El presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de
Ceuta, Juan Carlos Aznar analiza en EL PUEBLO la situación
de la Semana Santa en la cudad; habla del Consejo, de su
trabajo, de los preparativos y de los problemas de cada año,
sus soluciones, su visión. A partir de hoy, Domingo de
Ramos, se abre paso a la Semana Mayor de Ceuta, la Semana de
Pasión donde las Cofradías de Ceuta sacan lo mejor que
tienen para ponerlo en valor en la calle. Son los garantes
de una tradición ancestral que perdura en el tiempo aunque
con la compicación añadida de que se pasa por una época con
escasez de costalería, algo que no se repetía desde hacía
años. Un asunto que ha de saber resolveerse.
Pregunta.- Estamos a tres semanas del Domingo de Ramos.
¿Son días de mucho trabajo?
Respuesta.- La verdad es que sí. La Mesa del Consejo, el
esfuerzo más grande que tiene que realizar viene en los dos
meses previos a la Semana Santa. Una vez que pasa el pregón
ya nos queda esperar al Domingo de Ramos y participar en las
salidas procesionales de todas las hermandades. Pero,
nuestro trabajo fuerte es en estos días, y este año se
multiplica por dos porque hemos organizado dos espectáculos,
buscando lo mejor para el mundo cofrade de Ceuta. También ha
complicado bastante el hecho de que tendrán su desarrollo en
el Auditorio del Revellín.
P.- ¿Cuántas personas están implicadas en estas tareas?
R.- La Mesa la componemos seis personas, y cada uno tiene su
respectivo trabajo, por lo que nos quedan pocas horas para
dedicar a los asuntos del Consejo, que vienen a ser las
últimas de la tarde y primeras de la noche.
P.- Cuando da comienzo la Semana Santa, ¿qué papel juega el
Consejo a partir de entonces?
R.- Hay que tener en cuenta que previamente ya se ha hecho
un trabajo al respecto, como es recoger todas las
sugerencias de las hermandades sobre sus salidas
penitenciales y sus cultos. Eso lo tenemos que encajar
dentro de los días de la Semana Santa, porque una de las
principales funciones del Consejo, recogida en el reglamento
diocesano es que la Mesa del Consejo marca la hora de paso
por la carrera oficial de todas y cada una de las
hermandades. Para no hacerlo de forma unilateral,
consensuamos las peticiones de cada una. Si existe
solapamiento de horarios, intentamos mediar para que cada
uno de los implicados ceda para que no haya cortes en la
carrera oficial. Ese es un trabajo que comienza en el mes de
diciembre, y una vez que se confecciona el programa de
salida, ya no hay más que hablar al respecto, todo está
encajado. También atendemos cualquier modificación sobre los
recorridos, siempre y cuando no afecte a las demás
cofradías.
P.- ¿Hay muchas peticiones de las hermandades sobre sus
recorridos?
R.- Una cosa está clara, las cofradías quieren estar más
tiempo en la calle, siempre. Y más aún, en la carrera
oficial. Damos el tiempo que consideramos que es necesario
para pasar. También suele haber algunos pequeños cambios
sobre salir más tarde, al anochecer, especialmente quienes
llevan un paso de palio porque salir con las velas apagadas
de día no luce. Si se trata de un cambio de itinerario, hay
que estudiarlo mucho porque cuesta mucho trabajo coordinar
que no se crucen cofradías con otras en ningún sitio de su
recorrido. En el momento en que hay dos hermandades que
confluyen en un punto, hay que darles sus tiempos de paso
para que no lleguen a la vez al mismo lugar. Es complicado.
No suele haber cambios importantes, el programa es casi
igual de un año para otro. La última gran modificación fue
el año pasado con el cambio de día del traslado del
Medinaceli al sábado y su salida en el Lunes Santo. Si
alguna hermandad quiere cambiar de fecha, hace falta un
cabildo general del Consejo y pasaría a ser la última en
salir con el nuevo día elegido, porque hay un protocolo que
se debe cumplir.
P.- A las seis de la tarde del Domingo de Ramos sale la
primera cofradía. ¿Qué significa para ustedes?
R.- Principalmente, nuestro papel pasa a fiscalizar que cada
hermandad cumple lo que se ha establecido en el programa.
También estamos pendientes de todo lo que signifique
coordinar la organización con distintos servicios públicos
de la Ciudad, como la Policía Local, la limpieza viaria del
recorrido, presencia de posibles obstáculos que haya que
retirar, contenedores de basura. También estamos en la
representación del palco en la Gran Vía todos los días.
Puramente dedicado a las hermandades, estar pendientes a
cualquier situación que pudiera surgir; los diputados de día
se encargan de controlar el horario del paso de las
cofradías por la carrera oficial y por la Catedral.
Normalmente, solemos quedarnos hasta que todas las
hermandades están recogidas en sus sedes por si surgiera un
problema.
P.- Ha comentado antes que son seis los componentes de la
Mesa del Consejo. ¿Para todas estas actuaciones también?
