PORTADA DE HOY
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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 13 DE
ABRIL DE 2011 |
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OPINIÓN / ANÁLISIS |
“Si merecemos la confianza
de los ciudadanos de Ceuta…” |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Se agradece por lo que de
exaltación de la modestia tiene y porque nos late en el
corazón la convicción profunda de que sí la merecen. Por
supuesto que la merecen. Y los ciudadanos merecemos que la
merezcan.
Mesa sectorial de infraestructuras y equipamientos”. Primera
de las comparecencias del Presidente Vivas en la ronda de
“mesas sectoriales” que abarcarán todos los temas punteros
de la ciudad en plan milimétrico, que es como prefiere
diseñar la campaña esa inmensa gestora que es Yolanda Bel.
La presentación impecable y el espacio notoriamente escaso,
por no decir agobiante, mala previsión ya que los
organizadores deben saber, más que de sobra, que cualquier
intervención de Vivas es seguida con entusiasmo por muchos
ciudadanos que acuden ávidos de información y guiados por
una curiosidad extrema. Y esto es muy positivo, ya que una
de las características-tipo de los cerebros jóvenes es la
curiosidad y allí, en ese acto de aparente espontaneidad
(pura fachada, todo estaba cronometrado y cuidadosamente
estudiado, se palpaban la exhaustiva preparación y las horas
de “codos”) repito, en esa convocatoria en la que, el
personal, se desparramaba por los pasillos porque el salón
se quedaba enano, había juventud intelectual para dar y para
regalar. A saber: curiosidad, espontaneidad y capacidad de
sorpresa y de entusiasmo; los caracteres que señalan los
neurólogos como identificativos de una mente sin edad.
La forma del acto exquisita, salvando la escasez de metros
del salón, y el fondo espectacular. Y lo digo desde una
perspectiva “peninsular” es decir, observando la realidad
ceutí con ojos no-autóctonos, lo que viene a significar que
para esta escribidora sobraban las comparaciones del
Presidente. Es más, viniendo de la Península esas
comparaciones me parecieron algo crueles o bien un exceso de
modestia por parte de Vivas, o puede que Vivas, acostumbrado
a como es y como funciona Ceuta, se encuentre habituado y no
la considere con la suficiente objetividad. Puedo decir que
“no me vale” -que tras cada retahíla de obras, parques,
jardines maravillosos, plazas y plazoletas, desaladoras,
depósitos, aparcamientos, medidas ecológicas puras y duras
para el reciclaje de los residuos, golosas inversiones como
instrumentos de progreso y desarrollo, la modernidad
maquillando y embelleciendo las barriadas y exaltación
gozosa de la cultura urbanita, a saber, vivir la ciudad
“paseándola” y pasearla captándola con los sentidos- la
imposición del criterio comparativo “como las mejores
ciudades de España”.
¿Cómo las mejores ciudades de la España “actual”?. Delicado
asunto. Mientras en Ceuta se diseñan plazoletas y se cubren
plazas de guardería en casi todos los puntos de la geografía
de la Península los jubilados y los parados hacen guardia a
las puertas de los supermercados para escarbar en los
contenedores de la basura y poder comer. En nuestra amada
España Cáritas no da abasto, los núcleos chabolistas son el
cinturón de lodo y ratas de las grandes ciudades, las mafias
importadas de la mendicidad y los robos asolan los enclaves
turísticos hasta el punto de que se tienen que editar
folletos en varios idiomas alertando del riesgo de robos
(véanse Barcelona y Madrid). Inseguridad ciudadana, los
habitantes de las urbanizaciones blindados en sus casas por
miedo a las bandas del Este y sectores enteros de las
poblaciones condenados a la marginalidad por el ejercicio de
la más escandalosa de las prostituciones en la vía pública.
Y no vamos a entrar en los “supermercados de la droga”. Ni
en los miles de “sintecho” pernoctando entre cartones en los
cajeros de los bancos.
Ni los mejores museos, ni los más sublimes edificios, ni las
muestras más aparatosas de la arquitectura contemporánea, ni
las propias catedrales que son la piel de nuestra tierra,
compensan en toda su magnificencia ese segundo plano de
pobreza, marginalidad, inseguridad ciudadana, degradación de
las ciudades por actividades ilícitas, sensación mantenida
de alarma social ante la proliferación de los delitos y
descontento generalizado en la ciudadanía, mientras se
centuplican las consultas de salud mental por neurosis de
ansiedad y depresiones.
¡Que crueldad comparar la idílica realidad ceutí con la
desesperación y el desencanto que se viven en otros
lugares!.
