Pedro Gómez, presidente de la Asociación Nacional para la
Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (ANSICH),
explicó, durante una entrevista a EL PUEBLO, la necesidad de
un mediador en casos de tensión en los centros sanitarios.
Lo hizo en base a la publicación del ‘Manual de prevención
ante las agresiones al personal sanitario’, presentado esta
semana por el Ingesa, y realizado según las conclusiones
extraídas de la mesa de trabajo en la que diferentes
sanitarios han participado.
Resaltar y explicar el papel de un mediador social en los
centros sanitarios. Ese fue el objetivo que Pedro Gómez,
presidente de la Asociación Nacional para la Seguridad
Integral en Centros Hospitalarios (ANSICH), se marcó durante
la presentación del ‘Manual de prevención ante las
agresiones al personal sanitario’, elaborado en base a las
conclusiones de la mesa de trabajo que diferentes miembros
sanitarios realizaron en Madrid el pasado marzo, y que el
Ingesa (Instituto Nacional de Gestión Sanitaria) presentó en
el Hospital Universitario de Ceuta a principios de esta
semana.
Gómez, en una entrevista a EL PUEBLO, ha explicado cómo
funciona esta figura en el ámbito sanitario, con la cual,
según explica, “está demostrado que las agresiones bajan”.
“El mediador social es personal con formación específica en
la prevención y disuasión frente a las agresiones”, explica
Gómez siguiendo las indicaciones del manual. “Por ejemplo,
una de sus funciones es bajar el nivel de ansiedad de las
personas implicadas en un conflicto, que pudiera llevar a
una situación extrema, de agresiones verbales o físicas”,
apunta.
“El mediador debe buscar todas las opciones posibles antes
de verse en la situación de tener que llamar al personal de
seguridad -continúa el presidente de ANSICH-, para ello es
necesario que estas funciones las ejerzan buenos
profesionales”.
Tomar nota de cómo ha transcurrido cada situación es otra de
las premisas que el manual establece. “Hemos elaborado una
ficha específica, que se incluye en el manual, en la que
aparecen datos del centro, del trabajador e información de
la agresión, como lugar del incidente, palabras textuales,
daños materiales, etcétera”, explica Gómez.
“El personal se puede sentir un poco perdido ante una
situación violenta, por eso hemos hecho este manual
-continúa el presidente-, con el objetivo de respaldar al
trabajador, porque esta es una profesión que hemos elegido
por vocación y no queremos que se desvirtúe”.
El manual ofrece también técnicas específicas no sólo para
actuar frente a una agresión, sino también para prevenirla.
“La situación y la reacción de los usuarios pueden
permitirte detectar a posibles agresores”, explica Gómez, el
cual alerta sobre cómo han aumentado las situaciones de
violencia en el ámbito sanitario en los últimos años: “Se
debe especialmente a comportamientos sociales externos, la
pérdida de valores y de respeto de la gente, el aumento del
uso de internet...”.
Zonas de riesgo
Las zonas con mayor probabilidad de sufrir una agresión son
las consultas de atención primaria, la oficina de atención
al paciente, las Urgencias y las salas de espera de la
Unidad de Cuidados Intensivos, de Extracciones, de Rayos y
de Intervencionnes Ambulatorias.
Ante situaciones de violencia, el personal de ANSICH
recuerda los artículos 550 y 551 del Código Penal, en los
cuales se denomina “atentado” a los actos de intimidación o
empleo de la fuerza contra agentes y funcionarios públicos.
Agresiones que podrían estar castigadas incluso con penas de
prisión.
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