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sociedad - JUEVES, 7 DE ABRIL DE 2011


momento de las jornadas. cm.

jornadas
 

Pío Aguirre destaca la “calidad humana y científica” de las II Jornadas Jurídicas

El vocal del Consejo General del Poder
Judicial clausura esta segunda edición de una cita “joven pero ya consagrada en el panorama formativa nacional”, según su director académico
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El Auditorio del Revellín despidió ayer las II Jornadas Jurídicas con ilustres personalidades de la carrera judicial, entre ellas, el miembro permanente del Consejo de Estado y ex ministro de Justicia, Fernando Ledesma y otro de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, Pío Aguirre. La cita fue clausurada destacando la “calidad científica y humana” de los ponentes “así como la “excelente organización del director” de las mismas.

Una edición medible por la “calidad científica y humana” de los ponentes y la “excelente organizaron de su director, Fernando Tesón” fueron las palabras con las que ayer quedaron clausuradas las II Jornadas Jurídícas de Ceuta, una cita “joven” en el tiempo pero “consolidada en el panorama formativo de la carrera judicial a nivel nacional”, tal y como subrayó uno de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Pío Aguirre, que estuvo acompañado al cierre de telón por la decana del Colegio de Abogados, Isabel Valriberas, el director académico, Federico Fernández de Buján, el director del curso y presidente de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, Fernando Tesón, y el general segundo jefe de la Comandancia General de Ceuta, Julio Herrero.

La tercera y última sesión de esta cita jurídica volvió a deslumbrar por la intervención de otros dos ilustres ponentes como fueron el miembro permanente del Consejo de Estado y ex ministro de Justicia, Fernando Ledesma, y el catedrático de Derecho Internacional Privado, Andrés Rodríguez Benot, que explicó al auditorio la dificultad de la celebración del matrimonio en las relaciones hispano-marroquíes. Por su parte, el que fuera ministro de Justicia desde 1982 hasta 1988, por lo que inauguró el Palacio de Justicia de Ceuta en 1987, se adentró en el informe de la Comisión de Expertos de la reforma de la Ley de Planta y Demarcación Judicial. “Es una propuesta que se hace cumpliendo un encargo del Gobierno para que se modifiquen distintos puntos en los que se intenta prescindir del partido judicial como unidad territorial básica de la ordenación judicial española. Introducir, además, la organización colegiada en todos los niveles de la pirámide judicial, pensar en la instrucción penal para que sea llevada a cabo por el Ministerio Fiscal siendo el juez, sobre todo y ante todo, un juez de garantías, que los tribunales, funcionando colegiadamente, experimenten un proceso de especialización”, enumeró Ledesma, quien además añadió que algunas de las recomendaciones recogidas en dicho estudio “ya han sido utilizadas por el Gobierno, que ha promovido determinados proyectos de ley como, por ejemplo, la mediación, ese intento de desjudicializar determinados conflictos y llevarlos por otros cauces”, sintetizó.
 


El matrimonio, una encrucijada entre España y Marruecos

La última ponencia que ayer cerró las II Jornadas Jurídicas de Ceuta estuvo a cargo del decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y catedrático de Derecho Internacional Privado, Andrés Rodríguez Benot, recordado por el auditorio por su interesante intervención, en la pasada edición, sobre la ‘Kafala’, entre dos aguas en el derecho internacional para el acogimiento de un menor marroquí. En esta ocasión, al ponente le tocó versar sobre la celebración en las relaciones hispano-marroquíes, otro extravagante debate que medía los conflictos suscitados a la hora de incluir el matrimonio contraído por un marroquí y una española en el Registro Civil ya que “no existe convenio bilateral que regule el matrimonio entre España y Marruecos”, precisó. Factores como la celebración de la unión en territorio español o extranjero, ante autoridad española o marroquí, así como la cohesión con el orden público establecido en el código de normas de un país u otro, resultaron factores determinantes para regular esta relación. Aunque todo ello quedó resumido por el experto en una simpática frase: “El que no se casa en España es porque no quiere ya que nuestro país es el paraíso de los matrimonios”. Otro de los parámetros de este estudio del catedrático midió el impedimento de disparidad de religión, “hecho que sólo afecta ante la autoridad marroquí”.
 

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