R.- Pues sí, somos los mismos. Desde el Viernes de Dolores
ya estamos inmersos en la tarea con la organización del Vía
Crucis. Ya no paramos hasta el Domingo de Resurrección. Ya
he comentado que, cada día, uno de nosotros es responsable
del palco de la carrera oficial; pero tenemos la costumbre
de repasar el recorrido de las cofradías de cada jornada con
la suficiente antelación de tiempo como para poder corregir
cualquier contratiempo que pudiera existir como un cable
caído, un contenedor que dificulte el paso… todo eso lo
miramos. El sábado iremos al traslado del Medinaceli; el
domingo estamos ocupados desde por la mañana con el Obispo y
por la tarde con la Pollinica. De ahí, todos los días muy
ocupados. Y lo hacemos con satisfacción porque queremos que
la imagen que haya de nuestras hermandades en la calle sea
la mejor posible.
P.- Por lo que está diciendo, interpreto que ustedes aparte
de no descansar, se quedan todos los días hasta muy tarde.
R.- Cuando ya ha finalizado la carrera oficial, cuando han
pasado todos los desfiles procesionales, intentamos
acompañar a todas las hermandades hasta sus respectivas
recogidas. Si no es posible ir juntos por diferencia de hora
o por distancias entre unas y otras, nos separamos por
grupos. El caso es que durante todo el recorrido, la
hermandad pueda tener cerca de alguien de la Mesa para lo
que pudiera necesitar. En el caso de que no ocurran
incidentes, nosotros no intervenimos para nada.
P.- ¿Se tiene en cuenta la antigüedad de una hermandad de
penitencia en el cortejo de las procesiones?
R.- Sí. La más antigua de cada día es la que elige la hora
de paso por la carrera oficial, siempre y cuando sea una
hora congruente. A partir de ahí, se van encajando en el
recorrido las demás. No se puede pedir salir a las tres de
la tarde y entrar en carrera oficial a las doce de la noche.
Es más, siempre hay que hacer el camino más corto entre la
salida, la estación de penitencia en la Catedral, el paso
por la carrera oficial y el regreso.
P.- ¿Siempre es el camino más corto?
R.- Debe serlo. El espíritu de la cofradía es ir por el
camino más corto para hacer la estación de penitencia y
regresar lo antes posible a su casa, pasando por la carrera
oficial. Esto no quiere decir que algunas veces se vaya por
la calle de al lado, estar media hora más de recorrido. Hay
que comprender que es el resultado del trabajo de todo un
año y no es malo estar media hora más en la calle, siempre y
cuando no estorbe a las demás.
P.- La Ciudad Autónoma otorga una subvención económica al
Consejo de Hermandades para su distribución entre las
cofradías. ¿Cómo es el sistema de reparto?
R.- A través de los medios de comunicación, los ciudadanos
conocen cada año que se firma ese convenio, que no significa
que se reciba el dinero automáticamente, sino que pasa
bastante tiempo. También me gustaría comentar que aunque
parezca que es una cifra importante de dinero, desde una
perspectiva muy optimista diría que puede llegar al diez por
ciento del presupuesto del gasto de una cofradía durante
todo el año. Indudablemente, la subvención es muy bien
recibida y se lo agradecemos a la Ciudad, porque ayuda
muchísimo al elevado coste de las bandas para que acompañen
a los pasos, pero no llega más allá, no da para más. Si las
hermandades no hicieran las loterías, las cruces de mayo,
sacrificados durante la feria con las casetas, los belenes y
algunas otras cosas más que se ocurran, serían incapaces de
llevar esto adelante. Hay que tener en cuenta que el mundo
cofrade tiene también una industria detrás donde los precios
se han disparado en los últimos años. Conservar el
patrimonio es una de las cosas más caras. Si hablamos de la
cera, por ejemplo, parecería una tontería decir que un kilo
de cera cuesta nueve euros, pero cada cirio puede pesar unos
tres kilos. Cada paso de palio lleva una media de setenta
candelabros… Si se empieza a multiplicar, se puede comprobar
cuánto cuesta salir… Respecto al sistema de reparto, no se
hace sin ton ni son. La comisión de economía estudia esa
distribución, y se divide en dos partes. La primera consiste
en una cantidad fija e igual para todas las hermandades, y
una ayuda para la contratación de las bandas de música. Aquí
ya se ha gastado entre el cincuenta y el sesenta por ciento
de la subvención. El resto de la partida se lo tienen que
ganar las cofradías, y me explico. Cada hermandad tiene que
aportar una documentación en la que se refleje la vida de
hermandad que han hecho a lo largo del año. En base a ello
se va puntuando y se obtiene la otra parte de aportación
económica. Por ejemplo, se obtienen puntos si se edita
cartel propio, si editan boletín informativo, por las obras
sociales, por restaurar su patrimonio… Quien recibe dinero
de la subvención, primero ha tenido que trabajar. Y otra
cosa que me gustaría que constara es que se reparte entre
dieciocho cofradías, porque la de la Virgen de África queda
aparte de este convenio por ser Alcaldesa perpetua.
