En el día de hoy, por primera y
última vez, responderé a las injurias vertidas contra mi
persona por la Central Sindical Independiente y de
Funcionarios (CSIF), a través de una Carta al Director
enviada a este medio de comunicación del que soy colaborador
desde hace algunos años. Un documento, que responde a las
opiniones ofrecidas por una compañera de este mismo medio,
que no me corresponden valorar a mí. Por supuesto, tampoco
evaluaré las presuntas decisiones adoptadas en los últimos
meses, según indica la carta mencionada tanto, por los
representantes sindicales en este organismo (CSIF y CCOO)
como, por la dirección del organismo mencionado.
En primer lugar, debo señalar que el 13 de octubre de 2010,
un medio de comunicación digital local publicó algunas
manifestaciones efectuadas por un representante del
sindicato CCOO, con representación en el Instituto Ceutí de
Deportes, en las que intencionadamente acusaba a la Gerencia
de este mismo organismo de beneficiarme por haber
desempeñado la asesoría de prensa del Gobierno de la Ciudad,
ascendiéndome por ello de la categoría de Auxiliar
Administrativo a la de Oficial Administrativo. Afirmación
totalmente tergiversada puesto que, el Boletín Oficial de la
Ciudad Autónoma de Ceuta, del viernes 27 de noviembre de
2009 (3.020), incluía el acuerdo adoptado por todos los
miembros de la Junta Rectora del ICD, en relación a aprobar
mi reclasificación de la plaza de Técnico Deportivo a la de
Oficial Administrativo, decisión argumentada en los
diferentes informes médicos presentados. Información que, en
ningún momento, fue desmentida por quienes deberían defender
mis intereses como trabajador.
Debo puntualizar, que a los pocos meses de mi
reincorporación a dicho organismo, tras haber desempeñado
las funciones de Jefe de Prensa del Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Ceuta, me fue detectada una anomalía cardiaca
tras someterme a un reconocimiento médico de empresa
(24/6/2008). Tras numerosas pruebas diagnósticas efectuadas
en diferentes centros hospitalarios (Ceuta y Madrid), me fue
diagnosticada una insuficiencia aórtica severa y una
insuficiencia mitral leve. En consecuencia, el 12 de febrero
del 2009, ingresé en un centro hospitalario en Madrid para
someterme a cirugía de recambio valvular aórtico. A los
pocos meses de esta intervención, sufrí un Ictus Isquémico
Parietal posterior derecho. Por todo ello, me encuentro
anticoagulado (SINTROM) así como, sujeto a unas estrictas
pautas médicas conocidas por la dirección del Instituto
Ceutí de Deportes, que me obligan a ausentarme
justificadamente en las ocasiones requeridas, al objeto de
someterme a los controles médicos correspondientes.
Por todo ello, me sorprende enormemente el inusual
desconocimiento demostrado por unos representantes
sindicales, autores de la redacción del manual de funciones
actualmente vigente para todos los trabajadores, que
deberían defender los intereses de “todos” los empleados de
este organismo público y muy especialmente, los de quien se
encuentra sujeto a unas estrictas exigencias médicas como
consecuencia directa de todo lo relatado anteriormente,
sustentado en informes médicos y no en opiniones. En
definitiva, esta es la realidad de una situación
extrañamente desconocida por un compañero, el cual finalizó
el procedimiento administrativo correspondiente a mi
solicitud de reclasificación profesional, perfecto conocedor
de mi situación actual, el representante sindical de la
Central Sindical Independiente y de Funcionario en el
Instituto Ceutí de Deportes.
A partir de estos momentos, en virtud a las
descalificaciones vertidas por quienes pretenden cercenar
mis derechos constitucionales, desacreditándome
públicamente, me reservo el derecho a acudir a los
tribunales de justicia para depurar las responsabilidades
pertinentes.
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