No es casual que UPyD muestre su
simpatía hacia el movimiento de los “Indignados”, eco de la
“primavera árabe” y tsunami político cuyo oleaje ya se está
extendiendo por Europa y las Américas. La originalidad de
UPyD y su racionalista análisis sobre la insoportable deriva
política en nuestro país, guarda cierta sintonía con una
buena parte (no todas) de las propuestas avanzadas por los
pacíficos y cabreados ciudadanos de la Plaza del Sol, en
Madrid y de otras ciudades de España: la crisis tan negada
por Zapatero I el de las Mercedes, la corrupción galopante
que ha engolfado a todos los partidos políticos, la falta de
listas abiertas y el enquistamiento de las oligarquías y
“aparatchik” partisanos… está llevando a un ¡Basta ya! a una
buena parte de la ciudadanía que solo estaba esperando la
chispa encendida para mostrar su cargado enojo. Fuera
hipocresías. Los responsables más directos de que miles de
ciudadanos se manifiesten indignados son el PSOE y el PP,
debidamente auxiliados por las formaciones nacionalistas:
partidos todos golfos y trincones, meros aparatos de poder
preñados de narcisismo, autistas frente a las necesidades
del país real, han cosechado las protestas: nuestro sistema
político está enfermo, no hay una clara separación de
poderes. Los virus tienen nombres y apellidos mientras,
desde el gobierno, el demiurgo del Golpismo (con mayúscula,
que destaque) sigue impunemente con su alquimia para que,
como ya advirtiera el alférez de complemento Alfonso Guerra
de servicio en su momento en esta plaza de Ceuta, “A España
no la conociera ni la madre que la parió”. Más o menos.
Unión, Progreso y Democracia (UPyD) nació para quedarse,
como escribí desde el primer momento saludando emocionado su
fundación pues, al fin y al cabo, en el ideario y propuesta
de UPyD cristalizaban buena parte de las reflexiones
subyacentes en las columnas de este escribano desde hace ya
largos años. El proyecto de futuro del PP y el PSOE para
España (y Ceuta por consiguiente) no puede ser “más de lo
mismo”: España necesita una regeneración profunda, una
apuesta decidida por el futuro, el progreso y la
convivencia. El bipartidismo rampante es incapaz de
respuestas. Escribo estas dos parrafadas de madrugada,
intuyendo que a lo largo del día de hoy puede pasar en
Ceuta, siempre Ciudad Querida, políticamente cualquier cosa.
Si UPyD, que durante la campaña electoral ha sido
cariñosamente recibida allí donde se ha presentado, logra
entrar en la Asamblea pues miel sobre hojuelas. Que aun no,
pues no pasa nada. La ciudadanía ha escuchado otra voz y ya
vendrán las próximas elecciones. Además, en UPyD nadie vive
de la política por lo que no se vivirán dramas domésticos:
todos los candidatos de UPyD, empezando por Julián
Domínguez, Jacob Hachuel, Samira Mohamed, Javier Domínguez,
Eva Duque… tienen sus habichuelas resueltas mientras que,
militantes y simpatizantes, se han esforzado sincera y
generosamente a sabiendas de que en Unión, Progreso y
Democracia no hay prebendas.
Ha ido pasando el día y tras el cierre de los colegios
electorales, cada mochuelo a su olivo. Siento no
adelantarles ningún resultado, pero son las 21.15 y cierro
el chiringuito. Pergeño esta última parte a vuela pluma,
tras llegar a casa y refrescarme un poco. ¿Anécdotas,
análisis…? Ya les contaré, pero a los que sin duda hay que
felicitar es a la ciudadanía que, pese al descrédito
político existente, aun tuvo el humor de votar. ¿Que si al
final entra UPyD en la Asamblea de Ceuta…? Ni idea, la
verdad. Hay sin embargo datos que apuntan hacia un
significativo éxito en el Ayuntamiento y en la Comunidad de
Madrid. En todo caso, entre o no en la Asamblea, ¡UPyD lo va
a celebrar esta noche!. Me apunto.
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