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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
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Cuando Tierno Galván, “El viejo profesor”, fue nombrado alcalde de Madrid, dejó la impronta de su intelectualidad en aquellos bandos auténticas obras de arte de la Literatura. Además pronunció una frase que se hizo popular: “Como decíamos ayer…”.

Cuentan que en cierta ocasión acudió a visitarle el manda de turno, quedándose asombrado al comprobar la existencia de un crucifijo en la mesa del despacho del alcalde de Madrid, que sabido era su no creencia en esas cosas de la religión. El manda no pudo resistir la tentación y le preguntó, a Tierno, qué hacía aquel crucifijo en la mesa de su despacho.

Ante la pregunta, el viejo profesor, levantó la vista y mirando fijamente al manda de turno le respondió:”a mí no me molesta para nada. Así qué no se por qué razón tengo que quitarlo del lugar que ocupa en la mesa del despacho”.

Naturalmente, la inteligencia y la preparación cultural de Tierno Galván, no es extrapolable a la mayoría de los mandas que tenemos en la actualidad cuya preparación, en la mayoría de los casos, deja mucho que desear sean de un bando u de otro, que eso me da igual a donde pertenezcan por sus ideas,

Por esa falta de preparación, en comparación con Tierno, es por lo que la mayoría de los mandas, destruyen o intentan destruir algunas de las cosas importantes, porque la han llevado a cabo los contrarios. Cuando lo ideal sería, mantener lo mejor de cada una de esas cosas e intentan mejorar la parte que no esté bien.

Pero, aquí en éste país de nuestras culpas, lo más importante es acabar con lo que los contrarios a sus ideas hayan llevado a cabo, y así nos crece el pelo.

Pasa lo mismo que con los nombres de las calles o a quienes ponemos esos nombres, dependiendo de quienes sean los que gobiernen. Cómo si al quitar tal o cual nombre, se hubiese cumplido un objetivo que le da más prestancia a la calle a la que hemos cambiado el nombre. Soberana estupidez, porque la calle, seguirá siendo la misma calle que era, sin haber cambiado en absoluto por el trueque de nombres.

Pasa exactamente igual que con el sistema educativo, donde tantos fracasos escolares se están dando y donde, por supuesto, los chavales salen con menos preparación cultural que las que tenían no hace muchos años.

Me pasa igual que con las calles, me importa tres pepinos quienes hicieran el sistema educativo que tan buenos resultados estaba dando. Y si a algo no se ajustaba al régimen actual, se cambiaba mejorándolo. Desde luego habría menos fracaso escolar.

Viene todo esto de cambiar los nombres de las calles o ponerles nombres según quienes gobiernen, a que por fin se ha hecho justicia en nuestra tierra al proponerse darle el nombre de una de nuestras calles a Alfonso Sotelo Azorin, uno de los mejores alcaldes que ha tenido nuestra tierra.

Perteneciese al régimen que perteneciese, a los hombres hay que juzgarlo por la labor que realizaron durante su mandato y Alfonso, entre otras cosas, fue el precursor de la llegada de la UNED, La Gran Vía y las instalación de las playas artificiales. De todo ello, hoy, los ceutíes, nos sentimos orgullosos.
 

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