Segundo debate electoral, esta vez
entre el Presidente Juan Vivas y el cabeza de lista del PSOE
José Antonio Carracao. Buena puesta en escena, el socialista
de corbata rojo pasión y el Presidente corbata azul-gaviota.
Lógica expectación pero antes de nada la conciencia de que
se enfrentaban dos oponentes pero también dos políticos que
unen su talante moderado a su talento de ser personas
excepcionalmente corteses y que saben “estar” en un plató. Y
esto pese a la juventud de Carracao que es cierto que
comenzó con una entonación algo “subida” pidiendo a Juan
Vivas que se excusara por considerarse “insultado” en una
Nota de Prensa del PP, pero como el Presidente se disculpó
(aun recordando que el socialista le había llamado
“mentiroso”) y no le dolieron prendas en el momento de
hacerlo, el debate tomó un tono riguroso y comedido.
Normal entre quienes se enfrentaban, por mucho que,
lógicamente discreparan, el líder de la izquierda ceutí
recitando sus propuestas económicas de incentivos y de
bonificaciones. El tema era el empleo y Vivas reiteró la
falta de competencias, dando un cortés capotazo ya que todos
entendíamos que los buenos propósitos de Carracao podían
chocar con alguna respuesta especialmente ácida del líder
del PP sobre los cinco millones de parados y a ver quién iba
a dar lecciones de políticas de empleo a quién y revestido
de qué autoridad moral. Pero no se rompió el buen tono
dentro de las muy distintas ideas que exponían los
políticos. Frente a las críticas del socialista tal vez un
poco demasiado “estudiadas” el abrumador contingente de
datos sobre logros concretos, expectativas cumplidas y fines
alcanzados durante los diez años de Gobierno de Juan Vivas
en general y sobre los últimos cuatro años, el de los
recortes de hasta un 60% por parte de la Administración
Central a Ceuta, en particular.
Especial insistencia en el tema de las bonificaciones del
50%, ese mismo que Zarrías quiere debatir junto a los
Presupuestos Generales del Estado para que el PP al rechazar
los presupuestos por insostenibles, le meta un estacazo a
las aspiraciones de los ceutíes. Vivas podía haber hecho un
poco de “sangre”, pero no es su estilo, ni el líder de la
izquierda ceutí, que es un tipo correcto y que cumplía con
su obligación de criticar, lo merece. Cierto es que el
Presidente con su particular e intransferible calculadora
mental puede pasar por el famosísimo “Hombre-Dato que es el
que coge los números y aquí te pillo aquí te mato”. En temas
económicos el número uno del PP es muy difícil de “tumbar” y
a nivel de mejoras concretas y evidentes muy complicado de
abatir. Por mucho que el socialista hiciera alguna que otra
concesión a la demagogia y preguntara al Presidente que
cuántas veces había salido de la ciudad para contar sus
bondades, a lo que Vivas contestó que siempre y ya no hubo
más chicha por ese camino concreto.
Carracao estuvo bien pero le faltaba una pizca de
espontaneidad y le sobraba un exceso de cuestiones
preparadas de antemano, lo que le encorsetaba un poco a la
hora de sus intervenciones. Como al tratar del tema concreto
de Europa y poco menos que acusar de malgastar los fondos
europeos, concesión poco afortunada a comentar el estado de
las casas que se encuentran en torno al Centro Penitenciario
y recuerdo del Presidente acerca de que los fondos europeos
no se manejan libremente sino que una comisión decide su
destino concreto, que no son precisamente las viviendas sino
obras de envergadura que ahí están para ser visitadas.
¿Podrá quejarse alguien del control exhaustivo de las ayudas
de Europa?. Pero normal el discurso del socialista que es el
líder de la oposición y debe ejercer de tal, por mucho que
hiciera excesivo hincapié en las “prioridades” y mostrara la
foto de una cancela de apariencia bastante precaria y que
correspondía a un lugar para discapacitados para demostrar
en qué consiste “priorizar” y añadió que no lo era todo
“poner macetones con flores”. Vivas discretísimo, podría
haber respondido sesudamente eso de “mi Gobierno pone
flores, plazas y jardines pero el suyo se dedica a hacer
mastodonticos e inútiles aeropuertos como el de León o el de
Castellón que los utilizan un par de pasajeros a la semana”.
¿Quiénes les van a dar lecciones de coherencia y utilidad,
los de Zapatero?.
Aunque en Ceuta aún queda por hacer en las barriadas, porque
una ciudad se hace y rehace de forma ininterrumpida, las
actuaciones realizadas son espectaculares y han habido
cuatrocientas intervenciones, igualito que la política de la
Junta de Andalucía que ha permitido la proliferación de
poblados y más poblados de chabolas donde las criaturas
viven peor que los animales. Pero se logró que predominara
la moderación en cada intervención, la juventud del líder de
la izquierda de Ceuta le hacía “lanzarse” de cuando en
cuando en plan “usted tiene un discurso victimista y
lastimero” para atacar al Presidente que, curiosamente,
siempre ha hecho gala de un proverbial optismismo. ¿Hablaría
Carracao de Juan Vivas o pensaba estar debatiendo con
miembros de otras formaciones que “sí” han hecho del
victimismo y de la lobreguez de sus listas de agravios su
forma de vida política para crear descontento y luego
capitalizar ese mismo descontento? Para mí que el socialista
se estaba equivocando de contertulio.
Y también resbalaba, pero con buena fe, cuando recitaba la
importancia de las personas como centro de atención de la
política, idéntico guiño al Humanismo parido por el
Renacimiento que esgrime sistemáticamente el PP en su
ideario, respuesta de Vivas con otra avalancha imparable de
datos y estadísticas de logros culminados, aparcamientos,
rehabilitaciones, plazas y jardines, sellado del vertedero
para el nuevo parque, las playas, el campus, las faraónicas
inversiones en la barriada del Príncipe y una larga y
abrumadora retahíla de datos y más datos. En algún momento
se temió que el líder de la izquierda quedara enterrado bajo
una montaña de datos y después tuviéramos que ponernos a
escarbar hasta dar con él.
No obstante se respetaron los tiempos de manera casi
perfecta, con algún leve error subsanable y subsanado con
muy buenas maneras. Realmente los dos políticos, tanto el
joven como el experto, exudaban las mejores intenciones y un
claro amor por la Ceuta del hoy y del mañana, con puntos de
encuentro y puntos de desencuentro. Jose Antonio Carracao no
es culpable de la trastienda que tiene en la Moncloa y Vivas
se esponja por la bonanza futura al ser consciente de que
Rajoy es el inquilino inmediato de la Moncloa.
Pero lo fundamental fue que ambos actuaron y debatieron con
ese estilo al que se refería el politólogo francés Alain de
Benoist al señalar que “el estilo es el hombre”. Fue un
debate serio, pero no hostil. Se enfrentaron pero desde la
cortesía política. No existió ninguna salida de tono notable
y cada cual argumentó sus razones respetando el guión
establecido.
Conclusión: fue un debate político y antes que nada un
debate entre caballeros.
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