Para quienes creemos en la existencia de una Voluntad
Superior y pensamos que la casualidad es el seudónimo de
Dios cuando no quiere firmar, la sincronicidad es una
constante en nuestras vidas y la asumimos con entusiasmo y
llenos de curiosidad.
Tuvieron que ser mis amigos Juan Tuset y la veterinaria
Gabriela quienes se ofrecieron a acompañarme en mi visita
al, para mí decepcionante, cementerio de Ceuta y me
descubrieron la antigua cárcel de el Sarchal, esa en la que
las mujeres lloraban mirando al mar. Y esperaban... ¡ Y
miren que se hace larga la espera! Eterna y desoladora con
una pesadez que late en los muros de piedra desprendiendo
una energía agobiante que, en los años ochenta, unos
mamarrachos con afanes de parapsicólogos trataron de captar
montando sus engendros técnicos y saliendo escarmentados del
intento. Porque hay que tener mal gusto y poco miramiento
para molestar a las almas y a los espíritus de las mujeres
que allí padecieron cautiverio. Resulta malvado e
irrespetuoso.
Por eso, cuando acudí acompañada de un amigo que había
sufrido una mala experiencia en la azotea del antiguo fuerte
en el transcurso de una oración compartida y que iba más
mosqueado que un pavo oyendo una pandereta, pero también con
muchas ganas de reconciliación espiritual con el lugar,
entramos saludando y presentándonos. Una visita con lapsus
de largos silencios y explicaciones por mi parte de las
razones de nuestra presencia, algún gorigori católico
musitado y respetuoso recorrido de las naves con techos de
bóveda, angostas ventanas que hurtan la luz y un par de
puertas con rejas abiertas a un pequeño patio.
Allí hay un importante deterioro, el suficiente como para
demostrar el interés de determinados sectores por los BIC,
bienes de interés cultural. El fuerte está abandonado y sin
lugar a dudas ha sido víctima del saqueo a lo largo de los
años, de hecho falta el portón de la entrada, arrancado de
sus goznes, pero no es una ruina. En lo más mínimo, he
estudiado arte y patrimonio casi treinta años con un gran
maestro de los que opinan que se aprende gastando los codos
sobre la mesa y sé que la parte más antigua del edificio se
encuentra en buenas condiciones por la excelente labor de
quienes lo construyeron. Sólido y robusto, como una
excrecencia de los propios acantilados.
Tan solo el apaño de ladrillo de las menos antiguas
construcciones de la azotea apenas se mantiene en pie, pero
como no forma parte del alma de el Sarchal sino que es un
parche postizo y porquerioso, si el proyecto espiritual lo
requiere ya veremos las mujeres como resolvemos el asunto.
Para quienes hemos sido premiados con el privilegio de una
fe sin fisuras, tardía como en mi caso, que bien que me la
curré durante más de media vida, la casualidad no existe y
todo adquiere un significado. En el momento de mi
presentación ante las almas, mi esposo el anciano pintor, se
encontraba en puertas de una dolorosa y delicada operación
de retina, así que pedí a los seres de luz que allí laten
que estuvieran junto a él en el quirófano guiando la mano
del doctor Monés y los giros de su mágico bisturí. Y un poco
más adelante presentes en otra intervención de las arterias
de ambas piernas que se las tienen que cambiar. Trueque en
estado puro al más refinado estilo meridional.
Todo muy sensato y muy coherente. Si ellas ayudan al pintor
en sus graves achaques trataremos de montar un museo en
honor y por el recuerdo de aquellas mujeres que lloraban
mirando al mar, cuadros de pájaros, flores y mariposas, la
lógica presencia de una Virgen Madre y todo el montaje
encaminado a conseguir una sonrisa de las almas, para que el
lugar sea el de las mujeres que sonríen mirando al mar,
Un proyecto artístico y lleno de misticismo para los
espíritus de las mujeres por lo que sería lógico que
fuéramos mujeres espiritualmente implicadas las que
arrimáramos el cemento y la mezcla y las que escamondemos
las celdas abovedadas hasta que se pueda comer en el suelo.
Y no digo repulir las letrinas porque no hemos conseguido
dar con ellas, no las encontramos. Ni tampoco la instalación
de luz aunque las últimas desdichadas inquilinas residieron
y penaron allí en la guerra de 1.936.
¿Es que las tenían a oscuras y sin retretes? Normal que
estuvieran ofendidas y apenadas. Pero no lo están cuando
nosotros vamos, porque como conocen nuestro sueño para
arrancarles una sonrisa, allí late una especie de
expectación, una emoción contenida y una palpitante
curiosidad. Y para más inri saben que le he contado el
proyecto a la que tiene que ser nuestra factotum que es la
mágica Yolanda Bel y como es lógico le ha encantado la idea,
porque es una idea llena de magia y el reverso luminoso de
la Portavoz me parece que se mueve como pez en el agua en el
mundo de los sueños expresados con palabras. Porque ya saben
que, las palabras no expresan la realidad sino que “crean”
la realidad.
La sincronicidad es y está. Estan las almas, estamos las
mujeres, están nuestros ángeles guardianes, está Yolanda,
está el pintor y está este periódico ‘El Pueblo de Ceuta’
para hacerse eco de la crónica de la aventura que soñamos
emprender. Y nos consta que cada pequeño avance será una
especie de milagro, pero también sabemos que el que no cree
en los milagros es que no es realista.
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