Recién salido del horno el pan con
el que he realizado una obra de arquitectura culinaria: un
bocata de jamón típico de estas tierras, donde resido
actualmente y llamado popularmente “pà amb tomaquet i
pernil”, me dispongo a enfrentarme al teclado del PC con
unas ansías de comerme el mundo.
Visto lo visto, y lo no visto, tras ver el partido de
semifinales de la Champions y repasar el montón de artículos
que hablan del mismo, aderezado con las noticias sobre Bin
Laden, veo la excesiva tendencia hacía el madridismo de los
diarios de la capital y del algún otro de dominio nacional.
Demasiado insisten en el gol anulado, en la relación 0-0 y
1-1, pero ningún reglón sobre la cacería a Messi por parte
de los defensas madridistas.
Se nota desde lejos, lejísimo, que la rabia acumulada tantos
años por los forofos madridistas ha tocado techo. Del otrora
campeón de muchos torneos al de ahora media un tremendo
trecho en pendiente cuesta abajo.
El Madrid hace buena la marca de chulería popular de la que
tiene buena fama, aunque ahora sólo sea por las fiestas de
la Verbena de La Paloma, y trata de esconder la ausencia de
un equipo con juego definido como fútbol para convencer. No
es más que un equipo del montón, ahora.
Mourinho parece abonado al victimismo y ya se puede apuntar
a cualquier asociación que defiende a las víctimas del
terrorismo… arbitral.
El intento de manipulación del entrenador madridista, que no
pasó de ser traductor en el Barça, de los medios de
comunicación es comparable a lo que está haciendo Obama (Barak
Hussein) y su equipo de asesores.
Deciden no mostrar las imágenes que avalen su teoría de la
muerte del líder de Al-Qaeda… “porque no es un trofeo”,
obviando la tendencia de los americanos, los del norte, los
estadounidenses, a dar publicidad hasta de la muerte de un
escarabajo pelotero.
Pretextos tan simples como risibles los que presentan estos
americanos, como el de que lograron la confesión de uno de
los prisioneros guantanameros por medio de la simulación
asfixiante del agua (parece una secuencia de las películas
de los hermanos Marx, dado que han pasado casi ¡ONCE AÑOS!
tratando que confesara) y usar lo que han dado en llamar la
fuerza élite de su ejército, los Seal, para acabar con la
vida del saudí cuando hartos estamos de ver escenas
televisadas de los ataques de aviones a puntos concretos.
¿Por qué no enviaron uno de esos aviones cargados con alta
tecnología y con un disparo tan certero que destrozaría la
manzana a lo Guillermo Tell?
No me vengan con excusas de que podrían haber daños
colaterales y matar gente inocente si siempre han
bombardeado objetivos donde los inocentes eran multitud.
Lo digo porque, según expuso Obama en su momento, el
objetivo era matarlo, no capturarlo.
A fin de cuentas, si no quiere mostrar imágenes… ¿Qué más le
da que una bomba lo haga fosfatina? ¿A qué arriesgar la vida
de esos soldados, aunque sean Seal, para hacer lo mismo?
Ya tenemos una nueva palabra para nuestra academia: Seal,
sinónimo de uniformado asesino terrorista de carácter legal,
preparado ex profeso por el Gobierno estadounidense para
matar objetivos concretos. Vulgo: Gestapo norteamericana.
Al mismo estilo que las antiguas mafias.
Lo que me da la risa conducente al baile de San Vito es que
sean capaces de expresar con palabras lo que nada cuesta con
imágenes: decir que el cadáver de Bin Laden tiene un agujero
en el ojo izquierdo por donde asoma la sangre y la masa
encefálica… ¡joder!, truculento guión hollywoodense sin
imágenes reales. Al menos podrían arreglar el entuerto con
el PhotoShop y suavizar el posible impacto o bien lavar el
cadáver para su presentación a la prensa. Sería más creíble
que sus manifestaciones orales.
En fin, la historia sigue….
|