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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE MAYO DE 2011

 
OPINIÓN / crónica

Crónica rosa de “La boda del siglo”

Por Nuria de Madariaga


A partir de hoy y por unas fechas vamos a encontrarnos saturados de noticias, chismes, crónicas y cotilleos sobre el enlace del Príncipe Guillermo de Inglaterra y la preciosa Kate, hoy Duques de Cambridge y no Príncipes de Gales como desearían la inmensa mayoría de los británicos, que apuestan por la sucesión del nieto de la Reina Isabel de Inglaterra saltando la figura de su padre Carlos que, por muy ecologista y amante del patrimonio histórico que sea, nunca ha resultado excesivamente popular.

No ha sido una boda sino un “bodón” en toda regla, la auténtica “boda del siglo”, por el lugar privilegiado y la belleza inenarrable de la abadía donde los novios se casaron teniendo enfrente un conjunto de maravillosas vidrieras y no como nuestros Príncipes que hubieron de casarse en la Almudena y teniendo como fondo las pinturas semi-románicas de Kiko Argüez, el iluminado creador de las comunidades de los Kikos, una excelente persona y un hombre de Dios, pero ni aquello era una cúpula de Miguel Angel ni podría jamás emular a la más humilde de las vidrieras.

Excelso poderío, el traje de la novia de Alexander MacQueen, un encanto de altísima costura bordado a mano con parte superior de artesanía de encaje de Chantilly, un traje de princesa de cuento de hadas y una princesa Kate preciosa, con su perfecto óvalo facial, sus labios regulares que son una oda al contra-botox, la nariz perfecta y ni un solo y mínimo retoque facial, porque es una auténtica “rosa inglesa” de las que no necesitan repellarse en quirófano.

Ha tenido suerte el príncipe Guillermo al maridar con una niña de clase media cuyos padres se rompieron el culo para que el patrimonio que iban acumulando, sudado que no heredado, revirtiera en la mejor de las educaciones para sus tres hijos. Y ahí están las niñas y el niño, capaces de alternar y estar con la realeza con la seguridad que supone el tener el más exquisito de los patrimonios que es el de la educación y la cultura, el único susceptible de abrir todas las puertas, escalar hasta las más altas esferas y hacerlo con seguridad y con soltura.

La novia maravillosa y las invitadas según, faltaron Rania, seguramente por los problemas existentes en el mundo árabe, y Carla Bruni puede que por el luto francés de los atentados de Marrakech donde murieron súbditos galos, también faltaron las elegantes señoras de la realeza marroquí por motivos evidentes. Nunca olvidaremos la falda de gasa morada con bordados y la sencilla camisa blanca de seda de Rania de Jordania en la boda del príncipe Felipe, firmaba el conjunto Gyvenchi. Nada más que hablar.

Los elegantes han sido como siempre los Beckham, Victoria vestida de su propia marca, traje de líneas depuradas en azul marino que no ocultaba su embarazo y un tocado a la frente de los que marcan tendencias y hacen época. David espectacularmente yogurín, como es de guapo un inglés cuando sale guapo. Máxima de Holanda elegante y con buena pinta, la princesa de Kent regia, como siempre es ella, de gris azulado y capaz de hacerse notar por su elegancia de princesa austriaca reciclada en inglesa en medio de una multitud. Pura realeza. Las niñas Spencer, sobrinas de lady Diana rubias de porcelana y “niñas bien” por excelencia con tocados preciosos recogiendo las melenas casi albinas. Las hijas de Sara Ferguson como siempre: fatal. Las deben vestir los republicanos.

Los cortesanos oficiales alabarán hasta quedar roncos la exquisita elegancia de los miembros asistentes de nuestra Familia Real, pero la Reina iba correctamente vestida por Margarita Nuez que jamás desfilará en la pasarela de París y Letizia con uno de sus consumidos vestidos de Felipe Varela modisto que tiene un stand en el Corte Inglés y que, al parecer, no comprende que cuando la clienta está excesivamente delgada no puede ir apretada y “a cuerpo” sino que se diseña un abrigo elegante años sesenta tipo Jackye Kennedy, se le apaña una chaqueta un poco armada o simplemente se contempla cualquiera de los modelos que viste nuestra Princesa de Asturias y se hace una pregunta: “¿Esto se lo pondrían Rania o Carla Bruni?”. Si es que no, mejor dejar el modelete en el armario.

Y el protocolo señalaba “tocado o pamela” y no sombrerete. Esta vez Felipe Varela no ha dado una. No obstante contamos con la ventaja innegable de que, los cortesanos habituales, harán la ola habitual, se vista de Chanel haute couture o se vista con un chandall del Carrefour. ¿Más notables españoles?. Se echó de menos a la familia Real griega donde Marie Chantal Miller pone la nota ultrachic mientras que su elegante cuñada Tatiana le va a la zaga.

Tampoco se vio a los de Mónaco, Carolina que necesita un urgente repaso para recuperar su legendaria belleza pero siempre imagen exquisita de Chanel, la niña Carlota que para montar a caballo prefiere Gucci pero que tampoco le hace ascos a Karl Lagerfield y la preciosa y ultramillonaria Tatiana santo Domingo, un dulce de chica que demuestra que a veces hay príncipes con ojo a la hora de emparejar. A la vista está: Los de Grecia con dos potentadas guapisimas, el de Bélgica con la linda y aristocrática Matilde, el de Holanda con la economista e hija de ministro Máxima que enamora con su simpatía a los de allí y Guillermo con la adorable y risueña Kate, la que será “la novia del siglo”.

Bodón, bodón, Nati Abascal no lo hubiera diseñado más exquisito para el “Hola”, todo maravilloso y ahora a atender anhelantes el extraordinario del BOE de la realeza, es decir, del “Hola” para empaparnos en los detalles y en los modelos de las invitadas ¡Que ganas de leerlo!
 

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