Sobran comparaciones en el discurso de Vivas, porque,
comparadas con la gestión de su equipo de grandes
tecnócratas, los “otros” salen perdiendo. Esta ciudad nunca
“se ha ido de las manos” , siempre ha estado dirigida con
mano firme y con una rara transparencia. Se habla más de
realidades concretas, de logros reales y tangibles, que de
hipotéticos proyectos con bisos faraónicos. Aquí no hay
colosalismo expositivo sino un “miren lo que hemos
conseguido entre todos”. Porque este Presidente flanqueado
por un inteligente flequillo mágico y por el relumbrón
neuronal de Paco Márquez más todo el sistema informático
avanzado de su equipo humano, no hace suyo el slogan de Mayo
del 68 “toma tus deseos por realidades”, demasiado
evanescente, demasiado inconsistente, estos de aquí “hacen
realidades tangibles sus deseos”. Es decir, que resultan
exageradamente pragmáticos y fundamentalmente productivos.
Sobran comparaciones innecesarias y sobra incluso el añadir
tras cada deslumbrante enumeración de objetivos cumplidos el
“Si merecemos la confianza de los ciudadanos de Ceuta…” Pues
sí, si la merecen, porque han acabado los exámenes finales
con nota y en una ciudad donde la ciudadanía puede ser
cualquier cosa pero no estúpida ni manipulable, los
gazpachuelos genéticos siempre han conllevado un plus de
sagacidad y un más plus todavía de capacidad crítica y a los
ceutíes no se les calla ni debajo del agua. Es más, las
cosas hay que demostrarlas dos veces: original y copia
sellada. Aquí no son crédulos sino inquisitivos y bastante
exigentes en cuanto al cumplimiento de promesas y de
compromisos. Se agradece por lo que de exaltación de la
modestia tiene ese “Si merecemos la confianza de los
ciudadanos de Ceuta”.
Porque, a todos nos late en el corazón la convicción
profunda de que sí la merecen. Por supuesto que la merecen.
Y los ciudadanos merecemos que la merezcan.
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Ridículo de Aróstegui en el
ICD |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Fiasco incalificable, el orador
“oradado” por unos trabajadores que le conminaban a
callarse.
Parece evidente que los trabajadores del Instituto Ceutí de
Deportes tienen un espíritu muy poco conformista, presentan
un alto componente reivindicativo y pueden presumir de tener
las ideas, más que claras, preclaras. Como muestra de la
evidencia la asamblea de trabajadores que tuvo lugar ayer en
las dependencias del Instituto Ceutí de Deportes para exigir
la destitución de los delegados de personal, de Comisiones y
de CSIF,
La representante sindical de CCOO, estuvo asesorada por el
secretario general de dicha central sindical, Juan Luís
Aróstegui y por Ramón Moreda mientras que, el representante
sindical de CSIF estuvo asistido por Ricardo y Noriega.
Los trabajadores, a petición propia, estubieron acompañados
por los representantes de UGT, Juan Carlos Pérez, Eloy
Verdugo y el letrado de esta central sindical
Juan Luis Aróstegui tomó la palabra al objeto de convencer a
los trabajadores sobre las bondades de su gestión y los
trabajadores, hastiados de las palabras del líder sindical
exigieron iniciar unas votaciones que han registrado el
siguiente resultado: 23 votaron la destitución de los
mencionados representantes, 2 votaron favorablemente a su
continuidad y 1 abstuvo.
Reunión a todas luces innecesaria y humillación evitable ya
que los destituidos, al conocer que contaban con el rechazo
del resto, deberían haber dimitido, ahorrando un
desagradable capítulo y ahorrándose un rato muy poco
agradable. No obstante, el colmo del “desaire” vino, una vez
más, de la mano de la nada gloriosa intervención del
secretario General de CCOO Juan Luis Aróstegui, que
compareció para dar a conocer su discurso sindicalista,
encontrándose con la amarga decepción de que los
trabajadores no lo querían oir. La sentida arenga de
Aróstegui, pontificando sobre las bondades de su gestión fue
muy mal recibida. Rectifico, no quiso ser recibida porque se
negaron a escucharle. Vuelvo a rectificar, fue rechazada de
forma tumultuosa y en plan “zafarrancho” por un contingente
de trabajadores que presumo que sudaban de angustia con sólo
imaginarse que tenían que digerir una charla
mesiánico-sindicalista justo a la hora del almuerzo.
Normal. Todo ser humano tiene un límite y la asamblea al
igual que estaba firmemente dispuesta a destituir por
abrumadora mayoría a los ya ex-delegados de personal,
mostraba idéntica disposición a “no” permitir que el
Secretario General de Comisiones les desgastara
psicológicamente con uno de sus monótonos discursos “made
in-él mismo”.
Fiasco incalificable, el orador “oradado” por unos
trabajadores que le conminaban a callarse porque querían
votar de inmediato, destituir a los delegados y aprovechar
su hora del almuerzo para comer y relajarse y no para
encajar las abominaciones de Aróstegui y amargarse.
