Pese a la captura del presunto
autor material y alguno de sus cómplices en Safi (además de
otro individuo en el mismo aeropuerto de Marrakech, cuando
intentaba volar hacia Italia), el extraño atentado en la
imperial ciudad que da nombre al país sigue proyectando
zonas de sombra: quid prodest, Marrakech?, me preguntaba -y
sigo haciéndolo- en esta columna el pasado domingo. También
parece que no hace falta asistir a un curso intensivo de
terrorismo en un campamento yihadista pues según el ministro
del Interior, Taieb Cherkaoui, el asesino aprendió en
internet a confeccionar las dos bombas de seis y nueve
kilos, que luego detonó a distancia utilizando su teléfono
móvil. El semanario Tel Quel lo sigue subrayando en su
edición de ayer sábado: “El atentado de Marrakech,
sobrevenido en pleno periodo de apertura democrática,
levanta muchos interrogantes y hace temer una congelación
precoz de la primavera marroquí”. Lean entre líneas y
acertarán: ¿a quién beneficia en último término el atentado
del café-restaurante Argana…?. Porque el turismo (cuyos
ingresos aportan el 10% del PIB marroquí), por fortuna, no
se ha dejado amedrentar y los grandes agencias de viaje han
mantenido los programas. Es decir, el turismo como valor
añadido no se ha visto concernido por un solo y aislado
atentado, otra cosa hubiera sido una serie de explosiones en
cadena… Más aun: la simpatía y la solidaridad con los
“marrakchíes” están siendo constantes.
Hay con todo otros valores añadidos, además del mazazo
mediático al “Espíritu del 20 de febrero”: entre el 26 y el
28 de abril (día del atentado) tenía lugar en Rabat la
séptima reunión del Comité Consultivo de Defensa
americano-marroquí, representando a la delegación
norteamericana un alto cargo de la secretaria de Defensa,
Joseph McMillan. ¿Cuál habrá sido su impresión…? Porque,
obviamente, Marruecos no habrá dejado pasar la ocasión para
alertar de la amenaza del terrorismo yihadista en el Sahel,
así como de la frágil posición del Frente Polisario en la
región. Al hilo del “enigma Argana”, este extraño y oportuno
atentado terrorista… ¿podría quizás Washington pensar en
trasladar su comando del Africom de Alemania a Marruecos… Es
una posibilidad, máxime cuando el ejército norteamericano
acaba de planificar unos ejercicios militares a partir del 4
de junio en el norte de Mali. Por otro lado parece que el
atentado de Marrakech (28 de abril) y la muerte de Ben Laden
(1 de mayo) en Pakistán pudieran haber saltado los cerrojos
de la Caja de Pandora del entramado islamo-terrorista
internacional: el 29 de abril, tres presuntos terroristas
(dos de ellos marroquíes) cargados de explosivos y con
conexiones en Marruecos, Kosovo e Irán, eran detenidos en
Dusseldorf, Alemania. En Rusia el Comité Nacional
Antiterrorista (NAK) acaba de anunciar la muerte, el 3 de
mayo ,del emir de Al-Qaïda en el Caúcaso: Doger Sevdet,
alias Abdullah Kurd, de 34 años y poseedor de un pasaporte
turco, habría sido abatido el 3 de mayo en la zona de Vedeno,
en Chechenia. El que ha logrado escapar estos días, por el
momento, a su eliminación ha sido el ex preso de Guantánamo
y emir de Al-Qaïda en la Península Arábiga (AQPA), el saudí
Ahmed Ozman Al Amira el Gamudi. Ya le tocará… por San
Martín.
No solo en Marrakech… En la tercera semana de abril el
célebre café Hanfa, airosamente colgado sobre la bahía de
Tánger asomado al Atlántico, era también escenario de otro
extraño ataque, (¿crimen vulgar, atentado yihadista…?) en la
que un antiguo detenido por terrorismo en Marruecos y
España, asesinaba con arma blanca a una persona y hería
gravemente a otras dos.
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