Que el Hospital Universitario de
Ceuta, es un gran hospital. Nadie lo pone en duda. Que es el
hospital que Ceuta necesitaba por el aumento de su población
y, naturalmente, porque el anterior se había quedado
obsoleto. Nadie lo pone en duda. Qué cuenta con un gran
equipo de profesionales, que tratan de hacer su trabajo lo
mejor posible. Nadie lo pone en duda. Pero que también tiene
ciertas deficiencias, algunas de ellas incomprensibles,
tampoco nadie lo pone en duda.
Es incomprensible que un hospital de esa categoría, llamado
universitario, con todo el tiempo que ha pasado desde que se
puso en funcionamiento, aún carezca de una cafetería donde
los familiares de los enfermos, que suelen quedarse de noche
acompañándoles, no se puedan tomar un café por la mañana o
llevarle al enfermo algo que se le apetezca. Esto de que la
cafetería aún permanezca cerrada y sin visos de verla
abierta es algo que por mucho que se explique, carece de
explicación alguna. Aunque digo yo, si es qué se puede decir
algo, que alguien debería darle una explicación a los
usuarios.
Otras de las cosas que tampoco tiene explicación alguna, en
éste magnifico hospital, es que no se haya pensado, sobre
todo en las personas mayores que tienen que acudir a él, la
distancia enorme que existe desde donde le deja el autobús o
el taxi hasta la entrada del hospital, sobre todo en días de
lluvias o en pleno verano cayendo el sol a plomo.
Digo yo, en el caso que se pueda decir algo, tanto trabajo o
tanto dinero costaba el haber hecho una especie de túnel
desde la puerta de inicio hasta la puerta de entada,
evitando que con la lluvia las personas mayores se pongan
chorreando o con el sol puedan coger alguna insolación.
Las personas mayores tienen que cuidarse mucho tanto del
agua de la lluvia como del sol, son dos enemigos de los que
tienen que huir por el bien de su salud. Pues un resfriado
mal curado o una insolación, pueden poner en serio peligro a
toda persona mayor.
Y como no hay dos sin tres, ahí va la tercera cosa que me
parece incomprensible. Resulta según me cuentan y me
comentan que, al parecer, desde el mes de agosto no tiene
papel la máquina que se emplea para hacer los cálculos de
aquellas personas que necesitan el “sintrom”.
Teniendo esa máquina papel sólo se necesita hacerle al
enfermo un pequeño pinchazo, cosa que por la falta de papel
no se hace en estos momentos, teniéndose que recurrir a una
extracción, con el perjuicio que eso conlleva para el
enfermo, y la perdida de tiempo para el médico encargado de
darle la dosis necesaria.
Y lo que son las cosas, mientras esa máquina del “sintrom”
carece de papel en el Hospital Universitario, en el
Ambulatorio del Recinto se tiene el papel y la máquina
funciona a la perfección. Es una de las mayores
incongruencias que he visto a lo largo de mí vida, que un
Ambulatorio tenga el papel que necesita la máquina para
funcionar y que el Hospital Universitario carezca de ese
rollo de papel.
Quien corresponda debe tomar cartas en el asunto y
solucionar de forma rápida éste problema que es
incomprensible, se mire como se mire.
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