Hay que responder por obligación, que no por opción y en
memoria de ese judío que murió a los treinta y tres años y
que decía “a los tibios los escupiré de mi boca”. Y en
verdad no queremos ser escupitajos.
La polémica “denuncia” del sindicalista Secretario de
Organización de CCOO, ‘Ramón del Valle-Inclán el Malo’ (el
bueno es el otro) exigiendo las mediciones de las marchas
procesionales de la piel de nuestra tierra que es la Semana
Santa va a seguir generando reacciones de furor entre los
creyentes, hartos y hastiados de la persecución que sufre el
cristianismo por parte el laicismo radical que trata de
imponernos su vomitivo y aberrante “pensamiento único”.
Los últimos en reaccionar han sido algunos representantes de
las Cofradías, indignados ante la “ofensiva” realizada,
parece ser que en solitario y con el desmarque de sus
correligionarios, por parte del Secretario de Organización.
Magón, mar de fondo social ante las vejaciones, todos
expectantes ante la esperada reacción y el comunicado de
condena que probablemente emitirá la Ciudad Autónoma
rechazando los términos abominables de la “petición” y las
infamantes comparaciones de nuestro sentimiento religioso
expresado en la música sacra con actividades molestas,
insalubres y similares. ¿Se habrá remitido el comunicado de
CCOO a la Fiscalía? De no ser así los propios creyentes nos
veremos obligados a reaccionar y a hacer valer nuestro
derecho a estar y a existir sin ser perseguidos y
maltratados por los laicos beliguerantes (antes se les
llamaba ateos sin más y no eran ni mucho menos tan
agresivos).
Los cofrades han sido ofendidos, todo el pueblo de Ceuta que
sigue a sus Cristos y a sus Vírgenes por la ruta Dolorosa al
son de los tambores solemnes y de las trompetas, con el
camino interrumpido por el “quejío” hermoso de la saeta
(vienen desde Japón a aprender este cante en academias de
Sevilla), todos los ceutíes hemos sufrido la agresión, pero
los cristianos siglo XXI no participamos de la leche mística
de los mártires que se enfrentaban a los ataques con los
ojos en blanco y en trance espiritual, nosotros respondemos.
Denuncié yo en su día a la directora del instituto de Mijas
que arrojó a la basura el Belén de los párvulos, cientos de
respuestas salpican la geografía española, denuncian lo de
Tomás Moro, denuncian los de E-Cristians catalanes y ante la
petición por parte de un colectivo marginal de Madrid de
“celebrar” una “procesión paralela” el día del Jueves Santo
para blasfemar contra los cristianos, Esperanza Aguirre,
nuestra “Espe” habilitó un teléfono para aunar a todos
cuantos quisiéramos sumarnos a una querella masiva, en un
día recabaron los datos de ¡10.000 denunciantes! y ante la
movida la Delegación de Gobierno de Madrid negó el permiso
para la procesión blasfema.
Cuando los cristianos nos movilizamos hay que echarnos de
comer aparte, porque tenemos que bregar a diario con la
sangre de nuestros mártires y no nos gusta que nos
ensangrenten más, bastante tenemos con la cruel y odiosa
persecución que sufren los nuestros en determinados países,
los cristianos, hoy por hoy, somos los únicos que morimos
por nuestra religión ¡y ya está bien!. Dice la sabiduría
milenaria que “Éramos pocos y el travesti de la casa parió
siameses” Que tengan machacados a nuestros coptos en Egipto
hay que tragarlo, contra las persecuciones en Pakistán solo
cabe una respuesta internacional, pero cuando nos agreden en
nuestra propia casa hay que responder porque de lo contrario
tendrán razón quienes opinan que nos atacan y persiguen
porque somos unos melindrosos. Y no es así, cuando se nos
organiza como en Madrid hay diez mil que reaccionan en unas
pocas horas y si hubieran dejado una semana habrían sido
millones los denunciantes. Hay que responder por obligación,
que no por opción y en memoria de ese judío que murió a los
treinta y tres años y que decía “a los tibios los escupiré
de mi boca”. Y en verdad no queremos ser escupitajos.
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