El Teatro Auditorio del Revellín ayer se vistió de gala para
recibir al ‘Corella Ballet’. La compañía entusiasmó con su
representación de ‘El lago de los cisnes’ en las que, además
de talento a raudales, también destacó por la grandiosidad
de su propuesta. Atuendos, escenografía y música, todo ello
al servicio de una historia que ya es un mito del arte.
Largas colas minutos antes de que dieran las 21:00 horas. Y,
a la hora señalada, apareció en el escenario Manuel Merlo,
el director del ‘Centro Dramático de Ceuta’, para presentar
al protagonista de la noche: Ángel Corella, quien se llevó
una cerrada ovación del público que llenaba el Teatro
Auditorio del Revellín, en el que se encontraban también sus
padres.
Corella, en su breve intervención, tuvo palabras de
reconocimiento para su compañía, de la que confesó sentirse
muy orgulloso. Por ello, les dio las gracias y, también, a
la Consejería de Cultura por haber hecho posible que el
ballet que dirige fuera el elegido para llegar a Ceuta en el
‘Día Mundial de la Danza’. El aplauso a Corella dio paso a
un silencio solemne, instantes previos a que comenzaran a
sonar los primeros acordes de la mítica partitura de Piotr
I. Tchaikovsky, interpretados por la Orquesta Sinfónica de
Kiev. El primer acto sirvió para conocer al personaje
principal de la historia, Sigfrido, interpretado por
Fernando Bufalá. El príncipe de Alemania celebra un
cumpleaños agridulce puesto que la Reina, interpretada por
la espléndida Eleanor Sharpe, quiere que contraiga
matrimonio sin su consentimiento.
El amor le llega a Sigfrido de la forma más inesperada. La
jornada de caza, que abre el segundo acto, hace posible que
conozca a Odette, la reina de unos cisnes sobre los que pesa
una maldición del brujo Rothbart. Este engaña a Sigfrido en
el tercer acto al presentarle al Odile, el cisne negro, en
quien cree ver a su amada. Cuando Sigfrido se da cuenta de
su error corre a buscar a Odette al bosque. Juntos luchan
contra el brujo... en vano. La maldición pesa más y, por
ello, deciden lanzarse al lago para no volver a separarse
jamás.
Un doble aplauso dio por finalizado el espectáculo de más de
dos horas. Los asistentes salieron con la sensación de que,
probablemente, habían visto uno de los eventos culturales de
mayor calidad en la historia de Ceuta y, lo mejor, es que
hoy se repetirá.
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