Era la séptima vez que visitaba Ceuta, “he venido como
ministro, como vicepresidente, como presidente del partido y
como turista... y volvere como presidente del Gobierno de
España”, dijo en el salón de actos del Ulises durante el
mitin. A Mariano Rajoy se le veía feliz de pisar, de nuevo,
la ciudad. Se sentía cómodo. El día acompañaba y las gentes
mostraban el cariño a él y a Vivas durante el paseo
realizado por las calles del centro histórico. Fotos,
saludos y baño de masa en el acto público ante más de 500
personas, completó una jornada para, tras un refrigerio en
el mismo ‘Ulises’, partir a las 15:30 horas a la península.
La imagen que quedará de un Rajoy en su enésima visita a
Ceuta será la que captó nuestro fotoperiodista, Fidel Raso,
en la balconada del ‘Puente’, a los pies del Hércules
saludando a las decenas de conductores que, haciendo sonar
sus claxons, saludaban al presidente nacional del PP.
Enfrente una imagen alucinante del puerto deportivo de Ceuta
plagado de yates y del puerto de la ciudad con los picos de
Calpe (Gibraltar) en el horizonte en un día luminosos en el
que la brisa del suroeste soplaba leve y contenida.
El presidente del populares de España había llegado en el
‘Pacífica’ que arribaba en puerto ceutí a las 12:00 horas
(hace tiempo que Rajoy desconfía de los helicópteros). Allí
le aguardaba una pequeña comisión de recepción encabezada
por el presidente regional del PP ceutí, candidato y actual
presidente del gobierno de Ceuta, Juan Jesús Vivas. A su
lado, la coordinadora de campaña, Yolanda Bel y el
presidente de la Autoridad Portuaria, José Torrado.
En el ferry fue una sorpresa para los viajeros que
compartieron espacio en el buque. Rajoy vino acompañado de
un pequeño equipo de colaboradores de Génova (comunicación,
prensa y protocolo) aunque con Álvaro Moraga, responsable
territorial de la zona en el PP
La seguridad montada era evidente aunque discreta en la
Estación Marítima y durante su recorrido posterior por el
centro histórico de la ciudad.
No había mucho tiempo que perder. En poco más de tres horas
tenía que dar tiempo a pasear por Ceuta, dar y recibir el
afecto de los ceutíes y darse un baño de multitud con las
más de 500 personas que se habían dado cita en el Hotel
Ulises (no había sitio para nadie más) y prometer que que
volvería “como presidente del Gobierno de España. No lo
dudéis”, señaló ante la ovación de la platea al grito de
“presidente, presidente”.
Pero el itinerario debía ajustarse a los tiempos previstos.
A la salida del ferry, por la escala de pasajeros, la
comitiva esperó a ser los últimos para bajar por la rampa y
toparse de frente con la representación ceutí. Apretón de
manos y abrazo bienvenida de Vivas a Rajoy que fue saludando
posteriormente a Bel y a Torrado. Tras los saludos de rigor
entre los miembros del equipo del líder nacional de los
populares y los ceutíes, rumbo a la planta baja, tomar los
vehículos y dirigirse hasta la Plaza de Africa desde donde
iniciar un recorrido a pie en una jornada en la que la
climatología acompañaba claramente. A partir de ahí, un no
parar de conectar con la gente en la calle.
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Parada en ‘El Puente’ y reposo en su terraza con un café y
zumo de naranja de por medio
Los coches de la comitiva
aparcaron frente a la fachada del Palacio de la Asamblea, en
el lado de la misma Plaza de Africa. De allí andando hacia
el centro. Se vehía a Rajoy exultante, cómodo, y a gusto.
“¡Qué luz tenéis!”, manifestaba una de las responsables de
comunicación del presidente popular. A fuerza de vivir en
ella, a veces perdemos la referencia de que Ceuta es un
placer recorrerla y nos los hacen ver quienes llegan de
fuera. Así fue. Rajoy no pudo por menos que expresar esa
sensación mientras paseaba por la avenida Alcalde Sánchez
Prado. ‘Gran Vía’ para casi todos. Gentes en las terrazas de
los numerosos bares y cafeterías a uno y otro lado de la vía
no podían, por menos, que levantarse para contemplar el
paseo del político gallego. “¡Mira es Rajoy!”. Algunos sólo
se quedaban en el comentario. Otros se acercaban a saludarlo
y él, claro, no se reprimía. Saludos, fotos y repetición de
la jugada. Hubo quienes aplaudían al paso y también quienes
hacían sonar el claxon a su paso. La llegada a la Plaza de
la Constitución determinó una parada en el camino. Un
reconfortante zumo de naranja en ‘El Puente’, en su coqueta
terraza y sentados a la relajada sombra que proporcionan su
arboleda. A Rajoy se le veía bien.
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