Pinceladas sobre el Consejo de Gobierno

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Lo destacable de la comparecencia de ayer de Yolanda Bel fue que resultó rápida y amena. La exposición de los asuntos con un ritmo adecuado y todos los temas de interés para la ciudadanía porque vienen a representar la vivacidad de la gestión pública y eso es muy motivador.

Pero tal vez el baremo que puede medir mejor el desarrollo del Consejo reside en las cuestiones que se le van planteando a la portavoz y que ella va resolviendo sobre la marcha. Es un tipo de actuación bastante arriesgada porque, en el turno de preguntas y planteamientos de cuestiones hay una libertad total para los medios y al igual que pueden realizarse preguntas con la intención de aclarar algún asunto pueden hacerse también en un sentido crítico y reflejando pareceres negativos de la oposición, mayormente para emplear a fondo el verbo “picar” y a ver si el político o política caen en algún desacierto que de lugar a un titular.

Intento fallido y neutralizado de raíz. Ante el asunto de los olores del vertedero-futuro parque maravilloso, Yolanda Bel dejó bien claro su erudición impresionante en temas medioambientales lanzándose a una disertación sobre cumplimiento del protocolo para quienes trabajan en el vertedero, continuada medición de los gases, constatación de que no concurre ni ha concurrido ningún factor de alarma sanitaria ni existen emanaciones tóxicas de tipo alguno y ejemplo clarificador: “Si ustedes hacen obras en su cocina sufren molestias por un tiempo, pero son soportables porque cuando la obra esté lista van a disfrutar de su cocina”. ¿Qué los vecinos se quejan de tufos pestilentes?. Dejarán de quejarse cuando gocen de un espectacular pulmón verde que vaticino que acabará siendo una de las señas de identidad de la ciudad, lo digo porque soy testigo del virtuosismo estético de los que se ocupan del paisajismo ceutí y sé que en ese nuevo enclave vegetal van a querer superarse y hacer algo espectacular para complacer las exigencias de los concienciados ecológicos locales, que vienen a ser la inmensa mayoría de los ciudadanos. Cuestión finiquitada.

Y nuevo “pique” en cuanto a un tema que, a esta analista, resulta sorprendente y muy novedoso, el de la partida para los ‘gastos sociales-salarios sociales-medidas sociales’, que debe ser una de las peculiaridades de esta ciudad ya que, en el resto de España nadie se plantea en exigir a los ayuntamientos que paguen ‘salarios sociales’ sino que hasta diciembre, los parados de larga duración y los escasamente pudientes recibían la llamada “paguilla de Zapatero” a saber, cuatrocientos euros escasos que el Gobierno borró de un plumazo y se negó a seguir pagando con nebulosas alegaciones acerca de que, todo el que quisiera cobrar el salario del hambre, tenía que demostrar que estaba asistiendo a cursos, si no ni un euro. Una crueldad, de ahí las colas kilométricas en las puertas de los comedores de Cáritas, las colas kilométricas a las puertas de los “bancos de alimentos” y los ciudadanos, grandes y pequeños, con predominio de jubilados y muchos inmigrantes arruinados por la crisis, hagan nuevas colas en las puertas traseras de los supermercados y grandes superficies, de los bares y de los restaurantes (los dueños tratan de tirar los restos con cierto orden y en papel Albal) para hacerse con la comida arrojada a los contenedores. En España hay hambre. Y el afortunado que accede a una ayuda se siente un privilegiado. Aquí no. Aquí dan salarios sociales, ayudas sociales, medidas sociales y todo muy social con auténtica generosidad haciendo algo común de lo que, en la Península es una auténtica excepción.

Pero lo que más me extraña es la desinformación generalizada en la que parece vivir parte de la población que merece ser informada plenamente, si puede ser por medios audiovisuales bien publicitados de “la realidad española” incidiendo en el destino de los despojados de “la paguilla de Zapatero” y de cómo se las ingenian para subsistir. De hecho, me ofrezco a aportar el material audiovisual y a reflejar el chabolismo y a los niños descalzos chapoteando entre las ratas de los cinturones de las ciudades, las miles de viviendas infrahumanas apañadas entre cartones y chapas, las colas del hambre que nos llevan a la posguerra, el acercarse a las parroquias para suplicar un cartón de leche.¿Quieren ver “auténtica” pobreza?. Yo me ofrezco a presentarla, porque lo que aquí se califican como “barriadas pobres” en muchos lugares de la geografía serían calificadas de “ricas”.

¿Es que no han logrado entender los ceutíes como se gestionan aquí los fondos sociales que a todos alcanzan?. Cuando en la Península se reparte alguna promoción de viviendas sociales los agraciados salen hasta en el periódico proclamando su júbilo y es un auténtico notición.

Esta es otra realidad y Yolanda Bel no supo explicar “la fórmula” y tiene que explicarla para que sirva de modelo al resto de España. De una España incrédula ante las quejas que a veces se producen en este enclave, porque Ceuta es un punto y aparte, es “otra realidad”, de hecho, si la situación se publicitara atraería a miles de personas con dificultades extremas dispuestas a ver atendidas sus aspiraciones de salarios, ayudas, vivienda y mejoras de todo tipo.

La conclusión es que, asistiendo a un Consejo de gobierno se extraen enseñanzas y se puede trazar a grandes rasgos y a base de pinceladas el desarrollo y la evolución de la ciudad. Mientras gran parte de España está paralizada por la crisis aquí el progreso sigue su ritmo y existen avances sistemáticos en todas las áreas. ¿No podrían proporcionar “la fórmula”?. Y no es una reflexión en forma de licencia literaria, es una petición.Y un ruego.