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OPINIÓN - LUNES, 18 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Las luces del turismo de cruceros
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

El que Ceuta se convierta en “ciudad de cruceros” puede ser claro sinónimo de prosperidad, siempre que se cumplan una serie de requisitos innegociables. Y puedo referir la experiencia directa y cercana de Málaga cuando comenzaron a atracar en su puerto los grandes trasatlánticos cargados hasta los topes de turistas con ganas de desembarcar, “quemar” boutiques, grandes superficies y tiendas de souvenirs de “postín” y comerse todas las tapas de Andalucía achuchadas con vino Cartojal. El problema fue que, los domingos malagueños en el Centro Histórico eran tan animados como jugar al mus en un camposanto con todos los comercios y muchos establecimientos de hostelería cerrados. Y como los visitantes no se conforman tan solo con el “turismo cultureta” de visitar dos museos y un par más de monumentos históricos con el resto de la ciudad con las persianas y los cierres echados, la iniciativa se vio en serio riesgo. Nadie escoge para desembarcar una ciudad que es un muermo y un aburrimiento. Las autoridades intervinieron y pactaron la apertura los festivos en los que llegaran los barcos y eso es lo que hay que hacer. Sin que los sindicatos ni pinchen ni corten, de hecho en el tema de los horarios quienes deciden en Andalucía y acuerdan con la Junta son los propios comerciantes y buscando el interés común.

Ser “ciudad crucerística” son todo ventajas porque se genera prosperidad, pero a los turistas hay que ofertarles mucha animación, abierto total, las terrazas de los bares anhelantes por servir tapas y sangría, los restaurantes con los menús dispuestos y todos los comercios al acecho para “reventar” las cajas registradoras de tanto vender. Luego es normal tener algún detalle de “buen gusto” con los que vienen, lo de siempre, la degustación de vino en la escalerilla del barco, el virtuoso que corta jamón y reparte lonchas que es una cosa muy fina y muy fotografiada, a veces algunos folklóricos o algo étnico que les sorprenda y agrade y mucha luz por las aceras, incluso algunos árboles adornados. Y el factor musical en plan sacar el arte a las calles para animar el cotarro. Toda la ciudad haciendo palmas por bulerías a los cruceristas y generando riqueza. Por muy molesto que pueda ser la apertura en festivo, porque hay que considerar que se pueden levantar en un día las ganancias de una semana.

Aparte está el factor “souvenirs” porque si se es destino de cruceros hay que tener varios tipos de recuerdos, desde la postal y el mechero a la cerámica autóctona, de la recreación de monumentos a las imágenes sagradas. Y luego souvenirs más lujosos para quienes quieran gastar más como vajillas, platos ornamentales y brocantes variados. ¡Y las gorras, las camisetas y las sudaderas! Eso es más popular pero se vende muy bien.

Abierto total, mucho que comprar, gloria de Dios para comer y beber, monumentos para visitar, souvenirs a destajo, animación asegurada y el resto lo pone Ceuta de por sí y sin “apretar”, gratis total, la belleza de sus paisajes, la variedad infinita de sus nubes, las playas de arena, los matices cromáticos inigualables por su latitud, la vigorizante y gratuita energía telúrica que emanan sus montañas (más gratificante para el cuerpo y la mente que cualquier spa) y la chispa humana made in Ceuta.

¿Ciudad de cruceros? La ubicación es inmejorable pero quienes llegan los hacen con expecativas y hay que dar la talla, porque se puede dar.
 

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