LUNES. 9
Paseando por la plaza de la Constitución me encuentro a
Lorenzo Linares Díaz y, como ocurre siempre que nos
vemos, que son pocas veces, nos ponemos a charlar. Lorenzo,
creo haberlo dicho ya en otras ocasiones, es lector de
cuanto escribo y gusta sobremanera preguntarme por ciertas
opiniones mías. Y a mí me encanta responderle en la medida
que me sea posible. Hoy nos ha tocado conversar de vinos y
de mi edad. Y, aunque yo no sea experto en la materia, me he
atrevido a darle mi parecer sobre cómo se crían los vinos
del marco de Jerez. Lorenzo, que dice apreciarme, no ha
tenido el menor inconveniente en decirme que bien podría
escribir yo los lunes. Ya que le fastidia el no poder leerme
esos días. Y me ha salido del alma una expresión que no es
publicable. Bromas aparte, Lorenzo es un tipo estupendo, a
quien conozco desde hace un montón de años, y cuyo
comportamiento conmigo ha sido siempre digno de encomio. Por
más que se empeñe en que yo no descanse un día a la semana.
MARTES. 10
Vilipendiado. Criticado acerbamente. Aborrecido por una
inmensa mayoría de españoles que no acaban de digerir que
Ronaldo Cristiano sea lo que es: un figurón del fútbol
mundial. Un jugador sensacional. Hoy, en partido frente al
Getafe, jugado a esa hora en la que antes comenzaba la
segunda sesión de las compañías de teatro, el madridista ha
vuelto a conseguir tres goles. Y ha llegado ya a la cifra de
36. Con lo cual está a un paso de rebasar a los grandes
goleadores de la Liga española: Zarra y Hugo
Sánchez; quienes lograron 38 tantos en una temporada. El
problema de CR es que genera envidia por un tubo. La envidia
clásica española, que se basa en lo siguiente: se puede ser
inteligente y feo; pero no inteligente y guapo. Ambas cosas
son un suplicio para innumerables españolitos de todas las
edades y clase. Al portugués se le ha venido acusando de
prepotente, de egoísta, de niño mimado, y de buscar su
lucimiento por encima de todas las cosas. Es decir, los
mismos aficionados que, años atrás, hablaban extasiados
sobre las actuaciones de Ronaldinho, hoy no cejan en
su empeño de maltratar a Cristiano. Y el motivo es evidente,
palmario, claro como el agua clara: con el brasileño la
naturaleza no fue pródiga. Y, por tanto, hiciera lo que
hiciera, todo se le perdonaba. Así, sus malabarismos no eran
considerados vejaciones para sus rivales, mientras los que
suele realizar el portugués son tenidos por afrentas que hay
que vengar. A ver qué culpa tiene la madre de Cristiano de
haber parido a un hijo con semejante presencia y tan poco
dado a pronunciarse con falsa modestia.
MIÉRCOLES. 11
Quedo con Ángel Muñoz en recogerlo en su despacho
para tomar el aperitivo y cuando nos encaminamos hacia el
lugar elegido nos tropezamos con Carlos Muñoz. Carlos
estuvo muchos años al frente de ‘La Favorita’.
Establecimiento que estaba situado en la calle de Serrano
Delgado. Carlos, como siempre que nos vemos, me dice cosas
amables y encima me cuenta lo que más le haya gustado de la
columna del día. A Carlos le tengo yo ley. Y creo que mi
afecto se lo tiene más que merecido. Tal es así, que en
cuanto nos despedimos, le dije al gerente de este periódico,
que es Ángel Muñoz, por si ustedes no lo saben aún, las
razones por las que yo aprecio tanto a quien fuera
propietario de la tienda de tejidos mencionada. Y Ángel,
como es habitual en él, tras escucharme atentamente, no
respondió ni mu. Como si la cosa no fuera con él. Aunque
luego, cuando menos lo espera uno, va y te cuenta lo que le
comunicaste hace ya dos años y un día. Él es así…
JUEVES. 12
La sobremesa entra en su tramo final. Ya se ha hablado de
todo un poco. Es la hora en que los comensales tratamos de
saborear un pacharán y de mantener lo que un cursi llamaría
un silencio sonoro. Un silencio conducente a pedir la
factura y levantar la sesión. Pero es entonces, en ese
preciso momento, cuando uno de los participantes de la
comida habla de lo afortunado que ha sido Mohamed Alí
en cuanto a viviendas protegidas. Y los demás nos quedamos
con el cante. Y, como no podía ser de otra manera, tratamos
de sonsacarle al respecto. Pero nuestro hombre parece que no
quiere seguir hablando del asunto. Porque teme ser objeto de
represalia por parte de alguien con capacidad para hacerle
pagar su indiscreción. Además, se le nota en la cara que
está arrepentido de haberse ido de la mui. Y tampoco es
cuestión de someterle a un interrogatorio que acabe por
amargarle la comida. Eso sí, habrá que averiguar el sentido
de sus palabras: “Lo afortunado que ha sido Mohamed Alí en
cuanto a viviendas protegidas”. En fin, que en cuanto haga
mis correspondientes pesquisas, y si la suerte está conmigo,
prometo contar lo de las viviendas protegidas de Mohamed
Alí.
VIERNES. 13
Recibo una nota, firmada ilegiblemente, en la que se me pone
al tanto de personas muy allegadas a Juan Luis Aróstegui
y que obtuvieron empleos en la Administración, gracias al
poder como sindicalista que tiene el hombre que todos los
jueves trata de darnos lecciones de moral y que se ha
propuesto destacar cual martillo de todas las corrupciones.
Dado que el denunciante no se ha dado a conocer, yo no haré
público los nombres de las personas que, según la nota,
consiguieron magníficos empleos por la cara. Es decir, por
la cara de pertenecer a una familia en la que su cabecera se
permite el lujo de colocar a los suyos, infrigiendo todas
las normas habidas y por haber. Las mismas por las que él no
cesa de acusar a otros. Parece mentira que el secretario
general de CCOO, tan conocido ya por sus trapicheos en todos
los sentidos, siga blasonando de la transparencia de su
conducta. Cuando muchos sabemos con qué algarabía suele
relatar, en momentos propicios, la forma que él ha tenido
siempre para colocar a dedo a los suyos.
SÁBADO. 14
Durante la campaña electoral, hay políticos que suelen
desmadrarse. No tienen el menor inconveniente en blasfemar
como carreteros o mostrar maneras de verduleras, con mis
debidos respetos para éstas. Por suerte, son los menos. En
cambio, cada vez son más los que ponen como chupa de dómine
a sus adversarios, firmando el comunicado como colaboradores
o simplezas por el estilo, con el fin de que sus nombres no
salgan a la palestra. Fea acción. José Antonio Carracao
ha sufrido ayer, a mi modesto entender, un ataque
desmesurado por parte del Partido Popular de Ceuta. Un
ataque que no se corresponde con el comentario que hizo el
candidato socialista a la presidencia, en lo tocante a la
protección que la policía hace de la sinagoga, que es lo
que, al parecer, ha primado para que los populares
decidieran tratarlo con muy mal estilo. Con un pésimo
estilo. Cuando a mí me consta, debido a las veces que he
hablado con Carracao –el cual, por lo leído, debe
avergonzarse de tener un padre que es senador socialista.
Vaya tela-, el buen concepto que éste tiene de Juan
Vivas.
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