El CIS, Centro de Investigaciones
Sociológicas, dependiente del Ministerio de la Presidencia
en España, nos ha ofrecido sus datos sobre la intención de
voto en Ceuta. Que son los que siguen: el PP conseguiría 21
escaños; 2 el PSOE y 2 Caballas.
Las reacciones no se han hecho esperar. Y tanto Mohamed
Alí como Juan Luis Aróstegui, que esperaban
mejores predicciones de la encuesta del CIS, no han tenido
más remedio que despreciar el valor de lo que éste ha
publicado. El primero ha declarado que las encuestas son
mera referencia, y el segundo que solamente sirven como
entretenimiento de periodistas y público en general que poco
tienen que ver con la política. Ambos políticos están en su
derecho de pronunciarse cual lo han hecho.
Aunque no dejan de ser respuestas de políticos despechados
por no verse beneficiados de la publicidad que suelen dar
los mejores auspicios electorales realizados por cualquier
empresa o centro oficial. Y, naturalmente, sería absurdo no
reconocer que los buenos augurios publicados generan
entusiasmo entre los seguidores de cualquier partido y ello
hace que los militantes redoblen sus esfuerzos
propagandísticos, en el tramo final de la campaña.
Caballas, indudablemente, no va a disfrutar de ambas
posibilidades. Es decir, de momento ha sido designada como
una formación que no ha despertado el interés que sus
dirigentes creían. Lo cual no deja de ser un varapalo que,
seguramente, hará mella en la moral de sus militantes y
partidarios, hasta el extremo de que se les puede atragantar
la labor de captación de votantes en las últimas semanas.
Y por más que muchos de los pronósticos de las encuestas no
se acercan al resultado que finalmente se produce el día de
las elecciones, cabe reconocer que, aun así, la encuesta
electoral es una herramienta relativamente válida y fiable
para vaticinar lo que ocurrirá en unas elecciones, siempre y
cuando estén realizadas con calidad. Y a la falta de
fiabilidad tendrán que agarrarse Alí y Aróstegui, para que
nos les afecte lo aireado por el CIS en un momento crucial
de la campaña.
Pues para Caballas sería un resultado malo de solemnidad si
se cumplieran los vaticinios propalados por la encuesta ya
reseñada. Más que malo de solemnidad, a mí se me ocurre
decir que la consecución de solo dos escaños sería una
debacle política en todos los sentidos. Un desastre como
para poder adelantar que estaríamos asistiendo ya al
principio del fin de un partido que nació pujante y al que
Alí, con sus absurdas decisiones, ha ido empequeñeciendo
hasta extremos insospechados.
La pérdida de un escaño para Caballas -insisto: si acaso
acierta el CIS- supondría un problema enorme para sus
dirigentes. Y la razón es palmaria: se les vendría abajo el
tinglado que han montado para que Aróstegui pudiera sentarse
en los plenos y tratar de reventarlos con fines interesados.
Y aunque a uno le consta que Alí y Aróstegui ya habían
pensado en lo que hacer, si se produjera semejante
desaguisado en las urnas, no dejaría de ser un recurso burdo
desalojar a Fatima Hamed de su escaño, a fin de que
lo ocupara el secretario general de CCOO.
Y ustedes se preguntarán a cambio de qué… Pues a cambio de
que FH se convirtiera en la abogada del sindicato.
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