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OPINIÓN - MARTES, 12 DE ABRIL DE 2011

 
OPINIÓN / EL ANALISIS

En el Ceuta, lo primero era ganar

Por Jesús Carretero


Ahora no es el momento de las preocupaciones por el juego bonito y las florituras, con los que los partidos se pueden sacar adelante, o pueden perderse los puntos que resultan ser los más necesarios, en la situación que se encuentra ahora el Ceuta.

Ahora mismo, tras su victoria fuera de casa, el Ceuta está a tiro de piedra de uno de esos puestos de play off de ascenso, y eso que los dos puntos perdidos ante el Almería hicieron mucho daño. Es de suponer que, ante el Estepona, las cosas irán por otro camino, aunque no se nos debe ocultar que el Estepona se juega la vida en este partido, aquí en Ceuta.

Un campo muy pequeño

Eso ya se sabía, desde que comenzó el campeonato, con lo que el campo de La Constitución podía ser un handicap para cualquiera.

En el fondo, creó complicaciones, especialmente en lo que fue el juego pero, en lo tocante al resultado, las cosas salieron bien y al descanso ya había una ventaja suficiente, de 0-2, como para no tener demasiado miedo, en la segunda parte, hasta el final.

Y al tamaño del campo había que unir la concepción que el colegiado valenciano tenía del fútbol, al mostrar más cartulinas amarillas que faltas hubo en el encuentro.

Gil Coscolla ha sido, sin lugar a dudas, el árbitro más tarjetero, sin motivos aparentes para ello, de todo el campeonato. Está claro que en arbitraje, si escarbamos un poco, nos encontramos con lo mejor de cada casa, y éste parece uno de ellos.

Al Yeclano lo estuvo asaeteando a “cartulinazos” desde el comienzo mismo del encuentro y al Ceuta las dos cartulinas que le mostró, dejando de lado el banquillo, fueron para el mismo jugador, con lo que Aridane, otra vez, tendrá que “guardar reposo” el domingo, en la grada, por haber visto en Yecla dos cartulinas amarillas que le impiden poderse alinear.

Los dos goles

La mala realización de la retransmisión televisiva, desde Yecla, no me permite, habiendo pasado ya más de 24 horas, poder decir, con exactitud, como fue el primer gol.

Es cierto que con una cámara o con dos no se pueden hacer milagros en las retransmisiones, pero en este caso lo único que puedo decir es que el jugador Añete aguantó bien el balón en el área y clavó la pelota en las redes adversarias, cuando iba un cuarto de hora de partido jugado.

El segundo fue otro cantar, con una contra rápida de Modeste, el jugador que no tiene “prensa”, y que en esta ocasión, aprovechando un rechace, a la salida de un corner contra el Ceuta, en dos zancadas, se plantó en el área contraria.

Era el 0-2 y el partido estaba sentenciado, porque si bien es cierto que en el Ceuta no había punch, en el equipo de Yecla no había nada y, ni jugando ocho horas seguidas, hubieran sido capaces de marcar un tanto.

Segundo tiempo aburrido

Con ventaja suficiente para traerse los tres puntos para casa, parecía que el Ceuta no tenía la mordiente que en estos partidos se necesita.

Habían marcado, por partida doble, y con ir controlando el balón tenían suficiente para estar a gusto sobre el terreno de juego y para no correr riesgos en el resultado final.

Había alternativas, pero no era ni siquiera “amagar”, cuanto más dar, en todo el partido.

En estos 45 minutos anotamos seis o siete balones a las áreas y de todos ellos la ocasión más clara llegaba, para los locales, en el minuto 68, pero Modeste desvió a córner.

Todo lo demás eran “fuegos artificiales”, sin control, por parte de nadie, ni claras ocasiones de gol.

La expulsión

También el domingo, a las doce de la mañana, el Ceuta tendrá que reestructurar el equipo, puesto que Aridane, que en el minuto 20 había visto una cartulina amarilla, volvió a ver otra en el 85 y el Ceuta, unos cinco minutos antes del final del encuentro, se quedó con un hombre menos.

Esto viene siendo una norma, el no terminar el Ceuta con el equipo completo, pero si se sacan los puntos tanto mejor, aunque sea con sólo 10 jugadores sobre el césped.

Sin centro del campo

Y es que el terreno de juego, muy estrecho, no daba para casi nada normal.

El uno y el otro, desde el pitido inicial del árbitro, se dedicaron a tirar balones largos al área contraria, sin llevar las jugadas hilvanadas.

La única jugada que fue por su justo sitio, fue la del segundo gol, con más velocidad de Modeste que los adversarios que le seguían y con la velocidad final, favorable a sus intereses.

Todo lo demás era ir alejando el balón de la propia portería y enviándola a la parte contraria, desde donde se hacía la misma operación.

A partir de ahora, de este partido lo único que queda es el resultado que fue favorable al Ceuta. Mejor así, con poco juego, ganar, mientras que si se hubieran dedicado a gambetear podría haber llegado cualquier descalabro.

Para concluir, una victoria fuera, que hacía muchas jornadas que no se había logrado. A partir de aquí que venga lo que tenga que venir.
 

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