaya a votar, porque el
voto es el único modo de protesta que tenemos los
ciudadanos”. “Pero también lo entiendo, porque salga quien
salga, al final, los políticos hacen lo que les da la gana”,
concluía.
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