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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE ABRIL DE 2011

 
OPINIÓN

Profunda irritación en las Cofradías por la ofensa de CCOO

Por Nuria de Madariaga


Hay que responder por obligación, que no por opción y en memoria de ese judío que murió a los treinta y tres años y que decía “a los tibios los escupiré de mi boca”. Y en verdad no queremos ser escupitajos.

La polémica “denuncia” del sindicalista Secretario de Organización de CCOO, ‘Ramón del Valle-Inclán el Malo’ (el bueno es el otro) exigiendo las mediciones de las marchas procesionales de la piel de nuestra tierra que es la Semana Santa va a seguir generando reacciones de furor entre los creyentes, hartos y hastiados de la persecución que sufre el cristianismo por parte el laicismo radical que trata de imponernos su vomitivo y aberrante “pensamiento único”.

Los últimos en reaccionar han sido algunos representantes de las Cofradías, indignados ante la “ofensiva” realizada, parece ser que en solitario y con el desmarque de sus correligionarios, por parte del Secretario de Organización. Magón, mar de fondo social ante las vejaciones, todos expectantes ante la esperada reacción y el comunicado de condena que probablemente emitirá la Ciudad Autónoma rechazando los términos abominables de la “petición” y las infamantes comparaciones de nuestro sentimiento religioso expresado en la música sacra con actividades molestas, insalubres y similares. ¿Se habrá remitido el comunicado de CCOO a la Fiscalía? De no ser así los propios creyentes nos veremos obligados a reaccionar y a hacer valer nuestro derecho a estar y a existir sin ser perseguidos y maltratados por los laicos beliguerantes (antes se les llamaba ateos sin más y no eran ni mucho menos tan agresivos).

Los cofrades han sido ofendidos, todo el pueblo de Ceuta que sigue a sus Cristos y a sus Vírgenes por la ruta Dolorosa al son de los tambores solemnes y de las trompetas, con el camino interrumpido por el “quejío” hermoso de la saeta (vienen desde Japón a aprender este cante en academias de Sevilla), todos los ceutíes hemos sufrido la agresión, pero los cristianos siglo XXI no participamos de la leche mística de los mártires que se enfrentaban a los ataques con los ojos en blanco y en trance espiritual, nosotros respondemos. Denuncié yo en su día a la directora del instituto de Mijas que arrojó a la basura el Belén de los párvulos, cientos de respuestas salpican la geografía española, denuncian lo de Tomás Moro, denuncian los de E-Cristians catalanes y ante la petición por parte de un colectivo marginal de Madrid de “celebrar” una “procesión paralela” el día del Jueves Santo para blasfemar contra los cristianos, Esperanza Aguirre, nuestra “Espe” habilitó un teléfono para aunar a todos cuantos quisiéramos sumarnos a una querella masiva, en un día recabaron los datos de ¡10.000 denunciantes! y ante la movida la Delegación de Gobierno de Madrid negó el permiso para la procesión blasfema.

Cuando los cristianos nos movilizamos hay que echarnos de comer aparte, porque tenemos que bregar a diario con la sangre de nuestros mártires y no nos gusta que nos ensangrenten más, bastante tenemos con la cruel y odiosa persecución que sufren los nuestros en determinados países, los cristianos, hoy por hoy, somos los únicos que morimos por nuestra religión ¡y ya está bien!. Dice la sabiduría milenaria que “Éramos pocos y el travesti de la casa parió siameses” Que tengan machacados a nuestros coptos en Egipto hay que tragarlo, contra las persecuciones en Pakistán solo cabe una respuesta internacional, pero cuando nos agreden en nuestra propia casa hay que responder porque de lo contrario tendrán razón quienes opinan que nos atacan y persiguen porque somos unos melindrosos. Y no es así, cuando se nos organiza como en Madrid hay diez mil que reaccionan en unas pocas horas y si hubieran dejado una semana habrían sido millones los denunciantes. Hay que responder por obligación, que no por opción y en memoria de ese judío que murió a los treinta y tres años y que decía “a los tibios los escupiré de mi boca”. Y en verdad no queremos ser escupitajos. 
 

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