El documental sobre los indios del monte, ‘Los Ulises,’ fue
proyectado ayer en el Salón de Actos del Palacio Autonómico.
El acto contó con la presencia de los dos artífices del
proyecto, los directores Agatha Maciaszek y Alberto García
Ortiz. El público respaldó de forma mayoritaria la
iniciativa, organizada por ‘Dharma Yoga’, en colaboración
con la Fundación Premio Convivencia. El largometraje cuenta
la historia de 57 inmigrantes indios que, ante el temor de
una deportación, escaparon del CETI para establecerse en el
monte. Allí montaron improvisados campamentos hasta,
finalmente, poder abandonar la ciudad.
Los pueblos de la India fueron lugar de destino, hace ya
cinco años, de 57 inmigrantes indios. En busca de una vida
mejor pasaron por situaciones muy complicadas... hasta
llegar a Ceuta. Allí, sin embargo, tuvieron que pasar por el
CETI donde permanecieron otros dos años. Ante el temor de
una posible deportación, los indios decidieron escapar al
monte en donde establecieron un improvisado campamento. La
historia tuvo tal repercusión que acabo llegando a Madrid,
en donde se hicieron eco dos documentalistas y cineastas,
Agatha Maciaszek y Alberto García Ortiz.
Surgía, de esta manera, ‘Los Ulises’, un documental en el
que los protagonistas reales cuentan el periplo por el que
tuvieron que atravesar. El Salón de Actos del Palacio
Autonómico acogió ayer tarde la proyección del largometraje
por primera vez en la ciudad autónoma. La propuesta, que
estuvo organizada por ‘Dharma Yoga’ en colaboración con la
Fundación Premio Convivencia, fue respaldada por los ceutíes
que ayer se conmovieron y salieron más concienciados con un
fenómeno tan complicado como es el de la inmigración.
Los propios directores fueron invitados a la proyección
para, posteriormente, participar en una charla-coloquio que
analizó una historia que ya ha conseguido conmover a
ciudadanos de diferentes partes del mundo. ‘Los Ulises’
estuvo incluido en el pasado Festival de Cine Español de
Málaga donde, explicó Maciaszek, había tenido una gran
acogida aunque, reconoció, el premio ya era estar incluido
en la sección oficial del certamen. Tras Ceuta, el
largometraje será expuesto en un festival de Serbia el
próximo 14 de mayo.
El proyecto, que contó con la financiación de numerosas
donaciones anónimas a través del sistema ‘kickstarter’, ha
tenido un desarrollo muy cuidado puesto que los propios
directores se desplazaron en varias ocasiones a Ceuta, para
convivir directamente con los indios. Además, también se
desplazaron a los pueblos de origen de los inmigrantes.
Una vez allí, además de captar las diversas historias,
también sirvieron de nexo de unión entre los familiares y
los indios puesto que grabaron mensajes de estos, un momento
“gratificante” ya que los protagonistas del documental
pudieron ver los cambios que se habían sucedido tras sus
partidas.
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El barrio de Lavapiés, lugar para iniciar una nueva vida
Muchos de los indios que
participaron en el documental vive, actualmente en el barrio
de Lavapiés, en la capital madrileña. El periplo de varios
años les ha llevado a la zona más multicultural de Madrid.
Tras su paso por Ceuta fueron trasladados a Centros de
Internamiento, en donde permanecieron como media 60 días.
Tras salir de allí pasaron a la tutela de Cruz Roja. La
organización les sirvió de cobijo puesto que le organizaron
la búsqueda de alojamientos y manutención durante un tiempo.
Sin embargo, poco a poco han tenido que buscarse la vida,
explicó Agatha Maciaszek, una situación que se antoja muy
complicada teniendo en cuenta la situación que atraviesa
España. Por ello, Lavapiés se ha convertido en el punto de
referencia, especialmente por el gran número de hindúes que
viven en el barrio. Los restaurantes indios son algunas de
las salidas laborales a las que optan. La relación de los
directores con los indios se mantiene y se fomenta con el
paso del tiempo.
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