Se que me estoy metiendo en un jardín peligroso y que muchos
de mis amigos y conocidos, me dirán, después de leer esta
colaboración, que me estoy volviendo poco crítico; o de
forma menos cariñosa que me deslizo peligrosamente por la
pendiente del servilismo partidista.
Nada hay más lejos de mi intención que convertirme en un
“pelota”, sobre todo a mi edad y con mi condición ideológica
de “liberal” a la espalda. Quien me conozca bien sabe que a
pesar de todos mis defectos, el de cambiar de chaqueta,
políticamente hablando, no se encuentra entre ellos, y que
lo que voy a escribir parte de una análisis personal y de
una posición de coherencia ideológica.
El lunes pasado toqué aquí el tema del liderato, cosa que
dicho sea a parte me ha costado algún que otro disgusto
personal, y reflexionando sobre el tema, he llegado al
asunto de los hombres aburridos o de los líderes aburridos.
El hecho de que las chicas se enamoran de los chicos “malos”
es algo archisabido por cualquier buen chaval, entre los
cuales me incluyo. Es algo que nuestra sociedad ha
inmortalizado en la cultura popular: Julieta se enamora de
Romeo que resultaba un golfo para su época, la Reina Juana
se enamora de Felipe “El Hermoso”, que era un auténtico
pendón se le mire por donde se le mire; cualquier idiota con
una buena motocicleta tiene más oportunidades de deslumbrar
a una muchacha que cualquier empollón con el Aranzadi debajo
del brazo.
Esto funciona así en el cine y en la tele, y generalmente
también funciona así en el mundo real.
En la vida, y teniendo en cuenta lo que traen aparejadas
cuestiones como las drogas, la enfermedad, el divorcio y las
familias deshechas, encontramos el motivo por el que los
padres, sabiendo lo que pasa en el mundo real y el valor que
tiene un buen partido, siempre llegan a la pregunta clásica
de: ¿porqué no pudiste enamorarte de un buen hombre como
Pepito que es registrador de la propiedad?
Ahora mismo en los Estados Unidos tenemos un ejemplo
estupendo de enamoramiento de un chico “malo”; según las
últimas encuestas una gran parte del electorado conservador
se decantaría por votar a Donald Trump como Presidente sólo
por el hecho de que, a pesar de ser un auténtico “capullo”,
es un capullo millonario en dólares americanos. Y sobre
todo, porque los candidatos potenciales son “blanditos y
aburridos” como ellos solos. No hay nadie dinámico,
arriesgado o sexy atractivo a los ojos del electorado. Y eso
que los conservadores americanos tienen el orgullo de
pertenecer al llamado partido de la razón, en vez del
partido de la emoción, que sería el Demócrata.
Pero bueno, para partir una lanza a favor de los ”tíos
aburridos” podríamos poner el símil de la compra de un
coche. Cuando uno va a comprar un coche, generalmente es el
coche mas excitante el que suele entrarnos por el ojo.
Aunque en realidad, y para las necesidades personales y
presupuesto del que disponemos, sea el menos “brillante”
pero más utilitario coche “familiar” el más adecuado. Te
sientes enamorado del coche/candidato deportivo, por su
lujo, brillo y esplendor. Pero el coche/candidato que
necesitas ahora para hacer el trabajo es otro, gasta menos
por kilómetro, resulta duradero y sube muy bien las cuestas.
Podemos hacer un símil paralelo entre Mitch Daniels,
gobernador de Indiana, y el propio Mariano Rajoy.
Los demócratas dicen de Mitch lo mismo o equivalente que los
“izquierdistas” dicen de Rajoy. En el primer caso Daniels,
que no tiene pelos en la lengua, es tildado de “calvorota”,
“blando” y “bajito; desde luego no es lo que describiríamos
como un tipo excitante.
En el segundo caso a Rajoy le tachan de “simple”,
“aburrido”, “sin imagen” o como un “burócrata del partido “
sin capacidad de convocatoria, en definitiva un tipo sin
carácter.
Sin embargo en el primer caso, Mitch Daniels logró reducir
el déficit del Estado en 200 millones de dólares y lo
convirtió en superávit, reformó la administración del Estado
de Indiana convirtiéndola en una máquina eficaz, abordó con
éxito la reforma educativa en colaboración con los
sindicatos locales y, a nivel federal, apoyó el plan
presupuestario de Paul Ryan calificándolo como la mejor
medida que cualquier partido hubiese podido proponer para
combatir el creciente tsunami de la deuda. Lo mas cerca que
Daniels ha estado de ser considerado un chico “malo” es
debido a que conduce una Harley; pero dicen sus amigos que
Mitch puede hacer que una Harley parezca un scooter. En todo
caso, y lo que es inopinable es que el amigo Mitch, en lo
referente a la política es un tipo serio y absolutamente
sólido.
Pasemos a Mariano. Un hombre que tiene una preparación
jurídica y académica magnífica; que fue capaz de aprobar las
oposiciones a registrador de la propiedad de manera
brillante y se convirtió en el registrador más joven de
España. Ministro de Administraciones Públicas con Aznar
impulsó los traspasos autonómicos de manera equilibrada, fue
también Ministro de Educación y Cultura donde efectuó un
importante impulso de la formación profesional y diseñó un
programa de potenciación educativa gracias a Internet, se
hizo cargo de la vicepresidencia primera del gobierno, fue
Ministro de la Presidencia, y sustituyó a Mayor Oreja como
ministro del Interior donde tuvo un brillante papel en la
lucha contra el terrorismo.
A diferencia de Mitch Daniels no conduce una Harley pero es
aficionado al ciclismo y desde el 2001 tiene la medalla de
oro del ciclismo español por su incesante apoyo a ese
deporte en todas sus categorías. Sin embargo y
efectivamente, y al igual que Daniels, en lo referente a la
política es un tipo serio y absolutamente sólido.
Dentro de pocas semanas nos enfrentamos a elecciones locales
y autonómicas importantes y, dentro también de muy poco
afrontaremos unas históricas y decisivas elecciones
generales para nuestro país. Elecciones donde nos jugamos
algo más que un talante, una cara bonita o una imagen más o
menos atractiva.
Como electorado debemos atender a algo más que un candidato
simpático capaz de prometer cualquier cosa; debemos aspirar
a líderes que hablen de manera clara y directa, honrados y
con capacidad de estar a la altura de los problemas de
nuestro tiempo: la crisis, el desempleo, el gasto y el
tamaño del gobierno.
Los candidatos deben saber que para chistes ya está el club
del la comedia pero que al electorado le interesan los
precios de la luz y de la educación, la imposibilidad de
encontrar empleo para los jóvenes, la inexistencia de
crédito para las empresas, la catástrofe del funcionamiento
de la justicia y tantos otros temas que no permiten ni la
promesa fácil ni, la broma o la descalificación casposa.
Cuando corren tiempos tan duros flirtear con los “chicos
malos” puede resultar una broma pesada, los españoles
debemos considerar seriamente lo que queremos legar a las
futuras generaciones: la visión, experiencia y credibilidad
necesarias para volver a poner a la nación en el rumbo
correcto para crecer, o más años de lo mismo a cargo de los
líderes del talante
puestos de trabajo. Junto a la industria que generaba la
captura del atún, existieron algo más de diez fábricas de
conservas y salazones. Ya todo es historia, y en el
recuerdo, cinco años vividos intensamente.
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