Las limitaciones de quienes
aprovechan cualquier resquicio aunque sea pura anécdota para
tratar de practicar la crítica destructiva, hace imposible
el que puedan encajar las evidencias, la existencia de un
servicio que funciona a pleno rendimiento. Todo va bien.
Pero mañana irá mejor. Y dentro de un par de años, mejor
aún.
Instrumentalizar las “excepciones que confirman la regla” y
manipularlas para forzar la crítica adversa no es una
actitud inteligente. Porque todo lo que se monta sobre la
inconsistencia es fácilmente desmontable. Sobre todo si el
montaje es puramente artero y cainita.
Los ataques contra el 112 por parte de algún medio de
información dan así pestilente material a la inefabilísima
Coalición Caballas para pedir “la dimisión de Yolanda Bel”.
Y todo a raíz de la publicación de un informe
interesadamente filtrado por algún traidorzuelo inmundo. ¿Y
de que da cuenta el informe?. De algunas deficiencias en un
servicio que como el 112 recibe ciento cincuenta mil
llamadas al año, todas ellas grabadas y todas ellas
atendidas y controladas hasta tres veces cada jornada. ¿Qué
pueden haber existido un número puramente simbólico y
excepcional de errores?. Sí, excepcional en cuanto al
funcionamiento normal y dentro del apartado de “excepciones
que confirman la regla”, es decir, la regla de que el
sistema funciona, que es operativo, que se adecua a las
necesidades de la ciudad y que está en continua revisión por
los técnicos para solventar al momento cualquier incidencia.
¿Y que demuestra el informe proporcionado por el émulo local
de Judas Iscariote?. Pues demuestra tan solo que, cualquier
actividad humana está sujeta a márgenes de error y que la
tecnología también juega con márgenes bien ajustados de
fallos imprevisibles. Nada ni nadie es absolutamente
perfecto, la infalibilidad total la dejamos los católicos
para Su Santidad el Papa cuando habla “ex - cátedra”. El
resto de la realidad está sujeto a márgenes de
eventualidades, incluso cohetes espaciales con la
espectacular tecnología de la NASA se han desintegrado al
despegue. Pero “eso” no significa automáticamente que la
carrera espacial sea una porquería; ni una negligencia
médica en una operación significa que la cirugía sea una
aventura incierta; ni un accidente aéreo significa que volar
es peligroso; ni una avería en un sistema significa que la
Humanidad tenga que volver al sistema de palomas mensajeras
porque es más fiable.
La secuencia viene a ser :
1º Publicación interesada de un informe que da cuenta de
deficiencias
2º Por supuesto información sin contrastar con fuentes
fiables ya que ese informe puede ser el resultado de la
opinión de un director en un momento y una circunstancia
concretos y esos defectos ya hayan sido subsanados.
3º Deslealtad manifiesta hacia quienes gestionan la ciudad
al no haber verificado el grado de autenticidad del
documento filtrado ni haber recabado su opinión sobre el
mismo.
4º Aprovechamiento artero por parte de la Coalición Caballas
de la tesitura para demostrar que “existen” pidiendo la
dimisión de Yolanda Bel (así ocupan espacio en prensa).
Pero, si hacemos un análisis y una posterior síntesis lo que
resulta notorio es que “ahora” las cargas de profundidad de
la llamada “Zafiedad intelectual” de esta ciudad van contra
la sagaz número dos Yolanda Bel y la artillería pesada que
le dirigen topa con las líneas defensivas de la portavoz
que, como le es habitual, prepara todos los asuntos y sabe
responder de manera contundente e irrebatible a las
andanadas. ¿Fallos y deficiencias?. ¿Cuántos?. ¿Una docena
entre ciento cincuenta mil?. Alegar lógicamente que quienes
critican de forma tan burda y basándose en una carga
probatoria tan miserable, no pueden entender conceptos como
los márgenes de fallos en tecnología y la inexistencia de la
perfección absoluta incluso en el mundo de pura energía que
contempla la física cuántica que es la ciencia más cercana
al ser perfecto en esencia.
No obstante las limitaciones de quienes aprovechan cualquier
resquicio aunque sea pura anécdota para tratar de practicar
la crítica destructiva, hace imposible el que puedan encajar
las evidencias, la existencia de un servicio que funciona a
pleno rendimiento. Y el hecho de que, caso de existir fallos
o deficiencias se informe de ellas por escrito dando cuenta,
que exhibir ese informe, lejos de dañar la imagen del
servicio, le otorga mayor prestigio ya que demuestra que
está controlado y que se expone de manera rigurosa para
subsanar el error o la situación. Todo va bien. Pero mañana
irá mejor. Y dentro de un par de años, al haberse producido
avances tecnológicos ya que esta carrera de excelencia es
imparable, mejor aún.
Pueden así comprobar que la deslealtad cronificada es como
la ignorancia: muy aventurada y muy atrevida, con rasgos de
imprudencia y esencialmente estúpida. Y con esta afirmación,
sin hablar “ex -cátedra”, estamos adentrándonos en el campo
energético de la infalibilidad. Los desleales son estúpidos
y esa es una constatación infalible.
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