Y mucho menos cuando cada uno
quiere verlos desde una perspectiva muy particular y no
buscando la realidad en la que hay que encuadrarlos.
Mal andan las cosas en cualquier sociedad, en la que no hay
claridad en los números, y no me refiero sólo, a los números
de los dineros que hay en caja, sino a los números de los
gastos, de los ingresos, de las deudas, de los préstamos y
de todo lo que se mueve.
Y no me voy a centrar hoy, precisamente, en ese desfase de
los números que ha generado el encuentro del presidente del
Gobierno, con las altas esferas de la política China.
Al final, nada, o lo que es lo mismo:”muchas palabras y
pocos hechos”. Aquí se hacían todo tipo de ilusiones, los
9000 millones del ala es mucho dinero, aunque nos hubiéramos
hipotecado para tres generaciones, pero lo malo es que “de
lo dicho no hay nada” y habrá que buscar otro viaje más
rentable, ya no sé si para frenar el paro, para pagar las
pensiones y para que nuestra Sanidad avance un poco más.
Habrá que seguir esperando y no sé si, ahora, los expertos
le prepararán otro viajecito “al jefe” para ver si de ahí
sale algo más en lo que poderse apoyar para paliar el
desastre que se avecina en las municipales y autonómicas el
día 22 de mayo.
Y es que todas estas componendas me recuerdan cuando en los
años duros, después de la guerra, la mayor parte de las
mujeres, que entonces sabían coser, y bien, se pasaban
tardes y noches dejándose la vista, con sol, sombra, con el
novilunio o plenilunio, tratando de hacer un pantalón nuevo,
de dos rotos, o una camisa elegante con los retales que
había encontrado y que servían para un cosido o un zurcido.
Así anda ahora el Gobierno, busca la multiplicación de los
panes y los peces, olvidándose de donde podría llegarles el
“maná” para ese día y los siguientes.
Lo de China ha sido muy fuerte y si ahora son capaces de
hacer rodar cabezas es, porque esa situación ha venido para
salvar la situación, y “un mal entendimiento nos lleva, otra
vez a hacer el primo.
El primo, el hermano o el primero separado, me da lo mismo,
con tal de que en una negociación sabemos a donde vamos a
parar y no precisamente a una juerga.
Y si aquí, en estas “subvenciones encubiertas” los números,
además de no salir en orden, no salen tampoco en el día a
día, con lo que la especulación trae un poquito más de
agobio en el terreno del paro.
Lo mínimo que debiéramos hacer, si fuéramos serios, de
verdad, es dar, definitivamente, el número de parados reales
que hay ahora mismo en España.
Dando los datos hoy, es posible que algún partido de los
grandes, a la deriva, cuando menos, no recibiera los ataques
de estar mintiendo, cada día de la semana. Todos sabríamos
lo que hay y nadie podría criticar esos números como
amañados para salir mejor parados, de una campaña electoral
que está como llamando a las puertas.
Yo, ahora mismo, pediría los números exactos de los parados
que hay, y de lo que se necesitaría, de verdad, para entrar
en razón y progresar. Pero mientras cada uno dé sus datos,
según le convienen, seguiremos estando en un país de
pandereta y de tramposos. No hay otra cosa.
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