Hoy se pone punto final a la
Semana Santa. Una Semana Santa donde todos hemos estado
pendiente del cielo, con la esperanza puesta en que no
apareciese la lluvia y pudiésemos disfrutar de los desfiles
procesionales, cosas que sólo hemos podido hacer con algunas
de las cofradías que decidieron hacer su desfile
procesional, entre ellas el popularísimo “encuentro” que,
una vez más, hizo llenar a rebosar los aledaños del la Plaza
de África.
En la mayoría de las ciudades y pueblos de España la lluvia,
el peor enemigo de las cofradías, se han tenido que
suspender los desfiles procesionales, ante la cantidad de
agua caída, por culpa del mal tiempo que estamos padeciendo.
Ha sido una enorme desilusión no sólo para las cofradías que
llevaban todo el año preparándose para poder realizar sus
desfiles procesionales, sino también para todos los miles de
turistas que nos han llegado desde diferentes puntos del
mundo para presenciar nuestros desfiles profesionales y,
cómo no, pensando en disfrutar del sol español.
Como acostumbraba a decir la sabia de mí abuela:”al perro
flaco todo se le vuelven pulgas”. Y es que, con la crisis
que estamos padeciendo, la llegada de esa riada de turismo
que duda cabe, hubiese dado un gran apoyo económico a
nuestra hostelería que, en los momentos actuales, no está
como para tirar cohetes.
Pero es que hasta el tiempo ha jugado su baza contra
nosotros, enviándonos esa cantidad de agua sobre las
distintas ciudades y pueblos de España, que han hecho
imposible poder disfrutar de los desfiles procesionales y de
ese maravilloso sol que poseemos, pero que debido al mal
tiempo ha brillado por su ausencia, incluso en ciudades
donde, en esta época del año, hace su aparición con fuerza,
alcanzando los grados de calor suficiente para que el
personal pueda disfrutar de días de playa.
Nada se puede hacer para combatir el mal tiempo, pues no hay
antídoto alguno para hacerlo desaparecer, dando paso al buen
tiempo. Cosa que de poder realizarse, no me cabe duda
alguna, que todos los hermanos mayores de las cofradías y
cuantas personas intervienen a la hora de sacar los pasos,
hubiesen llevado a cabo de forma inmediata.
De todas formas, dentro de lo malo y de la lucha contra el
mal tiempo, algo se ha conseguido ya que algunas cofradías
si que han podido realizar sus desfiles procesionales por
las calles de nuestra tierra, con los ojos puestos en el
cielo y rogando que no hiciese su aparición la maldita
lluvia, causa de todos los males de nuestra Semana Santa.
Sólo nos queda esperar y desear que el próximo año, la
lluvia brille por su ausencia, y en su lugar aparezca un sol
radiante que nos haga felices a todos pudiendo, con ello,
disfrutar de nuestra Semana Santa, de nuestras playas y de
las terrazas de los bares, sin necesidad tener que mirar
constantemente al cielo.
Claro que es sólo un deseo que compartimos, sin duda alguna,
con todos aquellos que de una forma u otra, viven para que,
una vez al año, puedan realizar sus cofradías los desfiles
procesionales por las principales calles de nuestra tierra.
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