Me ponen al tanto de que
Mohamed Alí se ha negado a ser entrevistado para este
periódico, aduciendo que todos los días se siente maltratado
por nosotros. Vamos, que tiene asumido que esta Casa está
obsesionada con ponerle en la picota sin solución de
continuidad, porque quienes pertenecemos a ella la tenemos
tomada con él.
Mohamed Alí está en su perfecto derecho de hacerse notar
como víctima en estos momentos en los que se está jugando
tanto como político. Aunque a mí me da en las pituitarias
que su postura se debe a los consejos recibidos por la
persona que dirige Caballas. Quien le debe haber dicho lo
siguiente: “Mira, Alí, un político tan importante como tú,
que lo eres, sin duda, si da la impresión de no tener
enemigos, acaba siendo tenido por un bulto sospechoso”.
Y Mohamed Alí, cuya admiración por Aróstegui le ha llevado a
creerse a pies juntillas todos los pareceres de éste, no ha
dudado lo más mínimo en elegir este medio como su bestia
negra. Aunque para ello haya tenido que olvidarse de los
años en que ha estado apareciendo en sus páginas, un día sí
y el otro también. Lo cual es fácil de comprender. Según
deducimos de lo que sigue:
-Mira, Alí, además de tener enemigos, un político que se
precie ha de ser lo más desagradecido posible.
Y Alí, que se bebe los vientos por la forma de ser del
secretario general de CCOO y que sigue al pie de la letra
sus indicaciones, no ha tenido el menor inconveniente en
mostrar su desagradecimiento a un periódico al que le debe
innumerables publicaciones dedicadas a contar sus acciones
políticas. Tan saturadas de errores y tan dadas a las
veleidades, que fueron minando su personalidad a la par que
decaía su prestigio y la confianza que sus votantes habían
depositado en él.
Mohamed Alí, que ha pasado de ser el número uno de la UDCE a
ser número dos de la coalición Caballas, desea vehemente que
el número uno, Juan Luis Aróstegui, por más que aparezca en
la lista numerado con el 3, pueda ser nuevamente, después de
muchos años intentándolo, concejal.
Concejal dispuesto a hacer una oposición brutal. Es decir,
que Alí está deseando que eso ocurra para deleitarse con las
actuaciones en los plenos de su admirado Juan Luis. Quien le
ha prometido comportarse, en las sesiones plenarias, de
manera violenta, desconsiderada o cruel. Con el fin de poner
a prueba la paciencia de los miembros de un gobierno que,
posiblemente, serán elegidos, el próximo domingo, por más de
veinte mil ciudadanos. De los que doce mil, según Aróstegui,
son racistas.
Me imagino, que en esa cuenta de la vieja hecha por
Aróstegui, el hombre más inteligente de esta ciudad, así
anunciado por él, años atrás, a bombo y platillo, habrá
bastantes musulmanes. Ya que el PP es votado por muchas
personas que profesan esa religión.
En fin, que Mohamed Alí es ejemplo de que cualquiera puede
obtener éxito en cualquier actividad. Él, justo es
reconocerlo, fue llegar a la política activa y besar el
santo. Como también es ejemplo de que lo difícil es
mantenerse en postura. Hecho evidente: hace ya bastante
tiempo que Alí hizo dejadez de sus funciones, siguiendo las
directrices de un socio que no ha dudado en reconocer que
detesta a los musulmanes. Y no creo que ello sea un invento
de este periódico, por tenerla tomada con él.
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