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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE MAYO DE 2011

 

OPINIÓN / SNIPER

¿Elecciones en Marruecos?
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Rabat, además de la capital una de las ciudades más bellas del país, lucía primaveral estos días mientras la ciudadanía, alegre y confiada, se agolpaba para subir a los futuristas vagones (diseño y tecnología de la corporación francesa ALSTOM) de las dos nuevas líneas de tranvía que el pasado jueves fueron inauguradas con gran expectación, pues el billete era gratis hasta ayer sábado, por el joven soberano Mohamed VI. Con 19,5 kilómetros de raíles y 31 estaciones a lo largo del recorrido, el tranvía que enlaza las dos históricas ciudades del valle del Bou Regreg, Rabat y la populosa Salé, servirán no solo para descongestionar el tráfico de dos urbes que se están adentrando a pasos agigantados en la modernidad sino que, de paso, constituyen todo un reto novedoso en una de las asignaturas pendientes en Marruecos, la ordenación del territorio, que en este caso vertebrará al fin las cerca de seis mil hectáreas de la desembocadura del caudaloso río. Por lo demás y no es poco, el mantenimiento de este moderno tranvía supondrá la consolidación de al menos mil puestos de trabajo. Días antes, el 11 de Mayo y también coparticipada por el consorcio francés, se inauguraba en la capital de Argelia la primera fase de un tranvía similar al rabatí, que en su terminación definitiva alcanzará los 23 kilómetros de recorrido.

Al margen de lo dicho, en Rabat se respiraba calma pese a la musculada intervención de las fuerzas policiales el pasado domingo y, delante del Parlamento, los licenciados en paro seguían con sus tradicionales reivindicaciones mientras que, en la orilla derecha, era perceptible la tensión derivada tras los desordenes e incendios de la prisión de Salé en la que el lunes 16, aniversario precisamente de los sangrientos atentados de Casablanca de 2003, las fuerzas de seguridad entraron a sofocar una dura y calculada revuelta protagonizada por los numerosos presos salafistas allí confinados y que, desde finales de febrero, no dejan de protagonizar diferentes altercados. Para el presidente de la asociación de derechos humanos Annassir, Abderrahim Mouhtad, “la intervención de las fuerzas del orden fue brutal”. Puede ser, pero los salafistas presos (simpatizantes en su mayoría con el yihadismo) no son precisamente unas Hermanitas de la Caridad y, el mismo lunes según fuentes solventes, habían acosado y agredido al menos a cinco guardias de la prisión, utilizando sin contemplaciones barras de hierro y piedras extraídas de los muros.

Por lo demás lo más remarcable estos días en la capital del vecino país (junto con la caída en picado del antiguo valido Fouad Ali El Himma y su oportunista formación del PAM, Partido de la Autenticidad y la Modernidad), son los análisis sobre el referéndum constitucional previsto para el próximo mes de julio, junto con el adelanto de las elecciones para, probablemente, el 7 de octubre. Unas elecciones en las que, pese al notorio acoso sufrido estos años, podríamos asistir a la remontada de los islamistas parlamentarios, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) virtual ganador de las últimas elecciones pese a que, al final, fue el partido del Istiqlal (Independencia) el que, impulsado por el Régimen, logró llevarse el gato al agua. Pese a ciertas y superadas tensiones internas el actual secretario general del PJD, el fogoso Abdelilah Benkirán bien visto y con buenas relaciones en el Palacio Real, espera batir a sus contrincantes políticos y todavía el pasado viernes, en su despacho del barrio de los Naranjos, le confiaba soto voce a este escribano que no descartaba en convertirse en Primer Ministro de la coalición resultante. Inch´Allah, naturalmente.
 

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