Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni
reluce, ni florece”, escribió con su lirismo a flor de piel
el pastor-poeta, Miguel Hernández. Mientras en el Magreb y
Oriente Medio la juventud sale a la calle luchando por su
futuro, en la adocenada España y con lo que está cayendo no
dejan de ser sorprendentes las minoritarias manifestaciones
del 1 de mayo, como si la juventud presintiera que los
vetustos y comprados sindicatos no son precisamente el mejor
banderín de enganche. ¿Las próximas elecciones municipales y
autonómicas…? “Ver, veremos” dijo un ciego… y luego no vio.
España se asemeja a una esquilmada granja en la que ni cabe
ya la rebelión orweliana. Engañados pero aun dóciles y
sumisos, sus variopintos habitantes siguen prestando
atención al teatro orquestado por los pastores que, sin
recato ni vergüenza, intentarán una vez más embridarlos en
el redil tras las elecciones del 22 de mayo. Y ustedes,
amables lectores, ¿van a seguir votando a los “pastores” de
siempre…?
Huyendo de los debates y también de la realidad, la clase
política pugna por escamotear la gravedad de la situación a
lo largo y ancho de los pueblos y las tierras de España. Con
la crisis cebándose en la ciudadanía y aun sin tocar fondo,
ninguna formación política parece tener los arrestos para
explicar que la fiesta se ha acabado, que en la caja del
tesoro público empiezan a crecer las telarañas y que, tras
el 22-M, se imponen ajustes draconianos que eviten la ya
quiebra técnica de comunidades y ayuntamientos. Los nuevos
gobernantes, sea cual fuere su signo político, saben que hay
miles de facturas de proveedores que seguirán en el cajón
“ad calendas grecas”, pues no habrá fondos para asumirlas.
Miles de empresas, autónomos, pequeños proveedores… corren
el grave riesgo de arruinarse y cerrar. ¿También en Ceuta…?
Me dirán. Tanto la población entera como la clase política
que evita exponer la situación con franqueza, el
funcionariado de la Ciudad (presuntamente) Autónoma y
proveedores varios, intuyen que no es posible continuar con
este lastre: hay que meter tijera, pues la situación
económica de la Ciudad Autónoma es asfixiante. ¿Saben
ustedes cuál es el “índice de miseria” local…?. Es decir, la
tasa obtenida tras la combinación entre el déficit público y
la tasa de paro. Que se lo cuente el piloto Márquez, que de
números presume. Entre otras medidas urge “adelgazar” la
Administración, relegando la esfera pública a su justa
medida y dar carpetazo a una serie de empresas e
instituciones municipales que solo sirven para duplicar
funciones y colocar a una pléyade de zampabollos y espíritus
sumisos. Justo al contrario de lo que predica la Coalición
Caballas: ¡crear más empresas con dinero público!. Porque
claro, si no … ¿cómo se van a poder “enchufar” tantos
puestos prometidos?
¿Y dónde están los debates…?. Hasta la fecha solo está
previsto que el alcalde y presidente de Ceuta, siempre
Ciudad Querida, se enfrente en televisión con el candidato
socialista, Carracao El Joven y curiosamente con la
Coalición Caballas, entidad política aun sin representación
si bien Mohamed Alí Lemague es un acreditado político con
representación en la Asamblea… ¡pero con UDCE!. Lo comentaba
el otro día Julián Domínguez, el candidato de Unión,
Progreso y Desarrollo (UPyD) en Ceuta que ya le ha expuesto
la situación a la Junta Electoral de Zona y a la
coordinadora de campaña del Partido Popular, la atractiva
Yolanda Bel. ¿Acaso el PP tiene algún reparo en que Juan
Vivas departa a fondo con UPyD…? ¿Cómo lo ven…? ¡No me digan
que van a votar a los pastores de “más de lo mismo”…! Sean
originales: ¡voten UPyD!.
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