Hubo un día de paro en la campaña,
por el desdichado terremoto que ha destrozado la localidad
de Lorca, y posiblemente ese paro, por las circunstancias
que ha sido, haga recapacitar a alguien y le haga ver que
todo el tinglado que se mueve y se remueve con las
elecciones, por ejemplo, puede ser frenado en seco, por
cualquier movimiento de tierra que nos debe hacer tener bien
asentados los pies en el suelo.
Y en la campaña electoral, desde mi punto de vista, hay
quien no tiene los pies en el suelo, aunque dudo mucho que
sus creencias le estén incitando acercarse al firmamento.
Hay personas que han nacido más que para actuar como
personas, para portarse y comportarse como moscas cojoneras,
pensando que él o ellos son los benefactores del mundo y que
los demás se chupan el dedo o son gilipollas.
De ese “trapío” (perdón por la palabra, pero estamos en
plena feria de San Isidro), es el colíder de Caballas y digo
el colíder, porque aunque está haciendo la multiplicación
del tocino y las almejas, lo tiene complicado para “pillar”
un escaño en el Ayuntamiento, cosa que le trae loco o
enloquecido, desde hace muchas semanas.
Y nada me iba a importar, me había prometido a mí mismo no
volver a citar a este sujeto, en toda la campaña, digo que
nada me iba a importar que cantara, bailara o hiciera
vainica ese colíder de Caballas, hasta que parece que quiere
poner a caer de un burro a todos los votantes de ciertas
siglas.
Yo no sé si votaré por esas siglas, eso es cosa mía, las del
PP en concreto, aunque no oculto jamás que estoy afiliado a
ese partido, pero lo que sí sé es que empezar a meterse con
los votantes de cualquier candidatura es pisar en terreno
resbaladizo y por ahí no paso.
Con sumo gusto votaría por UDCE, como lo hice ya en una
ocasión, pero, claro, aquello era diferente a esta
conjunción de siglas y personajes que van a terminar como el
Rosario de la Aurora, si no logran que entre en el
Ayuntamiento el “corresponsal del Oráculo de Delfos, en
Ceuta”, pero terminarán peor si el tal sindicalista llega a
sentarse en la Asamblea.
Por eso y porque tengo para elegir otras opciones mucho más
atractivas no votaré la opción de Caballas, aunque eso sí,
respeto a todos y eso que están equivocados los que elijan
esa opción el día 22 de este mes de mayo.
Las cosas se están poniendo tan feas que el propio
presidente de la Ciudad y número 1 de la candidatura del PP,
ha tenido que saltar a la arena, en contra de sus formas de
actuar, y ha exigido al sindicalista de las pancartas
intempestivas, que deje de insultar al votante del PP.
Tiene razón Juan Vivas, especialmente, porque hoy es votante
del PP en Ceuta una mayoría aplastante de los que votan
aquí, con lo que el sindicalista está insultando a la
mayoría de los ceutíes, o de otros que sin ser ceutíes
actuamos como tales.
Me molesta todo lo que huele a división y me molesta, aun
más, que en épocas en las que, al menos, en los organismos
oficiales, hay tranquilidad, aparezcan estos chantajistas
para envenenar el ambiente.
Aquí, si el sindicalista y colíder de Caballas no lo sabe,
cavemos todos, seamos de la tendencia que seamos y aquí,
también, estamos convencidos de que sobran los
intoxicadores, aquellos que buscan el alboroto por el
alboroto. Mirándolo bien no hay que tomar en serio a este
personaje, por el mero hecho de que es un simple diablejo
carente de principios éticos.
|