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ACTUALIDAD - JUEVES, 12 DE MAYO DE 2011


parte alta de la segunda fase. f.r..

URBANISMO
 

Sepes prevé culminar este mes la segunda y última fase de urbanización de Loma Colmenar

Este ambicioso proyecto ha convertido 46
hectáreas de terreno baldío en una zona “bisagra” del Príncipe con el resto de la ciudad y de uso mixto residencial-industrial
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Carreteras, senderos peatonales, escaleras y parcelas urbanizadas con todas las infraestructuras necesarias, desde saneamiento a agua potable o electricidad y alumbrado público. Todo ello forma parte de las dos fases de urbanización que la entidad estatal de suelo, Sepes, dependiente del Ministerio de Fomento, desarrolla en Loma Colmenar y que están a punto de culminar. La ultima semana de mayo o la primera de junio es el plazo en el que los técnicos responsables, a los que EL PUEBLO acompañó ayer en una visita de obra, prevén que esté finalizada la segunda fase. El resultado serán 46 nuevas hectáreas de ‘ciudad’.

El ambicioso y complejo proyecto que la entidad estatal de suelo, Sepes, dependiente hoy del Ministerio de Fomento, emprendió al comienzo de la pasada década para convertir en ‘ciudad’ 461.399 metros cuadrados de terrenos baldíos está a punto de culminar. Los responsables técnicos de la actuación ofrecieron ayer a EL PUEBLO un recorrido por las obras de la segunda fase, que abarca 25 hectáreas, comenzó a finales de 2008 y concluirá, según sus previsiones, la última semana de mayo o la primera de junio.

Carreteras, nuevos senderos para pasear, parcelas preparadas para vivienda en zonas con una de las mejores vistas de la ciudad..., todo ello forma parte de las dos fases en que se ha dividido la urbanización de estos terrenos, con una complicada orografía que no ha sido el único obstáculo a salvar. Según recuerdan los técnicos a pie de obra, las vicisitudes han sido diversas y entre ellas se cuenta la necesidad de trasladar primero los vehículos de un depósito que había en la vaguada y, durante el proceso de construcción, de ingentes cantidades de chatarra, sobre todo, de coches desguazados y abandonados. Ayer mismo, “de nuevo”, aparecían los restos de una furgoneta arrojados a los terrenos donde se construirán 317 nuevas VPO promovidas también por Sepes y, en el lado opuesto, la carcasa de un coche tirada a media altura, en lo que está destinado a ser la zona verde que hará de ‘colchón’ entre las parcelas residenciales e industriales previstas en esta fase.

A estas dificultades se han unido las que tienen que ver con los enlaces perimetrales de las dos fases de urbanización con las barriadas colindantes. Los técnicos de Sepes y los de la empresa que ha desarrollado la actuación, Vías y Obras, mostraban como ejemplo el del Arroyo Viera. Esta zona, de viviendas construidas, como las del vecino Príncipe, fuera de ordenación, estaba incomunicada del resto de la ciudad. Sólo unas empinadas e interminables escaleras daban acceso a este núcleo residencial. Un viejo camino de tierra ha dado paso a una carretera asfaltada, dotada de alcantarillado, de su correspondiente sistema de evacuación de pluviales, aceras y alumbrado público. “Un lugar aislado y sin servicios básicos se ha integrado e la trama urbana”, señalaban los técnicos de Sepes.

Este es, de hecho, el gran objetivo de la urbanización de Loma Colmenar, una tarea de “regeneración urbana” que ha supuesto importantes movimientos de tierra y actuaciones de “cirugía” urbanística y de la cual apenas es “visible” el 10% de lo realizado. “El 95% de lo que se ha hecho está enterrado”, explican, en referencia a las infraestructuras subterráneas, redes de saneamiento y agua potable y las que han dotado a esta extensa área de las conexiones de electricidad o telefonía.

Lo que sí está a la vista son los nuevos viales, el mayor de los cuales discurre por la parte baja, el arroyo de las Colmenas que da nombre a las lomas circundantes y que requirió de una obra de encauzamiento previa. Este vial, que será la columna vertebral de los nuevos residenciales y del polígono industrial previstos como dotaciones de este suelo de uso mixto, comienza en una rotonda en el puente del Quemadero y desemboca en la Almadraba. A este vial se une una nueva carretera que asciende hasta la primera fase de urbanización, a la altura del Hospital Universitario, su principal equipamiento. Escaleras situadas en distintos puntos y un sendero que recorre, en paralelo y a media altura, la ladera contraria -un futuro parque-, completan la urbanización exterior con su correspondiente alumbrado público, farolas que, eso sí, habrán de ser repuestas cuando se entregue la obra, puesto que los vándalos han hecho ya de las suyas con buena parte de ellas.

En la parte alta de la segunda fase, tras la cárcel de los Rosales, que desaparecerá con la construcción de la nueva en Fuerte Mendizábal, hay cuatro parcelas en las que puede construirse vivienda. Sepes tiene prevista en una de ellas la edificación de 113 VPO, con una inversión de 8,8 millones de euros.
 


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