El que Ceuta se convierta en
“ciudad de cruceros” puede ser claro sinónimo de
prosperidad, siempre que se cumplan una serie de requisitos
innegociables. Y puedo referir la experiencia directa y
cercana de Málaga cuando comenzaron a atracar en su puerto
los grandes trasatlánticos cargados hasta los topes de
turistas con ganas de desembarcar, “quemar” boutiques,
grandes superficies y tiendas de souvenirs de “postín” y
comerse todas las tapas de Andalucía achuchadas con vino
Cartojal. El problema fue que, los domingos malagueños en el
Centro Histórico eran tan animados como jugar al mus en un
camposanto con todos los comercios y muchos establecimientos
de hostelería cerrados. Y como los visitantes no se
conforman tan solo con el “turismo cultureta” de visitar dos
museos y un par más de monumentos históricos con el resto de
la ciudad con las persianas y los cierres echados, la
iniciativa se vio en serio riesgo. Nadie escoge para
desembarcar una ciudad que es un muermo y un aburrimiento.
Las autoridades intervinieron y pactaron la apertura los
festivos en los que llegaran los barcos y eso es lo que hay
que hacer. Sin que los sindicatos ni pinchen ni corten, de
hecho en el tema de los horarios quienes deciden en
Andalucía y acuerdan con la Junta son los propios
comerciantes y buscando el interés común.
Ser “ciudad crucerística” son todo ventajas porque se genera
prosperidad, pero a los turistas hay que ofertarles mucha
animación, abierto total, las terrazas de los bares
anhelantes por servir tapas y sangría, los restaurantes con
los menús dispuestos y todos los comercios al acecho para
“reventar” las cajas registradoras de tanto vender. Luego es
normal tener algún detalle de “buen gusto” con los que
vienen, lo de siempre, la degustación de vino en la
escalerilla del barco, el virtuoso que corta jamón y reparte
lonchas que es una cosa muy fina y muy fotografiada, a veces
algunos folklóricos o algo étnico que les sorprenda y agrade
y mucha luz por las aceras, incluso algunos árboles
adornados. Y el factor musical en plan sacar el arte a las
calles para animar el cotarro. Toda la ciudad haciendo
palmas por bulerías a los cruceristas y generando riqueza.
Por muy molesto que pueda ser la apertura en festivo, porque
hay que considerar que se pueden levantar en un día las
ganancias de una semana.
Aparte está el factor “souvenirs” porque si se es destino de
cruceros hay que tener varios tipos de recuerdos, desde la
postal y el mechero a la cerámica autóctona, de la
recreación de monumentos a las imágenes sagradas. Y luego
souvenirs más lujosos para quienes quieran gastar más como
vajillas, platos ornamentales y brocantes variados. ¡Y las
gorras, las camisetas y las sudaderas! Eso es más popular
pero se vende muy bien.
Abierto total, mucho que comprar, gloria de Dios para comer
y beber, monumentos para visitar, souvenirs a destajo,
animación asegurada y el resto lo pone Ceuta de por sí y sin
“apretar”, gratis total, la belleza de sus paisajes, la
variedad infinita de sus nubes, las playas de arena, los
matices cromáticos inigualables por su latitud, la
vigorizante y gratuita energía telúrica que emanan sus
montañas (más gratificante para el cuerpo y la mente que
cualquier spa) y la chispa humana made in Ceuta.
¿Ciudad de cruceros? La ubicación es inmejorable pero
quienes llegan los hacen con expecativas y hay que dar la
talla, porque se puede dar.
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