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OPINIÓN - JUEVES, 05 DE MAYO DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Renovarse o morir dice la celebre frase. Y en verdad, en ocasiones es más necesaria que nunca esa renovación que nos pueda hacer salir del pozo en que nos encontramos metidos. Ese es le gran problema al que se enfrentan los sindicatos pues demostrado está, después del pasado uno de mayo, que carecen del suficiente poder de convocatoria, dando la sensación, ante la escasa participación de los trabajadores a la convocatoria que, como dicen los chavales de hoy día, pasan olímpicamente de la centrales sindicales.

Lo cual es un enorme problema, que las centrales sindicales deberán tratar de solucionar lo más pronto posible, buscando la solución que vuelva a atraer a los trabajadores a cualquiera de las convocatorias que realicen. De no saber solucionar este problema poco porvenir les puede esperar por mucho que, sin discusión alguna, las centrales sindicales son de vital importancia para la democracia.

Que la agencia Lynce, especialista en concentraciones o manifestaciones, dé como resultado que la asistencia en Valencia del día uno de mayo, convocada por CC. OO y UGT, sólo haya tenido una asistencia de 8.000 trabajadores, se mire como se mire, es un auténtico fracaso de las centrales sindicales. Pues con esta reducida asistencia ha quedado demostrado el divorcio entre los trabajadores y las centrales sindicales.

Aprobar una reforma laboral, que lo único que ha conseguido es aumentar el número de parados, ha sido un gran error que se ha querido paliar con una manifestación contra esa nueva ley laboral que en nada ha favorecido la mundo del trabajo. Y es lo que decía la sabia de mí abuela “a burro muerto la cebada al rabo”. Las manifestaciones contra esa ley hay que hacerla, antes de que se apruebe. Hacerla después de ser aprobada, no vale para nada.

El mundo del trabajo echa de menos a dos grandes sindicalistas, Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, que si bien defendían los derechos de los trabajadores a capa y espada, también sabían, perfectamente, el momento que atravesaba España y el momento de hacerle una gran manifestación de protesta o una huelga general, pero sin olvidar nunca, los intereses de los trabajadores y los intereses de España.

Doctores tiene los sindicatos, y ellos sabrán las medidas que tienen que tomar, para volver a tener ese poder de convocatoria y atraer, de nuevo, la confianza de los trabajadores. Quizá algunos de los mandas piensen que hay que dejar paso a gente nueva, con capacidad suficiente para resurgir, y decida decir adiós. Insisto en la frase de mí abuela: “renovarse o morir”.

Y aquí, en esta nuestra tierra, el poder de convocatoria de CC. OO, esa central sindical, que el manda es la suprema inteligencia política de nuestra tierra, ha llegado a ser casi nulo, pues que se manifiesten 150 trabajadores, no es una cifra como para tirar cohetes, más bien un enorme fracaso. Lo que viene a ponerme el asunto, en cuanto a las elecciones se refiere, como le ponían las carambolas al rey aquel. Vamos, que visto el escaso poder de convocatoria, cosa que no me coge de sorpresa, insisto más que nunca. Ningunos con los que saque. Es una ventaja que tenemos los “vendidos”.
 

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