En ésta época de preludio
electoral los políticos son muy dados a prometer acciones
encaminadas al bien común y proliferan las promesas de los
candidatos. Como, por ejemplo: “me ilusiona trabajar en
cualquier proyecto que beneficie a mi ciudad o a mi
autonomía, según los casos; tengo muchos retos e ilusiones
en colaborar con el candidato número uno de mi partido, al
tiempo que agradezco la confianza depositada en mi; siempre
que sea por mi pueblo, lo que haga falta; lo que me gusta es
estar, trabajar y colaborar; estoy en disposición de hacer
lo que me toque, lo que me pidan; lo que me satisface es
participar en un proyecto ilusionante como el que presenta
mi partido,” y otras muchas lindezas que no hace falta
enumerar. Todas, en muchos casos, frases irónicas o figuras
retóricas que luego consisten en no llevar a la práctica lo
que se dice. Y es que hace falta completar un cupo de
personas, según el censo de población, para cumplir lo
establecido en la normativa electoral, de las cuales,
normalmente, poco menos de la mitad serán los “llamados”,
caso de que la lista a la que pertenecen resulte con mayoría
para obtener la presidencia o alcaldía objeto de la
candidatura no teniendo una ocupación definida, limitándose
a asentir o denegar lo que el jefe del grupo demande. O sea,
meros figurantes de la comedia o tragedia, según se
desenvuelvan las cosas, durante el desarrollo de la
legislatura correspondiente.
Apuntado lo anterior, ya metidos de lleno en el pre-período
electoral, vemos como suelen aparecer candidatos cuyas
expectativas de voto son mas bien desesperanzadoras, como
sucede en nuestra Ciudad, quienes piden un debate al actual
presidente y número uno de la lista del Partido Popular Juan
Jesús Vivas, señalando “que en democracia no hay mejor
manera de afrontar propuestas e ideologías, ni mejor manera
de respetar a la ciudadanía que la de decidir su voto con la
celebración de un debate donde con respeto, educación y
diálogo se pueda trasladar la visión de unidad que tiene
cada formación política”. Y nos estamos refiriendo
concretamente a las declaraciones de días pasados del
candidato socialista José Antonio Carracao quien, a nuestro
parecer, no ha medido bien las posibilidades de éxito al
querer enfrentarse nada menos que al Alcalde-Presidente más
valorado, según las encuestas nacionales, de la geografía
española. Y es que, pensamos, un debate se lleva a cabo para
que uno de los contendientes, el retador, a través de sus
críticas, ponga en evidencia a su oponente y, en el caso que
nos ocupa, mal contrincante ha elegido el secretario de los
socialistas locales. Es, como si diríamos, un enfrentamiento
entre David y Goliat pero, en este caso, el pequeño David
acude sin sus armas: el cayado y la honda, sin dóberman y
sin el lastre de Rodríguez Zapatero (que por algo no
explotarán su imagen en los carteles electorales) ante un
Goliat pletórico de éxitos del que se pueden relatar
innumerables batallas ganadas en el campo de la política,
como queda patente, durante los años que viene desempeñando
la presidencia en la cantidad, de realizaciones llevadas a
cabo en la ciudad que, por ser públicas y notorias y por no
sobrepasar el espacio que tenemos asignado, omitimos el
enumerarlas.
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