¿Reproche a los anfitriones del ICD por no atender con las
normas mínimas protocolarias debidas a un invitado a ese
sindicalista representativo y señero? Pues no, no puede
existir reproche ya que nadie le había invitado sino que se
“autoinvitó” a modo de proclamación de su condición de
“lider sindical”, pero como allí no le consideraban “lider
de nada” ni “representante de nadie”, surgió la vena
numantina, pusieron en primer lugar y por pura cortesía una
escoba de pie detrás de la puerta, para que se marchara
directamente. Y como el sortilegio no dio resultados
tuvieron que adoptar una postura intelectualmente coercitiva
compuesta por comentarios peyorativos y admoniciones de
diversa índole con el fin de hacerle guardar silencio.
Todo innecesario si los delegados de personal hubieran
actuado conlcoherencia. Pero necesario ante la obcecación de
los ex–delegados que, al saberse firmes candidatos a la
destitución, tal vez decidieron vengarse de sus compañeros
alertando a Aróstegui para que compareciera con su
inagotable arsenal de frases hechas y anonadara a la
asamblea a base de sustantivos y calificativos. Infructuoso
intento, la palabrería rebotó contra el caparazón de los
trabajadores con efecto boomerang, aunque comentan que
cuando todos se marcharon, el sindicalista seguía hablando
con profunda convicción.
Zafarrancho en el ICD, óptima aceptación de la presencia de
los correctísimos miembros de UGT e impacto desmoralizador
en la línea de flotación de CCOO. Ganaron los trabajadores
por mayoría, esas son las luces de la democracia
participativa, ganó la razón.
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Bien, ¿pero la sanción de
un año
puede ser aún algo excesiva? |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Como letrado y conocedora del
espíritu que preside la Ley del Menor y aun cuando nos
encontramos ante un supuesto distinto y ante distintas
competencias la sentencia del Comité de Apelación de la
Federación de Fútbol de Ceuta, aun cuando ha rebajado la
sanción de tres años y multa impuesta en su día en una
tercera parte, me sigue pareciendo excesiva.
La circunstancia más digna de ser tomada en cuenta es el
sincero arrepentimiento de los jóvenes del equipo agustino,
el hecho de que no hay riesgo de reiteración en la conducta
porque se encuentran afectados y escarmentados y el
perjuicio evidente que ocasiona en dos deportistas junior el
tener que estar un año apartados del deporte.
El objetivo de “reeducar” ha de presidir cualquier decisión
que afecte a un menor y si la propia Ley del Menor en el
momento de adoptar medidas pone especial énfasis en la
práctica disciplinada y reglamentada de los deportes como
factor clave en la consecución de los fines educativos, no
considero adecuado el que se prive a los deportistas de los
beneficios intrínsecos, físicos y mentales que conlleva la
práctica de su actividad. Tal vez la sustitución de ese año
por una multa o la suspensión de la ejecución de la sanción
que sería efectiva caso de reiteración de la conducta,
reportaría muchos más beneficios a estas edades..
De hecho la suspensión de las ejecuciones de las penas
inferiores a dos años está previsto en la propia Ley Penal;
en la Ley del Menor siempre se tiende a aplicar la medida
más benévola cuando los menores carecen de antecedentes por
hechos similares y en este supuesto el criterio del Juez del
Comité de Apelación y antes de que los padres se vean
obligados a recurrir ante el Comité Español de Disciplina
Deportiva podría ceñirse a un criterio de magnanimidad y
atendiendo a los hechos y a las circunstancias, suspender
cautelarmente la sanción impuesta.
Para unos deportistas un año apartados de su mundo del
futbol es eterno e incluso puede llevarles a abandonar la
práctica del deporte con el consiguiente perjuicio. En las
manos y en el criterio del Juez está este caso concreto que
tal vez constituya un “aviso a navegantes” para los
jugadores que habrán comprendido que los excesos, las
chulerías, las agresiones y las conductas de pandilleros
pueden tener un indeseable lugar en otros campos, pero nunca
en los campos de futbol.
Y la permisividad con los violentos y los “folloneros” esta
visto que pertenece a otras etapas, hoy por hoy se castiga y
se sanciona con dureza, saltarse las reglas tiene un coste y
tratar de enmendar posteriormente el desaguisado supone
complicaciones y problemas, alegaciones, papeleos y
apelaciones, un calvario burocrático que están padeciendo
los padres de estos dos agustinos.
Si la aplicación de las normas es sancionador sin dejar de
ser reeducativo, no hay que obviar el “efecto preventivo” en
su apartado de prevenir futuras conductas similares. Pero,
un año sin jugar… ¡Cuan largo se les va a hacer!.
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