La Asociación de Fibromialgia y Fatiga Crónica de la ciudad
salió ayer a la calle para hacer públicas sus
reivindicaciones entre las que las usuarias destacaron un
“mayor respaldo” por parte de la Seguridad Social y el
personal sanitario, ya que esta enfermedad actualmente
afecta a más de 170 personas en la ciudad autónoma. Datos
que salieron a la luz durante la lectura del manifiesto en
la Plaza de la Constitución.
Entre el colorido y las destrezas mostradas en el Paseo del
Revellín donde sus artesanías fueron expuestas, las usuarias
de la Asociación de Fibromialgia y Fatiga Crónica (AFAC)
aprovecharon el Día Mundial de la enfermedad para
reivindicar un “mayor respaldo” por parte de la Seguridad
Social y el personal sanitario ya que esta patología aún no
está catalogada.
A primeras horas de la mañana, las usuarias de la entidad
social se desplazaron hasta el Paseo del Revellín, donde
bajo toldo dieron a conocer a la ciudadanía las labores que
en sus talleres realizan durante todo el año las más de “170
personas que año tras año se incorporan a la asociación y
que nos ayudan a superar los dolores que sufrimos”, explicó
Encarnación Caro, presidenta de AFAC. Sin embargo, para este
más de centenar de mujeres y hombres que en la ciudad
padecen fibromialgia y fatiga crónica lo que más duele es
“la incomprensión familiar, profesional y social, poco
respetados y mal atendidos”, lamentaban las participantes
del manifiesto que tuvo lectura a las doce de la mañana de
ayer en la Plaza de la Constitución. Durante la jornada, los
miembros de AFAC también marcaron su seña de identidad a
través de los lazos anaranjados que cientos de ceutíes
colocaron sobre sus chaquetas como símbolo de apoyo y
comprensión ya que, durante años, las personas que padecen
esta patología se han sentido “ciudadanos de segunda y bajo
sospechas sólo por el hecho de tener unas enfermedades que
no tiñen nuestra cara de ningún estigma visible, ni de las
pruebas diagnósticas de marcadores evidentes de enfermedad”,
se desprendía del documento reivindicativo.
Psicólogos, fisioterapeutas, técnicos de relajación y
manualidades ayudan a estas mujeres, día a día, a mitigar su
desconsuelo ante una enfermedad que aún no tiene
reconocimiento.
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