Lo que resulta inusual es que, en
una de las ciudades mejor gestionadas de España, “la
oposición” insista en defender sus escasos argumentos con la
boca pequeña.
En la actual coyuntura política hay veces en las que caemos
en la generalización del lenguaje y utilizamos los términos
a la ligera sin detenernos a reflexionar sobre su
significado intrínseco. Pienso que por este motivo hemos de
pararnos ante el término “cabeza de lista” o “número uno de
la candidatura” porque ese lugar significa que la persona en
cuestión habla primero en nombre de quienes en él han
depositado su confianza y más tarde en su nombre propio. Son
los votantes quienes otorgan legitimidad, respaldan y
apoyan. El número uno representa el conjunto de sus
aspiraciones y ejerce de portavoz de las expectativas del
pueblo soberano.
Tal vez de ahí la tranquilidad de los ciudadanos que han
venido apoyando al Presidente Juan Vivas ante los próximos
debates, tranquilidad y confianza sustentados por la solidez
de sus argumentos y la existencia material y palpable de los
logros conseguidos en la ciudad, que no en la Nación donde
son otros quienes gobiernan.
El tono de los debates se presume y se presiente, por un
lado el realismo visible de la gestión que ha logrado que,
en la peor crisis de la historia de España, nunca en Ceuta
se han dado las situaciones terribles de miseria absoluta
que acontecen en otros puntos de la Península. Mientras en
toda España se han ido recortando las prestaciones y las
ayudas sociales con la consiguiente proliferación de los
comedores de Cáritas y los bancos de alimentos, en Ceuta el
Gobierno se las ingeniaba para pergueñar empleo público.
Cuando en la Península la construcción aparece
semiparalizada con la consiguiente y dolorosa emigración de
los trabajadores del ladrillo a las campañas agrícolas, aquí
se ha seguido construyendo, mejorando, invirtiendo, dotando
de infraestructuras y funcionando con la dinámica puramente
germana de Angela Merkel que ha conseguido en un tiempo
record el relanzamiento de Alemania como primera economía y
locomotora de Europa.
Lo que resulta inusual es que, en una de las ciudades mejor
gestionadas de España donde la crisis no ha lanzado a los
ciudadanos a comer de los contenedores, “la oposición”
insista en defender sus escasos argumentos con la boca
pequeña y quiera reprochar seguramente al Gobierno temas que
atañen y conciernen al Gobierno de la Nación.
Ya se sabe que el discurso penoso, lacrimoso y onegetista
vende entre algunos electores. Sabido es que determinadas
formaciones “instrumentalizan” la situación financiera
nacional para tratar de culpabilizar de ella ¡a la gestión
del Gobierno de Ceuta!. Todo muy evidente, parten de la
credulidad de sus futuros votantes y piensan que estos
ciudadanos no van a plantearse interrogantes ni tienen una
gran capacidad de respuesta. Lógicamente no les van a
recordar a los ceutíes lo afortunados que son al poder
aspirar a un trabajo en la propia ciudad.
En Andalucía, en Extremadura, en las Castillas, son los
sindicatos quienes organizan y potencian la emigración como
solución en tiempos duros. Los sindicatos buscan y ofrecen
soluciones. Pero a ninguno se le pasa por la cabeza el que
la Junta andaluza o la extremeña estén “obligadas” a ejercer
de INEM, para eso está el INEM. Como mucho se organiza el
que cada año cerca de medio millón del millón y medio de
parados de Andalucía, muchos de ellos despojados de su único
recurso que eran los cuatrocientos euros de “la paguilla de
ZP” partan durante meses a la vendimia francesa, a vivir en
barracones y a partirse la espalda en tierra extraña para
volver a la suya con los dineros dignamente sudados y
ganados, que no regalados. ¿Cuando un sindicato de Ceuta ha
organizado a un contingente de parados y les ha buscado
trabajo en Francia?. ¿Cuando ha organizado cuadrillas de
desempleados y les ha conseguido contratos como jornaleros
en la campaña de la fresa de Huelva que da de comer a
cientos de antiguos trabajadores del ladrillo de toda
España?. ¿Cuando la lacrimosa oposición se ha molestado en
buscar contratos para la campaña de la aceituna de Jaén que
emplea a quienes han tenido que bajarse del andamio y verse
despojados de sus pisos por los bancos, pasando de una
cómoda clase media a la pobreza?. Albañiles, fontaneros,
escayolistas, alicatadores, peones, ex-trabajadores de las
pequeñas empresas quebradas, bajo los plástico agobiantes de
los cultivos tempranos almerienses. Cerca de cinco millones
de parados españoles partiéndose el pecho. Y es por respeto
a ellos por lo que espero que, la oposición, no caiga en la
abyección moral de “reprochar” al Gobierno de la ciudad “el
problema del paro” porque los afortunados desempleados
ceutíes al menos tienen ayudas y alguna expectativa, a la
vista está que no andan de campaña agrícola en campaña
agrícola, ni sudando la gota gorda bajo los plásticos
insalubres de los invernaderos de El Ejido.
Por respeto y en solidaridad con los españoles que andan
tirados por las carreteras y por los cientos de madres que
dejan a sus hijos para trabajar en la fresa, mejor que la
oposición no utilice el paro como arma arrojadiza, porque no
le va a dar al Gobierno de Vivas, sino al de Zapatero y de
rebote a la nueva España que hace colas para montar en los
autobuses, ya sin maleta de cartón, sino con bolsa de
deporte, con el botijo aparcado pero el botellín de agua en
la mano, obligados a abandonar sus hogares para poder comer,
por respeto a ellos que cierren la boca y demuestren algo de
verguenza.
¿Sobre que va a debatir la oposición con el Presidente?. El
uno con sus argumentos entre cubanos y onegetistas,
utilizando el proverbial victimismo plañidero que es su seña
de identidad y el otro ignoro el como y el porqué se sienta
a debatir y de qué, cuando su partido ha sido la peor
maldición que ha sufrido España.
Debates estériles y “de lucimiento”, nada de apoyo radical a
las Pymes que son el tejido productivo de la economía, nada
de una durísima política contra los bancos que han puesto de
rodillas a los españoles, nada de condicionar ayudas a
formación, tan solo reproches amañados y propuestas que son
más utópicas que un congreso de unicornios.
Por un lado la coherencia, los hechos y el reconocimiento de
todos los españoles, y por el otro la entelequia de que, los
opositores “existen” y aspiran a su cuarto de hora de
gloria. Pero las palabras se las lleva el viento y los
logros, las mejoras y las infraestructuras no.
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