Por lo general marcan un intento
de mejorar lo que hay, al tiempo que proporcionan puestos de
trabajo. A veces, también, son un incordio y representan el
hacer algo por hacerlo, sin darse cuenta de que están
molestando a un sector o a varios sectores, más de lo que
ellos piensan.
En esta ocasión, tengo que hacer alusión a las obras de la
Avenida de África, a las mismas puertas del Instituto de
Bachillerato “Siete Colinas”, no sé si para quitar o para
modificar el “paso de cebra” que hay a la salida de este
centro.
Aquí, o han medido mal, o se han puesto, en este lugar, a
ver lo que sale, porque no tiene una explicación que, a la
misma puerta de un centro con casi 1.300 alumnos, 120
profesores, más todo el resto de personal, se pongan a
levantar la calle, en época de clase, cuando hace una semana
el centro ha estado cerrado por las vacaciones, esto que
estaban haciendo ayer implica un gran peligro para los
alumnos, especialmente, así como para los propios padres que
van a buscar a sus hijos a la salida del instituto, al medio
día, por ejemplo.
Pero es más, parece hecho sin sentido, porque si se hubieran
aprovechado los días de cierre del instituto, a estas horas
estaría todo concluido, sin peligro para unos y sin las
molestias que para los propios trabajadores implica la
circulación por las inmediaciones de la obra, de tantos
chavales.
De todas formas, debo repetirlo, eso no se ha mirado, sólo
se ve que hay que hacer una obra y que da lo mismo empezar
por donde se molesta, que por donde se está llevando a cabo,
durante toda una mañana y creo que seguirá más, porque a
media mañana las obras estaban, simplemente, a medias. Eso
ayer miércoles 27 de abril.
Es lo que tenemos, además de una parte en la que la
situación que ahora se quita, se había puesto hace pocos
meses, algo que no encaja, en absoluto, mirando por donde lo
mires.
¿Había necesidad de esa obra? Si hay tal necesidad sería
porque, en su día, es posible que no se hicieran las cosas
como se debían hacer y se concluyera todo en plan “chapuza”,
porque de haberse hecho bien habría habido concluida para
ciento y un días, o al menos eso es lo que pensamos, desde
aquí.
Y todas estas cosas vienen a contradecir a quienes piensan
que primero están ellos y después el cielo, que todo lo que
hacen lo hacen bien, que son perfectos, que no cometen
errores, cuando a la vista está, se pone en peligro a muchos
cientos de alumnos con unas obras que podrían haberse
concluido, cuando menos, hace un par de semanas, antes de
ahora.
Y luego llega el comentario de siempre, “la crítica por la
crítica”, cosa incierta, al menos en mi perspectiva, porque
aquí, en este caso concreto, la crítica viene, primero por
un peligro evidente y luego porque se cambia o se repara
algo que debe estar, o debiera estar, aún, en garantía.
Cuando, aquí como en todas partes, se dice que no hay
dinero, me da la risa, porque lo que no hay son unas manos
que lo puedan administrar para lo que realmente hace falta.
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