P.- ¿Y los gastos del Consejo de Hermandades?
R.- También entran en la aportación de la Ciudad. En total
son catorce hermandades de penitencia, tres de gloria y el
Consejo, porque con ese dinero se organizan, por ejemplo,
los conciertos que hemos programado este año, los carteles,
los programas…
P.- ¿Se contentan las cofradías con esta aportación?
R.- En realidad, todos quieren más. Hay que tener en cuenta
que se establece el sistema de puntuación con seis apartados
diferentes, y el valor económico de cada punto puede estar
en unos ochenta euros. Cuantos más puntos se obtenga, más
ayuda se recibe. Me gustaría destacar que fiscalizamos mucho
la concesión de todas estas ayudas económicas presentando
cada año en la Ciudad las cuentas justificadas con facturas
originales de los gastos de todas y cada una de las
hermandades. Es un expediente enorme porque también
aportamos ejemplares de todos los carteles y boletines que
se editan, y entre otras, las certificaciones de Cáritas
sobre las aportaciones que haya hecho cada cofradía en su
parroquia.
P.- ¿Cómo está la relación con el estamento militar este
año?
R.- Hemos tenido contactos con ellos para la solicitud de
cooperación con alojamiento, como cada año. Hasta ahora,
desde la Comandancia General no nos han informado que vaya a
haber ningún problema. Respecto a las hermandades que salen
acompañadas por unidades militares con las que tienen
vinculación, como el Nazareno con la Legión o Buena Muerte
con Ingenieros, ninguna ha manifestado que tenga problemas.
Imagino que si lo hubieran tenido, ya nos lo habrían
comunicado. De todas maneras, el Consejo tiene poco que
intervenir en este sentido. La vinculación es entre la
cofradía y el estamento militar, y a ellos les corresponde
realizar la oportuna petición al coronel de la unidad, a la
Comandancia General o al Ministerio de Defensa.
P.- ¿Cómo ven los preparativos para esta Semana Santa?
R.- Con cierta inquietud, me preocupa mucho el hecho de que
este año no haya habido la semana blanca y eso pueda
significar un éxodo masivo en la Semana Santa. También me
preocupa la costalería. Suenan algunas hermandades con
ciertos problemas que esperamos que se puedan subsanar. Esto
es un problema que se nos escapa de las manos. En Ceuta
tenemos lo que tenemos y somos los que somos. No sería de
recibo que empezáramos a pensar en traer cuadrillas de fuera
para que nos ayudaran a sacar los pasos. Quizás deberíamos
pensar si conviene tener tantos pasos en la calle…, no lo
sé. Es un problema que viene poco a poco. Hace veinte años
también ocurrió este mismo problema y de la noche a la
mañana resurgió un importante volumen de costaleros. Ya
pensábamos que si iba a ser necesario sacar los pasos de
nuevo con ruedas, pero hubo muchas incorporaciones de
costaleros que salvaron la situación. Confiemos en que el
Señor nos ayude.
P.- Este es un problema que se viene arrastrando ya varios
años…
R.- Yo siempre digo que sacar un paso a la calle con una
cuadrilla de costaleros no tiene que significar que la
hermandad tenga que hipotecarse a esa cuadrilla o a ese
capataz. Ese es, quizás, uno de los problemas de la
costalería; creer que si ellos no salen, la hermandad no va
a seguir viviendo, y no es así.
P.- ¿Están ya consultando las previsiones meteorológicas?
R.- Sí, aunque es pronto. Las primeras noticias son bastante
buenas, algunas perturbaciones a principios de la semana,
pero el resto de los días serán tranquilos. Hay que tener en
cuenta que hablamos de casi finales de abril. Si el tiempo
no es bueno entonces…
P.- Cuando se recoja el paso del Resucitado, ¿cuál será su
siguiente objetivo?
R.- Termina la Semana Santa, pero empiezan a funcionar las
hermandades de gloria. Seguiremos trabajando en ese sentido,
y también prepararemos el programa del año que viene, que
será el último de esta Mesa del Consejo. Me gustaría poder
presentar y proyecto serio y fuerte, bien trabajado y
volcado en los pilares de nuestra actuación durante los
últimos tres años: formación, juventud y obra social.
Especialmente, en la última parte, porque no olvidemos que
una parte del dinero que nos dan en la subvención y del que
consigue cada hermandad va destinado a obras sociales.
P.- Dígame un deseo para este año.
R.- Me gustaría mucho que las hermandades fueran conscientes
del trabajo que lleva consigo organizar y conjuntar el
esfuerzo de cada una de ellas para que se vea el reflejo de
todas ellas. La Mesa lo hace con gran cariño e ilusión y se
encuentra, algunas veces, con cierto rechazo. Me gustaría
que se mantenga el lazo de unión y lealtad que existe entre
todos los hermanos mayores y el Consejo.
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