Ni el holocausto ni el decreto de expulsión que recayó sobre
ellos han podido borrar las huellas que marcó el paso de la
esclavitud a la libertad después de 430 años obedeciendo a
los caprichos del faraón egipcio. La historia no pasa
desapercibida por la comunidad hebrea, es más, su importante
peso simbólico se ve perpetuado generación tras generación
siendo de obligado cumplimiento en estas fechas, en la que
los judíos estarán de fiesta hasta el martes conmemorando el
‘Pesaj’. “Fue la primera vez en la historia en la que el
pueblo judío se sintió libre”, recordaba Jacob Hachuel,
miembro de la comunidad hebrea de Ceuta.
Todos los años se celebra y relata la salida del pueblo
hebreo de Egipto en primera persona, “como si se hubiera
vivido”, antes de la cena del segundo día de la festividad y
acomodados con familiares y amigos. Eso sí, siempre con un
cubierto y un hueco en la mesa para “aquellos necesitados
que necesitan celebrar la Pascua acompañados”, apuntaba
Hachuel, haciéndose eco del rezo que preside el ceremonial
familiar que combina párrafos en hebreo con la lengua del
orante. Durante ocho días los judíos tienen prohibidos todos
aquellos alimentos susceptibles de fermentar, como el pan o
la cerveza, ya que recuerdan “las plagas de peste, piojos,
sangre o granizo que recayeron sobre la comunidad hasta que
el faraón, de madrugada, dejó libre al pueblo”, explicaba
Jacob Hachuel, ligando el alimento que estos días preside la
mesa, esa mezcla de “agua y harina” convertida en masa
cocida sin fermentar (pan ácimo) lo único que los hebreos
pudieron llevarse consigo para escapar de la esclavitud y
sentirse personas libres.
Además, los dos primeros y últimos días escapan del
calendario laboral para compatibilizar la oración con los
seres queridos y los miembros de la comunidad en la
sinagoga.
Pero el ‘Pesaj’ lleva consigo una carga simbólica “muy
importante” que hacen que el folklore, la religión, el
recuerdo y la satisfacción de evitar las cadenas y volar
hacia lo más alto envuelvan estos días de devoción los
hogares hebreos de la ciudad. “Además del pan ácimo,
pondremos sobre la mesa la hierba amarga para no obviar que
nuestro pueblo, en algún momento, fue esclavo en tierra
extraña, y suele ser el apio. Por ello, todos los judíos
tenemos la condición de no olvidar nuestros hechos
históricos, tanto los buenos como los malos”, añadía este
miembro de la comunidad de Ceuta.
Pesaj, es sinónimo de “Felices Pascuas”, y eso es lo que se
desean en estos días, todos los miembros de la comunidad
hebrea de Ceuta que anoche echaron mano del folklore para
festejar algo tan básico y tan importante, como la libertad.
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