Jornada tranquila la que ayer se vivió en la ciudad. Las
mesas electorales, en su mayoría, registraron pocos
incidentes, excepto los que se produjeron en la barriada de
Príncipe Alfonso y en los colegios de ‘José Acosta’ y ‘Ramón
y Cajal’. También hubo lugar para las anécdotas y
equivocaciones como las de un votante que solicitó abrir la
urna tras confundirse de papeleta o la curiosidad de que
Juan Vivas votara en el colegio número 1 del distrito 1.
Sin prisas. Así se tomaron la mayoría de ciudadanos la
jornada electoral. Pocos madrugones para acudir a votar,
excepto el obligatorio de los miembros de las distintas
mesas electorales. La peor parte, como siempre, los
suplentes puesto que el madrugón, casi en la mayoría de las
ocasiones, fue en balde.
Una vez cumplido con el trámite todos de nuevo a casa para
disfrutar de un largo domingo. El menos madrugador de todos
los colegios fue el ‘Beatriz de Silva’ ya que una de las
mesas comenzó a funcionar casi con 22 minutos de retraso
tras haberse registrado un problema con uno de los
interventores.
Lo que, en un principio, parecía un posible foco para las
equivocaciones se convirtió en un motivo más para la
tranquilidad con la que desarrolló la jornada electoral. El
voto electrónico fue bien recibido aunque no posibilitó una
mayor rapidez para conocer los resultados.
La única ‘disidente’ fue una de las mesas del colegio
Príncipe Felipe. Su presidenta argumentó con contundentes
razones: Por un lado la cantidad de “cables sueltos” que
generaba esta nueva fórmula así como las “radiaciones” que
producían los ordenadores y que “perjudicaban” a una de las
componentes de la mesa electoral, en avanzado estado de
gestación. Esta última, entre risas, manifestó que en su
propia casa sí poseía un portátil.
Sin embargo, la jornada no estuvo exenta de anécdotas y
equivocaciones como la que protagonizó un hombre de mediana
edad en el Colegio ‘Andrés Manjón’ quien se percató de que
se había equivocado de papeleta... una vez que esta había
sido depositada en la urna. Los ruegos del ciudadano para
cambiar su votación, al grito de “abran la urna” no pudieron
dar resultado.
Otras de las curiosidades se produjo en el Instituto de
Idiomas, donde votó el ‘número 1’ de la lista del Partido
Popular, indiscutible ganador de la noche. Casi una
premonición resultaba el hecho de que Vivas acudiera a las
urnas en el colegio número 1 del distrito número 1 de la
ciudad.
Con una ‘plaza’ en primera fila en el anecdotario de estas
elecciones se coló el garaje que sirvió ayer de improvisado
colegio electoral en la Avenida de Regulares. Una situación
que generó no sólo críticas por los vecinos que se sentían
“ciudadanos de segunda” sino también de algún que otro
chascarrillo por acudir a votar “al subsuelo” de Ceuta.
Fuera de la zona donde se produjeron los mayores conflictos,
la barriada de Prínicpe Alfonso, también existieron
incidentes en otros colegios electorales. Así, en el ‘Ramón
y Cajal’, y según fuentes consultadas por este periódico,
una votante del PDSC sufrió un intento de agresión pasadas
las 10:30 horas.
También significativo fue el ‘pacto’ establecido en el
Colegio José Acosta, y que tuvo su reflejo en el acta, de
todos los interventores contra los representantes de
coalición Caballas. Así, la interventora del PDSC en este
centro, Hanan Ahmed, denunció haber visto con sus propios
ojos como los apoderados e interventores de la coalición
trataban de influir en los votantes, especialmente en los de
avanzada edad. Ahmed también declaró que la presidenta de la
mesa no había hecho “nada”.
Por otro lado, Juan Redondo, cabeza de lista de ‘Los Verdes’
explicó a este periódico que una de sus interventoras había
contemplado como los representantes de Caballas colocaban
sus papeletas de voto por encima de la del resto de partidos
para, de esta forma, tener más “posibilidades”.
También en el ‘José Acosta’ la coalición Caballas denunció a
la Junta Electoral de Zona que un policía uniformado
repartía papeletas del PP. El delegado del Gobierno aclaró
el incidente al confirmar que “faltaban” papeletas de ese
partido.
No obstante, la noticia de la jornada fue, precisamente, la
tranquilidad con la que se sucedieron las horas. Tanto
sosiego invitó a la reposición de fuerzas en muchos colegios
electorales.
Así se constataba en centros como el ‘Beatriz de Silva’ o el
Instituto de Idiomas en donde no faltaron las bandejas de
pasteles, los bombones y los termos de café para hacer más
llevadero el tiempo, especialmente tras la comida cuando la
participación pasó de escasa... a casi nula en muchas mesas.
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