Frente a la entrada de la Planta de Transferencia y
escondidos entre la maleza del Hacho, dos inmigrantes fueron
localizados ayer por EL PUEBLO mientras esperaban el momento
oportuno de acceder a uno de los camiones. Tras la sorpresa
inicial, uno de ellos accedió a hablar con el periodista y
dejarse fotografiar de espaldas al final de una conversación
de diez minutos en la que mostraba su desesperación en
parecidos términos a como lo habían hecho otros
anteriormente. Se negó a decir su nombre, pero no ocultó que
procede “de Guinea”. El inmigrante vestía la tradicional
ropa deportiva con playeras y portaba una pequeña bolsa con
alguna documentación. Muy cansado de su situación, dijo que
había sido rescatado del mar “hace cinco meses” (los contó
con los dedos de una de sus manos) y exteriorizaba su
desesperación con un “sólo quiero trabajar” , dicho lo cual
preguntó al periodista “por qué” no podía hacerlo. La
respuesta de que España “no está bien” y que aquí también
hay mucha gente sin trabajo no terminó de convencerle.
Mientras su compañero permanecía escondido en algún punto,
seguramente observando la conversación, el subsahariano daba
muestras de no estar resignado a su suerte de quedarse en
Ceuta en estas circunstancias.
Su viaje ha durado, según relata, más de dos años y no
quiere ver pasar los días “en el CETI sin saber qué hacer”
ni cuánto tiempo va a estar en esa situación. Preguntado por
si en su país de nacimiento había trabajado alguna vez, su
respuesta fue negativa.
Al finalizar la conversación, entre los árboles, el otro
inmigrante apareció cerca: aún llevaba los guantes de cuero
con los que se protegía las manos para subirse a los
camiones. Los dos saltaron a la carretera y se fueron.
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