Estamos en abril el de las aguas
mil o como decía aquel, las aguas de abril caben en un
barril, pero sin fondo. La Semana Santa está a la vuelta de
la esquina, como si dijéramos a pocas fechas vista, y las
cofradías se preparan para hacer su recorrido de penitencia
por las principales calles de nuestra tierra.
Todo un año de trabajo, para pode sacar procesionalmente a
sus pasos, con la esperanza y la mirada puesta en el cielo
para que éste no deje caer agua de lluvia. Esperamos y
deseamos que el cielo, por ser la fecha que es, nos respete
y el agua como el mal tiempo brille por su ausencia. Es el
deseo que nosotros pedimos, para que todos aquellos cofrades
puedan disfrutar de sus pasos y, de esa forma, ver
compensando el trabajo realizado lo largo de todo un año.
Ojala se cumpla este deseo.
En estas fechas de Semana Santa alguno se las toman como
unas pequeñas vacaciones, para irse a esquiar y disfrutar de
su deporte favorito. Una gran mayoría de estos que se van a
la nieve a esquiar, van a descansar de haber descansado no
hace mucho tiempo.
Otros, en número abundante, nos vienen del extranjero para
presenciar la Semana Santa de las ciudades, donde alcanzan
más explendor como son en Andalucía, Sevilla o Málaga.
La llegada de ese turismo, que nos visita por estas
señaladas fechas, van a paliar en algo, la crisis que padece
el sector de la hostelería que los va a recibir como si de
agua de mayo se tratase.
Si el buen tiempo acompaña, muchos de estos turistas
visitaran nuestras playas, lo que le harán un enorme favor
económico a los chiringuitos o a lo que queden de ellos, ya
que con la nueva normativa, estos o han desaparecido o han
sido reducidos en su extensión.
Cosa que aunque algunos no lo crean, sobre todo quienes
hayan tomado esta decisión, va a perjudicar no sólo a los
chiringuitos, que al ver reducida su capacidad no contratará
al personal que se piensa paliando algo el paro, sino al
propio turismo que tendrá que esperar a que se le sirva,
quizás por personal no especializado.
España no es más que un país de servicio, y lo que no
podemos hacer es ir perdiendo turismo, tomando mediadas que
tanto afectan al mismo.
Pues, lo diga quien lo diga, el turismo viene a nuestras
playas a bañarse e irse al chiringuito de turno a tomar
cerveza, sangrías y comerse algunas sardinas al “espeto” o
ración de calamares, sin necesidad de tener que ponerse
ninguna camiseta, sólo con su bañador, para cuando termine
irse de nuevo a su sitio, tumbarse a la “bartola” y pegarse
el correspondiente baño.
Si seguimos poniéndole trabas a esas formas de hacer
turismo, Esas costumbres a las que vienen a España y sus
chiringuitos mal camino llevamos porque, al final, el
turismo huirá a otros lugares que, en la actualidad, son más
baratos y ni han quitado chiringuitos, ni por supuesto, los
han achicado.
El turismo es una fuente inagotable de riqueza que con su
llegada, a nuestro país, puede paliar parte de la crisis y
crear puestos de trabajo aunque sea por temporadas. Acabar
con el turismo, poniéndole pegas y más pegas, es acabar con
una fuente inagotable de riqueza. Y España, precisamente, no
esta como para tirar riquezas. ¿O no?
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