El teniente coronel de Artillería Juan José Contreras
realizó ayer, en el Casino Militar, durante una ponencia
titulada ‘Las Murallas reales’, un análisis comparativo
entre las fortificaciones españolas e italianas, tras el que
llegó a la conclusión de que las nacionales “son anteriores,
de mayor tamaño, y más complejas y evolucionadas” que las
del país vecino. En esa línea añadió que la fortificación
renacentista nace con la adaptación de la artillería, en las
fortalezas españolas del siglo XV.
Las Murallas Reales ocuparon ayer el eje central de la
conferencia que impartió el teniente coronel de Artillería
Juan José Contreras Garrido en la Sala Noble del Centro
Cultual de los Ejércitos, el Casino Militar, encuadrada en
las actividades de celebración del tricentenario de la
creación del Regimiento de Ingenieros número 7, que se
celebró el pasado 24 de abril.
El objetivo de su ponencia fue “demostrar que la
Fortificación Renacentista tuvo su origen en la escuela
española y no en la Italiana”, ya que “el origen y la
transición de una fortificación tardo-medieval a una pre-renacentista,
tuvo su campo de experimentación y desarrollo en la
península Ibérica”, según explicó Contreras.
Para ello, el teniente coronel hizo un recorrido sobre las
construcciones, en el que relató cómo nacieron las
fortificaciones modernas del primer renacimiento español:
“No nacen como consecuencia de la capacidad de la artillería
de grueso calibre empleada en asaltar las fortalezas, sino
que es el fruto de la adaptación de estas construcciones
para disponer de artillería defensiva en cámaras bajas que
permitía barrer con el fuego propio el campo circundante,
batiendo los ingenios y piezas enemigas”. en ese sentido,
explicó que la fortificación defensiva “se transforma a la
misma velocidad que aparecen nuevas armas y técnicas de
asalto”, siendo el “cambio más espectacular” el que se
observa con la aparición de la artillería: “Siempre en
contraposición a la fortificación, el avance de una,
significaba el retroceso de la otra. No obstante, los
cambios se fueron produciendo progresivamente, como podemos
observar en toda la península ibérica”.
La conclusión de su ponencia fue que las fortalezas
españolas son “anteriores a las italianas, de mayor tamaño,
y más complejas y evolucionadas”. En esa línea, añadió: “Se
considera como cierto que la fortificación renacentista nace
con la adaptación de esta a la artillería, y las fortalezas
españolas del siglo XV fueron pioneras en esta adaptación:
barreras, caponeras, cubetes, barbacanas...”.
Sin embargo, justificó la mayor fama que precede a las
fortificaciones italianas frente a las españolas con dos
razones: “Primero, nuestro propio desconocimiento de la
fortificación española; segundo, la ausencia de una
colección de dibujos o tratados comparables a los conocidos
de Roberto Valturio, Giorgio Martini o Leonardo da Vinci”.
En ese sentido, el teniente coronel señaló de los italianos
“su condición de espías o mercenarios que necesitaban
mostrar, convencer o seducir a sus clientes con dibujos que
muestren su amplio conocimiento”, frente a “los ingenieros
de la corona española, que eran militares profesionales,
continuos de la casa real que consideraban un grave error
difundir planos o dibujos de las fortalezas, incluso podían
llegar a destruirlos una vez ejecutada la obra”.
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