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OPINIÓN - LUNES, 4 DE ABRIL DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Mezquindad política


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

El ejercicio activo de la política es, en la forma y en el fondo, un servicio intrínseco a la ciudadanía y un ejercicio de gestión antes que nada generoso. Y eso me trae a la memoria las palabras del sr. Mohamed Alí en su última convocatoria a los medios con el fin, no de brindar una noticia, sino de explicar su oferta electoral y que esta salga publicada sin gastar en publicidad electoral, repito la frase del sr. Alí sobre que, a la política se va a “servir” que no a “servirse”. Perfecto y altruista, adecuado y veraz, impecable e irrebatible, lástima que no se limiten los de su Coalición a “servirse” del trabajo de los periodistas más que cuando tengan una “auténtica noticia” que comunicar y no para que publiquemos el contenido de su programa, pero eso es otra cosa.

Lo que no considero generosas son las críticas de Caballas, PSOE Y UPyD contra la entrada en funcionamiento de las obras realizadas y finiquitadas durante el Gobierno del Partido Popular. Es cierto que ya hemos entrado en un periodo en el que no se pueden llevar a cabo inauguraciones y por ello es conveniente examinar el contenido protocolario según normas establecidas de actos inaugurativos: se requiere la presencia de una autoridad o celebridad que apadrine o amadrine el acto; suele acontecer el corte de la cinta con la bandera española; acuden representantes de los distintos estamentos; también azafatas o señoritas vestidas de caricaturas étnicas para entregar el ramo de flores; si las caricaturas no entregan el ramo la ofrenda floral la hacen un niño o una niña para dar la nota entrañable; se convoca a los medios; los medios inmortalizan el beso afectuoso de la autoridad al niño o a la niña; se hace un discurso o se peroran unas emotivas y sentidas palabras especiales para la ocasión; suele haber algo de música, siempre según los posibles; es ocasión de gozo y regocijo; las autoridades, invitados y prensa se alargan luego al piscolabis que ingieren y dirigieren las autoridades y los selectos invitados porque a los periodistas no les ofrecen ni un botellín de agua. Y ya está. Eso es todo según los dictámenes del protocolo y el ritual lleno de formalismos que ha de seguirse al dedillo para que sea una inauguración en condiciones y no un cutrerío.

Pues bien, ese tipo de actos están prohibidos en este periodo. Pero lo que resulta de una mezquindad abominable es criticar que, sin actos ni parafernalia de por medio, los usuarios comiencen a disfrutar de las obras ya acabadas o a utilizar lo culminado. Si una obra ha finalizado ¿Por qué impedir su disfrute?. ¿Por qué hurtarle a los ciudadanos su legítimo derecho a usarla?. Eso es sencillamente muy vil y bastante ruin y poco dice de la altura moral del político que, por puros intereses electoralistas y con fines de represalias porque le da envidia que el contrario haya realizado una obra que va a complacer a la ciudadanía, prive a los ciudadanos de la utilización de un bien común que les va a beneficiar. Torpeza inenarrable, pérdida de oportunidad de oro y del cuponazo, porque si una obra se comienza a usar sin previa inauguración sino a la pata la llana la foto de la autoridad cortando la cinta y besando al niño no sale en prensa por lo que no existe publicidad. Al revés, esos partidos en la oposición deberían, por astucia, insistir para que todo el mundo lo use “todo” al momento y así sobran las ceremonias ya que el pueblo soberano aparcará alegremente en los parkings, paseará por las plazas sentándose en los bancos y todos elogiando el que la gente disfrute y viva momentos de contento usando y abusando del patrimonio común y encima ir ellos, los de Caballas, PSOE y UPyD, a pasear y aparcar, para demostrar al pueblo ceutí que están encantados de que se hagan cosas buenas y que no sienten envidia por no haberlas hecho ellos sino que, por el contrario, se sienten felices al ver que el personal está disfrutando y entonces ellos disfrutan también. Eso es generosidad y altruismo, eso es demostrar nobleza de espíritu y lo que es bueno a todos complace.

Lo que resulta una táctica errada es fundamentar una campaña en quejas y críticas al contrario, porque resulta deprimente y los quejicosos y los criticones caen muy antipáticos. Y más aún quienes se muestran mezquinos y tratan de aguarle la fiesta a los ciudadanos y obstaculizar el que disfruten de lo suyo.

Si las quejas y las críticas reiteradas y repetidas provocan rechazo en la ciudadanía, los comportamientos políticamente mezquinos cosechan indignación popular y rechazo generalizado. Se equivocan y a su estrategia de marketing electoral le damos un cero. 0.
 

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