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ACTUALIDAD - SÁBADO, 9 DE ABRIL DE 2011


La despedida de Inmaculada Ramírez. e.p.

 PLENO / LA última sesión ordinaria de la legislatura
 

Adiós con el corazón

Los diputados que no repiten se despidieron
y Mohamed Alí se acercó al escaño de Doncel para sellar la buena relación mantenida
 

CEUTA
Luis Santiago

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Adiós con el corazón. Que con el alma no puedo. Como en la canción, el último pleno ordinario de la Asamblea de la Ciudad 2007-2011 terminó con nostalgia en el ambiente. Palabras de balance más emocional que político en los que siguen y despedidas por parte de los que ya no repiten.

Había que ver a ese Mohamed Alí, con nombre de boxeador mítico y estatura NBA, acercarse al siempre discreto Juan Manuel Doncel y tenderle la mano ante la próxima marcha de un consejero que no repite. “Le he deseado suerte el 22 de mayo y él en mi futuro profesional en el área en la que yo esté”, comentaba el diputado popular. Los dos acreditaron con un apretón de manos la buena relación mantenida en la legislatura y el diputado popular expresó a su oponente político el deseo de mantener la colaboración donde este cada uno de ellos. Muy deportivo todo. Adversarios sí, enemigos, no. Que las fricciones de la contienda política no traspasen a lo personal. ‘Savoir faire’. Ya le gustaría a Guardiola recibir esos cumplidos del gruñón de Mou...

El buen rollo institucional que se respiró permitió hacer confesiones personales en público como la de Inmaculada Ramírez, profesora enamorada de su profesión, que transmitió orgullo por haber prestado un servicio a los ciudadanos durante cuatro años. “He dado lo mejor de mí y no sabía que podía llegar a estos extremos”, dijo la diputada socialista. Empleó las palabras respeto, honor y privilegio al hablar de su tiempo en la política. Luego por los pasillos, la Ramírez comentaría sus dificultades para compaginar las clases en la Universidad y la gestión en el grupo del PSOE con sus mociones, consejos de administración y plenos de la asamblea. El equipo de Gobierno tuvo la deferencia de amoldar las fechas del pleno al único día de la semana en el que no impartía clases, el viernes.

Y desde las alturas llegó Juan Vivas, que bromeó al llamar “palomar” al sillón de mando que ocupa en la Asamblea de la Ciudad. El presidente, en un tono muy institucional, se disculpó por tener que bajar “a terciar en el debate”. Su posición política le permitió reivindicar la importancia del servicio público, la vocación, la consideración y el reconocimiento que los representantes políticos deben tener de la sociedad. Tiene mérito en los tiempos de descrédito que corren.

Acaba la legislatura y el cronista -un recién llegado al microcosmos caballa- se lleva una sensación de tranquilidad un tanto inquietante. Propicia para las preguntas con o sin respuesta. ¿Y las declaraciones agresivas? ¿El poder crea roce y cariño? ¿Cómo será la nueva asamblea si entra en ella el eterno aspirante despechado? ¿Le querrá Ceuta.....?.
 

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