OPINIÓN - LUNES, 16 DE MAYO DE 2011

El ataque de Aróstegui a los musulmanes

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Tras haber analizado los textos que aparecen en este diario y que corresponden a la obra ‘Ceuta a corazón abierto’ cuyo autor convicto y confeso es Juan Luis Aróstegui, puedo opinar que nunca hasta esta campaña había tenido el discutible honor de ver ideas más chambosas que las de la que, nunca será lo suficientemente bien llorada, Coalición Caballas. Si bien desde un principio, las “junteras” de la formación claramente musulmana de Mohamed Alí con el izquierdismo radical del Secretario General de Comisiones Obreras, la conjunción de partidos con principios y valores tan radicalmente divergentes, por no decir abiertamente opuestos, ese revoltillo de siglas e ideas “contra natura” chirriaba en todos y cada uno de sus goznes.

No obstante, Aróstegui con su habitual postura mesiánica y para “hacerse valer” ante sus nuevos asociados que bien podían auparle al ansiado peldaño que los votantes le habían negado de manera sistemática, se lanzó a incoar estremecedoras recriminaciones contra el Partido Popular, utilizando para ello como arma arrojadiza el “socorrido” recurso dialéctico de las imputaciones de “racismo”. ¡Todos racistas! proclamaba ebrio de una especie de sacra abstracción y con malsano empeño de reciclarse en “salvapatrias” de un sector de la población musulmana. Se me ocurre la peregrina disgresión de dudar si nos encontramos ante una flagrante patología de “amnesia política” o ante un supuesto igualmente patológico de redentorismo compulsivo.

Por una parte y sin que me parezca desfachatado el planteamiento puedo apostar claramente por el ataque de amnesia ya que hoy quiere presentarse como “redentor por cojones” de aquellos a quienes en el página 111 de su libro se refería con un: “Más de 4.000 votos se aglutinan en torno a candidaturas íntegramente musulmanas, lo que supone un problema en sí mismo y la prueba de un fracaso colectivo”. Realmente sería un “fracaso colectivo” si esos 4.000 votantes apostaran por Aróstegui y se tragaran su astutísima maniobra de haber utilizado las infraestructuras del partido del siempre alelado Mohamed Alí para “agarrarse” a un escaño. Pero Aróstegui sigue con sus lóbregas premoniciones en el libro de marras y añade agorero que “La división de la población en colectivos étnicos insolubles está adquiriendo carta de naturaleza con la consolidación de partidos políticos sustentados en elementos absolutamente ajenos a las ideologías. Este fenómeno se está fortaleciendo y es un factor clave de contaminación de la estructura política”. ¿Han visto como “tiraba” a los musulmanes?. Al referirse a ellos habla de “problema en sí mismo” de “fracaso colectivo” y de “contaminación”. Esas eran sus ideas doctrinales sabiamente expuestas en su obra maestra que en italiano se diría “capo lavoro”, “eran” porque la política es terreno abonado para rufianismos, renuncias y cambios interesados. Pero Aróstegui, en su libro, muestra claramente su desazón y en la página 31 señala a lo que denomina “una noticia estremecedora” que resulta ser “la presión demográfica musulmán” y califica de “espeluznante” sus sospechas de que “estamos ante una cesión de soberanía encubierta y consentida”. Es decir que se “estremecía y espeluznaba” ante los inmigrantes musulmanes. Preocupado en verdad se le veía, pero para mí que estaba ‘terriblificando’ y este termino que uso a menudo me parece adecuado aunque he de decir que se trata de una palabra inventada por el psicólogo Albert Ellis y significa que se aumentan desproporcionadamente los hechos y se crean películas mentales de desastres, es decir, que todo se aprecia como “terrible”. Aróstegui, en su obra “Ceuta a corazón abierto” ‘terriblifica’ la realidad con respecto a los ciudadanos de origen marroquí y no digamos cuando en la página 117 habla de los “emigrantes marroquíes que se asientan en Ceuta sin compartir nuestra nacionalidad ni nuestro proyecto de vida”. Se palpa, se nota, se evidencia, se presiente, se interpreta, se traduce y se expresa que a Juan Luis Aróstegui no les gustaban especialmente los de origen musulmán cuya presencia en esta ciudad merece los calificativos de “estremecedora”, “espeluznante”, “un problema”, “factor clave de contaminación”. ¡Y los racistas son los veintidos mil votantes del Partido Popular!

Más los que hayan leído su libro “Ceuta a corazón abierto”, les hayan convencidos sus ideas y se hayan (hay mucho haya) convertidos en seguidores acérrimos de su anacrónica gramática parda de los sentimientos racistas y de puro rechazo a los de origen marroquí en particular y a los musulmanes en general.

Pero, los “racistas” son los del PP porque Aróstegui se hace mentalmente el “abracadabra” de que muchos del PP votaron al GIL y que el GIL era “antimoros” o eso dice él.

Desde luego que para el viaje de la Coalición Caballas no se necesitan alforjas, que Alí examine los pareceres de su “coaligado” y así puede preciarse de que ha sido capaz de compadrear con quintacolumnistas y de meter al zorro en el gallinero para materializar en las urnas la broma de terrible mal gusto de que sean los musulmanes tan cruelmente atacados por Aróstegui, quienes le van a facilitar la vuelta a la política. ¿Entienden el porqué manifiesto que nunca he presenciado ideas más chambosas que las de la Coalición Caballas?. Y añadiré que sus convocatorias y exposiciones son un parque temático de nada inocentes supercherías y no dicen más que estupideces y vacuidades demagógicas refritas con pinceladas marxista-onegetistas.

¿Y con ese esperpéntico bagage de valores y principios piensan embaucar a unos miles de incautas criaturas?. A Aróstegui le da exactamente igual, no es nada personal, tan solo quiere un escaño. Pero Mohamed Alí era “de otra pasta” y así, ante la evidencia de su disparate político se le ha puesto esa cara de “siñiardoso”. Auténtico rostro de “siñiardoso” manifiesta Mohamed Alí hasta en la cartelería electoral. Pero nada ofensivo estoy diciendo, al revés, en gallego, entre morriñas y saudades, en el medio rural se llama “siñiardoso” a la peculiar tristeza del individuo que pierde una cabeza de vacuno y se deprime por ello. Pero el lider de Caballas ha perdido mucho más que un “siñiardoso”, ha perdido un futuro político y perderá la confianza de sus votantes cuando sepan, se enteren, se informen, se empapen y conozcan lo que Aróstegui opinaba de ellos. Y hay que ser inusitadamente lerdo para no aceptar la evidencia y reconocer sin empacho la índole ariscamente xenófoba que exudan las ideas expresas de Juan Luis Aróstegui, el gran transformador de acusativos, el que acusa de “racistas”, sin el mínimo titubeo y sin pestañear, a los veintidos mil ceutíes que votan al Partido Popular. Esa, esa es la auténtica gramática parda del rufianismo político que acusa al Gobierno y a los votantes del PP. ¡Qué caradura!