Vino a poner la guinda en el
pastel de la oratoria brillante, con un ritmo impecable y
tratando cada tema como él sabe hacerlo, con conocimiento,
experiencia, sensatez y dando soluciones factibles.
Jaime Mayor Oreja llegó, vio y no venció, sino que consiguió
algo infinitamente más importante: convenció. Y cautivó a
los presentes en la sala que, como siempre que convoca el
Partido Popular, se quedó diminuta para albergar a todos los
asistentes,
Aquí se está acostumbrado a los buenos oradores que saben
medir los tiempos y que hacen encajes de bolillos
dialécticos, del gracejo intelectual y demoledor de Juan
Vivas a la preparada y sagaz contundencia de Yolanda Bel,
pasando por la preparación de Paco Marquez otro ejemplo de
rigor expositivo en las filas populares. Pero Jaime Mayor
Oreja vino a poner la guinda en el pastel de la oratoria
brillante, con un ritmo impecable y tratando cada tema como
él sabe hacerlo, con conocimiento, experiencia, sensatez y
dando soluciones factibles.
Cuando el Gobierno de Vivas convoca, bien para una mesa
sectorial, bien para presentar a una personalidad llegada
para apoyar la campaña, la gente, que no es tonta sino
listísima, acude. Y lo hace, no por disciplina o esa lealtad
y sentido del deber que son consustanciales a los votantes
populares, en absoluto, si las charlas, presentaciones,
discursos e intervenciones fueran un muermo nadie acudiría.
La abnegación tiene un límite y la fidelidad a unos
principios y valores se mantiene pero no a costa de horas
soportando charlas soporíferas.
Se llenan salas y salones porque los votantes y los
afiliados van buscando su dosis de oxígeno puro, su ración
de esperanza en el futuro, su porción de optimismo
proporcionado por la certeza de que, los años de plomo y de
sombras ya van acercándose a su fin y que tenemos un
recambio y una oferta de nivel para España y los españoles.
Mayor Oreja, miembro del club, llegó y convenció, explicó la
realidad de manera algo cruda, pero es que la realidad es
faisanísticamente preocupante. No es este español vasco, tan
querido y admirado, hombre de medias tintas ni de medias
verdades, no es tampoco grimoso ni zalamero como “los otros”
cuando se ponen en plan “grimoso y zalamero”, y menos aún
falsamente optimista. Expone la verdad y razona en base a
evidencias palpables, el público se desazona y se angustia,
luego aporta la solución con verbo sencillo y vigoroso, tipo
Juan Vivas y la gente respira de alivio. Porque estas
visitas son excelentes, llegan personas buenas y decentes y
llegan en helicóptero que no a lomos de un faisán, antes han
preparado el mensaje que quieren transmitir a los ceutíes y
lo hacen de forma equilibrada y veraz, sin mentiras ni
promesas del “abracadabra”. Encima se les nota a gusto y
contentos al compartir unas horas mágicas con esta España
que se asoma a dos mares y que late por y para la piel de
toro.
Los que vienen nos aprecian y eso es evidente, dicen los
envidiosillos que melillenses y ceutíes somos “la niña
bonita” de los madriles, pero es que aquí, en estas tierras
de María Santísima hay una idiosincrasia tan especial y las
montañas exudan tanta energía telúrica que somos como un
imán (los melillenses dicen que ellos más porque tienen a su
toro Gurugú y nosotros no). Consideraciones discrepantes al
margen, somos un imán español que atrae a los buenos
españoles, a los que son como este vasco español que ha
llegado a hacer un buen gazpachuelo entre el oxígeno de
esperanza que nos trae y la energía telúrica, de la roca
madre vigorosa, que nosotros le aportamos
Un mejunje fenomenal, un vigorizante ali-oli de brujas
diseñado para ganar. Porque vamos a ganar.
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OPINIÓN / ANÁLISIS |
Una excelente “puesta en escena” del PDSC |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Convocatoria de los “cachorros” y
seguidores del legado político de Mizzian. Agradable lugar
de reunión, auditorio completo conformado por un público
entusiasta donde se notaba la presencia femenina a la hora
de aplaudir, aunque en sexos estábamos igualados. El motivo
del evento la presentación de la candidatura conformada por
“pesos pesados” de la filosofía humanista del político
fallecido cuya ausencia se convertía en presencia a la hora
de los discursos.
Si en su primera comparecencia los del PDSC entraron “a las
bravas” y respondiendo está visto que en el caso de este
grupo solo “responden” y mal si se ven injustamente
atacados, por lo demás el discurso es positivo y sin
discordancias. Se nota el talante de no “criticar por
criticar” y que son personas que no rentabilizan los errores
ajenos sino que tratan de aportar sus propias soluciones sin
desmerecer a nadie; tampoco capitalizan los problemas y las
dificultades de algunos en estos tiempos de crisis sino que
tratan de meditar, estudiar y exponer “sus” propias
iniciativas y soluciones.
Buena puesta en escena. Los candidatos impecables atendiendo
a todos antes y despues de los discursos y haciendo uso y
abuso de la proverbial hospitalidad musulmana, abundancia de
bandejas de exquisiteces en las mesas, lo que se agradece
porque tras los discursos mitineros siempre se despiertan
las caninas y en “otras presentaciones” no ofrecieron al
personal ni agua, en el sentido real de la palabra y más de
uno acabó desfallecido.
En este caso sobró “gloria bendita” y como los discursos
eran sensatos, trataban con sensatez los temas que a todos
preocupan y en ningún momento se rompió el “buen tono” ni la
cortesía los asistentes quedamos satisfechos ante la
ausencia de ataques a los adversarios, a los contrarios y a
la humanidad. Línea de exposición agradable, se trataba de
presentar a un grupo de políticos dispuestos a trabajar por
su electorado y a responder a las expectativas de quienes
les voten. La ventaja que presentan es que tienen una
trayectoria histórica sustentada en una figura política de
categoría y su intención es continuar con la preservación de
las ideas de su “padre ideológico”. Buena táctica la de no
distorsionar el factor “acción-reacción” o
“ataque-respuesta”, se ve que si no les zahieren no saltan y
están dispuesto a defender sus temas de forma coherente sin
amenazar con “fracturas sociales” ni ponerse
“catastróficos”.
En resumen, una buena presentación de candidatura y una
mejor puesta en escena.
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