El ejercicio activo de la política
es, en la forma y en el fondo, un servicio intrínseco a la
ciudadanía y un ejercicio de gestión antes que nada
generoso. Y eso me trae a la memoria las palabras del sr.
Mohamed Alí en su última convocatoria a los medios con el
fin, no de brindar una noticia, sino de explicar su oferta
electoral y que esta salga publicada sin gastar en
publicidad electoral, repito la frase del sr. Alí sobre que,
a la política se va a “servir” que no a “servirse”. Perfecto
y altruista, adecuado y veraz, impecable e irrebatible,
lástima que no se limiten los de su Coalición a “servirse”
del trabajo de los periodistas más que cuando tengan una
“auténtica noticia” que comunicar y no para que publiquemos
el contenido de su programa, pero eso es otra cosa.
Lo que no considero generosas son las críticas de Caballas,
PSOE Y UPyD contra la entrada en funcionamiento de las obras
realizadas y finiquitadas durante el Gobierno del Partido
Popular. Es cierto que ya hemos entrado en un periodo en el
que no se pueden llevar a cabo inauguraciones y por ello es
conveniente examinar el contenido protocolario según normas
establecidas de actos inaugurativos: se requiere la
presencia de una autoridad o celebridad que apadrine o
amadrine el acto; suele acontecer el corte de la cinta con
la bandera española; acuden representantes de los distintos
estamentos; también azafatas o señoritas vestidas de
caricaturas étnicas para entregar el ramo de flores; si las
caricaturas no entregan el ramo la ofrenda floral la hacen
un niño o una niña para dar la nota entrañable; se convoca a
los medios; los medios inmortalizan el beso afectuoso de la
autoridad al niño o a la niña; se hace un discurso o se
peroran unas emotivas y sentidas palabras especiales para la
ocasión; suele haber algo de música, siempre según los
posibles; es ocasión de gozo y regocijo; las autoridades,
invitados y prensa se alargan luego al piscolabis que
ingieren y dirigieren las autoridades y los selectos
invitados porque a los periodistas no les ofrecen ni un
botellín de agua. Y ya está. Eso es todo según los
dictámenes del protocolo y el ritual lleno de formalismos
que ha de seguirse al dedillo para que sea una inauguración
en condiciones y no un cutrerío.
Pues bien, ese tipo de actos están prohibidos en este
periodo. Pero lo que resulta de una mezquindad abominable es
criticar que, sin actos ni parafernalia de por medio, los
usuarios comiencen a disfrutar de las obras ya acabadas o a
utilizar lo culminado. Si una obra ha finalizado ¿Por qué
impedir su disfrute?. ¿Por qué hurtarle a los ciudadanos su
legítimo derecho a usarla?. Eso es sencillamente muy vil y
bastante ruin y poco dice de la altura moral del político
que, por puros intereses electoralistas y con fines de
represalias porque le da envidia que el contrario haya
realizado una obra que va a complacer a la ciudadanía, prive
a los ciudadanos de la utilización de un bien común que les
va a beneficiar. Torpeza inenarrable, pérdida de oportunidad
de oro y del cuponazo, porque si una obra se comienza a usar
sin previa inauguración sino a la pata la llana la foto de
la autoridad cortando la cinta y besando al niño no sale en
prensa por lo que no existe publicidad. Al revés, esos
partidos en la oposición deberían, por astucia, insistir
para que todo el mundo lo use “todo” al momento y así sobran
las ceremonias ya que el pueblo soberano aparcará
alegremente en los parkings, paseará por las plazas
sentándose en los bancos y todos elogiando el que la gente
disfrute y viva momentos de contento usando y abusando del
patrimonio común y encima ir ellos, los de Caballas, PSOE y
UPyD, a pasear y aparcar, para demostrar al pueblo ceutí que
están encantados de que se hagan cosas buenas y que no
sienten envidia por no haberlas hecho ellos sino que, por el
contrario, se sienten felices al ver que el personal está
disfrutando y entonces ellos disfrutan también. Eso es
generosidad y altruismo, eso es demostrar nobleza de
espíritu y lo que es bueno a todos complace.
Lo que resulta una táctica errada es fundamentar una campaña
en quejas y críticas al contrario, porque resulta deprimente
y los quejicosos y los criticones caen muy antipáticos. Y
más aún quienes se muestran mezquinos y tratan de aguarle la
fiesta a los ciudadanos y obstaculizar el que disfruten de
lo suyo.
Si las quejas y las críticas reiteradas y repetidas provocan
rechazo en la ciudadanía, los comportamientos políticamente
mezquinos cosechan indignación popular y rechazo
generalizado. Se equivocan y a su estrategia de marketing
electoral le damos un cero. 0.
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